Top Posts
Cuerpos cultivados en laboratorio: el debate ético de...
Educación compartida
Bolivia. ¿Quién traicionó a quién? Las claves de...
Wifi en la Amazonía: el dilema de la...
Pequeños modelos de lenguaje: 10 Tecnologías Emergentes 2025
Suspenden fallo de jueza y orden de aprehensión...
EE UU aprueba el uso de cerdos CRISPR...
El gobierno de Milei busca desalojar la redacción...
Gerardo Fernández Noroña, la Lic. Ortiz del Conapred...
[Vídeo] Juventud reaccionaria: ¿Ser facho está de moda?...
  • Colectivo Insurgencia Magisterial
Portal Insurgencia Magisterial
Banner
  • Inicio
  • Nosotros/Legal
  • Directorio
  • Alianzas
  • Columnistas
  • Voces que seguimos
  • Calendario de eventos
  • Educooperando
Espacio principalEspacio secundario

Trabajar cansa

por RedaccionA abril 28, 2024
abril 28, 2024
607

Por: YÉRED MARTÍNEZ. 28/04/2024

Fue gracias a Cesare Pavese que empecé este compendio de cuatro artículos alrededor del cansancio, especialmente por la relectura de su poemario Lavorare stanca, que leo en la Colección Visor de Poesía. Huelga decir que estaba fatigado hasta extremos que no había conocido; es decir, cansado a partir de los matices que perfilé sobre I. Reilly y Bartleby como personajes, y extenuado sobre lo dicho con Pessoa y (ahora) Pavese en tanto poetas. 

El cansancio, la fatiga, la extenuación o el estancamiento son la nueva normalidad a la que nos enfrentamos día a día. Cualquier lector reconocerá este tándem de palabras (nueva normalidad) como un eco de la era Covid-19. Por supuesto, yo también oí aquella categoría y la deseché (es decir, la acepté) sin mayor problematización. Pero existe una palabra (nunca usada por los medios) para describir aquellos fenómenos, procesos o conductas re-inscritas en los hábitos sociales: abnormalidad. Un ejemplo de esta nueva normalidad es el cuidado en el manejo de la información digital, es decir, una nueva higiene en contra de virus o spam como un elemento tan cotidiano como lavarse las manos. 

Ahora bien, ¿qué pasa si leemos los famosos poemas-narración de Pavese como una muestra, tanto sintomática como paradigmática, de este proceso? ¿Qué anormalidad ha quedado re-inscrita como perteneciente desde siempre a la región piamontesa? ¿Qué analogías embaucan a sus usuarios desde marcos narrativos alienantes? Véase, hoy por ejemplo, la retórica de lo digital con palabras como “virus”, “nube” o “red” que vuelven opaca la realidad material que las sustenta. 

Para finales de la primera mitad del siglo XX, la poesía de Pavese es un ejemplo de un cambio (si bien, no novedoso en sí mismo) apuntalado en el momento correcto. Podría decirse que los poemas de Lavorare stanca abren nuestros ojos a las grandes y verdaderas cuestiones, pero nunca a través de momentos particularmente especiales de nuestras existencias individuales, sino (y este es el detalle) desde la banalidad cotidiana de nuestras pequeñas catástrofes, tan cómicas como patológicas. ¿No es Pavese un perfecto ejemplo, pionero en todo caso en la poesía italiana de aquella época, de un cerebro que envejece cada vez más rápido? 

La Edad de Oro que evoca Pavese está siempre soterrada o perdida, como una herida escondida gracias a un constante fluir de la sangre. Yo leo el final del famoso poema “Los mares del sur” como la muestra de una consciencia que sabe por qué el paraíso está perdido, estando incluso frente a uno, inasible entre sus propias manos. 

Pero cuando le digo 

que está entre los afortunados que vieron la aurora

sobre las islas más bellas de la tierra, 

sonríe ante el recuerdo y responde que el sol 

se alzaba cuando ya el día era viejo para ellos.

De entre las muchas maravillas que componen Lavorare stanca, fíjese el lector cómo el centro gravitatorio del cansancio permea todo: un cansancio del imposible encuentro. Ni siquiera los fumadores son una reconquista feliz de la ignorancia o de la improductividad (como argumentan algunos); en “Fumadores de papel” la angustia se dibuja a través de las exhalaciones de una vida que quisiera: ‘decirle que no/ a una vida que utiliza el amor y la piedad,/ la familia, el trocito de tierra, para atarnos las manos’. En “Dos cigarrillos” el elemento recursivo suele pasarse por alto: hay una historia dentro de una historia dentro de un poema. En la noche, los trabajadores se detienen un instante para fumar, dos de ellos (un hombre y una mujer) harán del encuentro el único subterfugio posible a su realidad. Pero mientras el hablante lírico refiere la historia de la mujer, otra historia se relata: la de un chal que procedía de Río. Evidentemente, el chal pertenecía a esta mujer que se queja de haberlo perdido (puesto que le servía de estufa) en el trajín del día y durante esta pausa entre cigarrillos. Dice el poema: 

Aquel chal procedía de Río, pero la mujer dice 

que le alegra su pérdida, puesto que me ha encontrado. 

Si el chal procedía de Río, hizo un viaje nocturno 

sobre un océano bañado por la luz del gran trasatlántico.

A buen seguro, en noches ventosas. Era regalo de un marinero. 

[…] Miramos hacia el cielo: 

la ventana de allá arriba —me indica la mujer— es la nuestra. 

