Por: Alberto Colin Huizar. 01/08/2018
Lxs maestros de educación pública en México organizados en torno a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) comprometidos con la transformación educativa, realizan cada verano diversos procesos de autoformación política y pedagógica inspirados en la educación popular. En estados como Michoacán, donde el sindicato democrático tiene fuerza organizativa, se conmemora desde hace quince años un significativo evento denominado Taller del Educador Popular, al que acuden miles de docentes con el fin de promover un espacio de aprendizaje colectivo y resistencia pedagógica frente a las políticas educativas neoliberales.
En el contexto actual, a partir de la aprobación de la reforma educativa del 2013, el magisterio agrupado en la coordinadora utiliza estos espacios de intercambio para fortalecer sus propios programas de educación alternativa, como una respuesta concreta frente a los mecanismos de homogeneización educativa que implementa dicha reforma, la cual condensa los elementos centrales de la ola privatizadora que desde hace años anhelan los poderes fácticos de este país para hacerse del control de la escuela pública.
En su quinceava edición, celebrada del 16 al 20 de julio pasado, en pleno periodo vacacional, el XV Curso-Taller del Educador Popular, se llevó a cabo en las instalaciones de la sección sindical de la capital del estado con una asistencia que superó los tres mil asistentes. Docentes de todas las regiones de la entidad se dieron cita con dos objetivos muy concretos: por un lado, participar activamente en las mesas de trabajo para nutrir y consolidar el Programa Democrático de Educación y Cultura para el Estado de Michoacán (PDECEM) que nace desde el quehacer de lxs profesores de base y se implementa en cada ciclo escolar como la apuesta por una educación alternativa en todas las escuelas de la entidad. Por otro lado, escuchar la intervención de ponentes nacionales e internacionales (con participación de Argentina, Venezuela y Colombia) que abonaron reflexiones en distintos paneles políticos y pedagógicos que permitieron dilucidar algunos ejes de discusión para las más de cuarenta mesas de trabajo que se desarrollaron a manera de asamblea durante el transcurso del evento. Además, el Educador Popular ofreció una amplia gama de talleres didácticos que compartieron los Centros para el Desarrollo de la Creatividad, la Cultura, el Arte y el Deporte (CDCAAD), así como las más de sesenta actividades (talleres, conversatorios y cursos) que elaboró cada colectivo docente como una suerte de herramientas educativas para replicarlas en cada centro escolar.
El programa de la semana de trabajo en el Educador Popular, estuvo repleto de actividades que abarcaron la mayor parte del día, incluso hasta entrada la tarde. La jornada comenzó diariamente con la activación física como una medida para “mover el cuerpo” y despertar el primer territorio desde donde construimos y nos relacionamos. Ese es el preámbulo para la discusión que abonó cada panel sobre ciertos ejes de análisis. El primer día inició con una mirada al contexto educativo y político, para tener una visión macro de dónde se sitúa la lucha educativa actual. En los días siguientes se discutieron ejes sobre política educativa, pedagogías y sobre la vinculación con los sectores populares para superar la lucha gremial. Era notable la riqueza de propuestas con las que gozaba cada panel, pues las y los invitados aportaron una rica variedad de temáticas que explorar, las cuales sirvieron como insumos de discusión para las mesas de trabajo que se celebraron durante tres días, donde los docentes discutieron sus perspectivas internas, realizaron autocriticas y nutrieron su programa alternativo en permanente construcción a partir de sus propias experiencias.