Pero allí arriba no hay estufa. De noche, los navíos perdidos 

tienen luces escasas o nada más que estrellas. 

Cruzamos la calzada cogidos del brazo, jugando a calentarnos. 

¿Qué indica la historia del chal? El relato de una precariedad que de manera inteligente nos invita a romantizar para quedar seducidos por esta tentación moderna: sí, la pérdida del chal permite el encuentro accidental, azaroso, no sujeto al juego de los cálculos, pero también impide otra cosa. En italiano el remate dice: ‘Traversiamo l’asfalto a braccetto, giocando a scaldarci’, como en español el ‘jugar’ y el ‘calentar’ poseen connotaciones que uno puede deslizar en una u otra dirección.   

Solo una cosa es segura, el chal es la estufa que no se tiene. La lumbre que uno pide para encender el cigarrillo, para distraerse y calentarse, se vuelve una metáfora poderosa. Tan solo hay sustitutos de una llama que nunca se abraza y que nunca abrasa. ¿Es esa la abnormalidad que atraviesa muchos de los poemas en este libro? Es posible. Pero solo una cosa es segura: Lavorare stanca.

LEER EL ARTÍCULO ORIGINAL PULSANDO AQUÍ

Fotografía: Revista literaria monolito

Compartir 0 FacebookTwitterWhatsapp
RedaccionA

noticia anterior
Ollas populares: Mujeres organizadas levantan trinchera contra el hambre en Argentina
noticia siguiente
CABA: El “voucher Macri” para el salvataje de las patronales privadas de la educación

También le podría interesar

El poema de Miguel

abril 18, 2025

Resistir entre poesía y danza

marzo 25, 2025

Espectador

febrero 14, 2025

Visitantes en este momento:

1.091 Usuarios En linea
Usuarios: 212 Invitados,879 Bots

Blog: Perspectivas comunistas

La mejor opción para Xalapa…

Nuestras redes sociales

Blog de la Columna CORTOCIRCUITOS

Nuestros grupos de difusión

Artículos publicados por mes

Síguenos en Facebook

Síguenos en Facebook

Artículos por AUTORES

Artículos publicados por FECHA

mayo 2025
L M X J V S D
 1234
567891011
12131415161718
19202122232425
262728293031  
« Abr    

Artículos más leídos esta semana

  • 1

    Entrega CNTE pliego petitorio a SEP, SG e Issste con miras a huelga nacional del 15 de mayo

    mayo 5, 2025
  • ¿Cuáles son los elementos de una historieta?

    febrero 15, 2017
  • 3

    Televisa Leaks | La fábrica de mentiras, manipulación y guerra sucia

    mayo 7, 2025
  • 4

    Educación compartida

    mayo 8, 2025
  • 5

    Suspenden fallo de jueza y orden de aprehensión contra Evo Morales sigue vigente

    mayo 7, 2025
  • 6

    Daniel Innerarity: «Una teoría crítica de la inteligencia artificial»

    mayo 6, 2025
  • 7

    Cuerpos cultivados en laboratorio: el debate ético de esta posible revolución médica

    mayo 8, 2025
  • 8

    Algunas ideas para un anarquismo proactivo

    mayo 4, 2025
  • 9

    El gobierno de Milei busca desalojar la redacción de El Grito del Sur

    mayo 7, 2025
  • 10

    El fraude de las Universidades para el Bienestar Benito Juárez García. Segunda parte

    diciembre 29, 2024
  • 11

    ALFONSO CEPEDA ESPURIO DIRIGENTE DEL SNTE

    mayo 4, 2025
  • 12

    Bolivia. ¿Quién traicionó a quién? Las claves de la ruptura Evo-Andrónico

    mayo 7, 2025
  • 13

    Pequeños modelos de lenguaje: 10 Tecnologías Emergentes 2025

    mayo 7, 2025
  • 14

    OBISPO DE SONSONATE SUPO DURANTE UNA DÉCADA QUE UN SACERDOTE ABUSÓ ADOLESCENTE Y NO HIZO NADA

    mayo 6, 2025

Rolando Revagliatti. Argentina

Raúl Allain. Perú

Juan Antonio Guerrero O. México

Vanesa Monserrat. Argentina

Carolina Vásquez Araya

Ilka Oliva-Corado

Javier Tolcachier

Columna: CORTOCIRCUITOS

Manuel I. Cabezas González

Luis Armando González

Iliana Lo Priore

Jorge Salazar

Adolfo del Ángel Rodríguez

Oswualdo Antonio G.

José Eduardo Celis

Daniel Suárez

Güris J. Fry

Jorge Díaz Piña

Ángel Santiago Villalobos

Andrés Brenner

Alejandra Cortina

José Carlos Buenaventura

Luis Palacios

@2020 - Insurgencia Magisterial

Portal Insurgencia Magisterial
  • Inicio
  • Nosotros/Legal
  • Directorio
  • Alianzas
  • Columnistas
  • Voces que seguimos
  • Calendario de eventos
  • Educooperando
Portal Insurgencia Magisterial
  • Inicio
  • Nosotros/Legal
  • Directorio
  • Alianzas
  • Columnistas
  • Voces que seguimos
  • Calendario de eventos
  • Educooperando
@2020 - Insurgencia Magisterial

Leer también:x

César Cantoni: “La poesía es una experiencia...

febrero 21, 2024

Isabel, Isabel, qué desdicha haber nacido en...

mayo 22, 2020

Juan Carlos Moisés: “Poema y poesía no...

octubre 3, 2023