Desde mi perspectiva, uno de los principales aportes de esta edición del Educador Popular fue invitar a desmontar el mito de que la reforma educativa ya está muerta [1], un discurso que ha construido la crítica oficial a la que Roberto González, Lucía Rivera y Marcelino Guerra, profesores de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), llamaron el canon crítico. En su intervención en un panel sobre política educativa, plantearon algunas ideas de su “análisis político de la reforma educativa”, donde sintetizaron una propuesta analítica que nació de estudiar el discurso del canon crítico sobre lo que se piensa que es la reforma educativa, lo que permitió entender al menos dos elementos (aunque hay otros más): 1) Que la reforma constitucional no sólo es “administrativa y laboral”, ya que optar por esta vía analítica sería perder de vista muchos otros aspectos privatizadores de la reforma. Por lo tanto, no puede verse como una política pública “aislada”, “parcial”, “mal hecha” e “incoherente”, sino todo lo contrario. 2) Que la reforma debe ser analizada en su complejidad política e institucional, vista como un proceso que se va modificando y adaptando a las condiciones a partir de sus múltiples aristas y objetivos, no sólo en la evaluación “punitiva”.
Esta reforma, pensada, sistematizada y ejecutada con profunda precisión por las principales fuerzas políticas de este país a partir del Pacto por México, en concordancia con la agenda del sector monopólico-empresarial, tiene un componente profundamente educativo, ya que en su núcleo se encuentra la reconfiguración del Sistema Educativo Nacional. En este escenario, “la evaluación obligatoria, permanente e infinita de los docentes, es un cálculo racional de los neoliberales para producir incertidumbre laboral, para destrabar los lazos corporativos y sindicales de los maestros y generar un maestro responsable de sí mismo, desligado totalmente de sus conexiones históricas e identitarias […] Esta es una reforma educativa, pues pretende trasformar el sistema educativo en sus fundamentos institucionales y subjetivos para formar individuos neoliberales. Todos, absolutamente todos los programas de la reforma apuntan a eso, desde la evaluación obligatoria y eterna, hasta los CIEN, la escuela al centro, el Nuevo Modelo Educativo, la autonomía curricular, la normalidad mínima y la reforma a las Normales” [2].
Considero que una amplia gama del magisterio democrático seducido por el canon crítico que repetía en los medios que la “reforma no tenía nada de educativo” y que sólo afectaba los derechos de lxs trabajadores pero no tocaba a la escuela pública, sufrieron un shock con la perspectiva de lxs investigadores de la UPN. Esta otra visión, implica hacer un esfuerzo por desmenuzar con mayor precaución cada uno de los elementos que componen la reforma, es decir las múltiples cabezas de la “hidra” (recordando la metáfora de lxs zapatistas para dibujar el funcionamiento del capitalismo) que planean transformar la educación como la conocemos hoy para generar sujetos neoliberales al servicio del capital.
Ese tipo de reflexiones vertidas en las mesas de trabajo del Educador Popular permitieron en mayor o menor medida que lxs profesores militantes de la CNTE comprendieran que la reforma educativa sigue avanzando y sería un error político bajar la guardia. ¿Un ejemplo de que la reforma sigue viva? A mediados de agosto la Secretaría de Educación en el Estado está citando al magisterio a cursos de capacitación y actualización sobre el Nuevo Modelo Educativo, con el objetivo de que el ciclo escolar 2018-2019 sea el momento idóneo para introducir a las aulas la intención privatizadora de la reforma. Por esta y otras razones, es posible percibir que hasta el momento no hay ninguna señal concreta de que la reforma se vaya a “cancelar” [3], porque su sello transexenal sigue intacto. El viraje en el gobierno federal con la victoria electoral del partido de centro-izquierda Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), abrió una pequeña grieta para tomar en serio el debate sobre la educación que quieren los pueblos y hacer realidad un verdadero cambio educativo desde las bases y no desde el aparato reformador. Por lo tanto, la lucha tendrá que continuar en las calles para exigir la abrogación de la reforma educativa y en las aulas para consolidar las propuestas de educación alternativa que alimentan los dignos trabajadores de la educación.
Referencias:
[1] Aboites, Hugo (2018), “Sepelio y alternativa a la reforma”, en La Jornada. Disponible en: http://www.jornada.unam.mx/2018/01/20/opinion/016a2pol
[2] González, Roberto, Rivera, Lucia & Guerra, Marcelino (2017), “La última y a otra cosa”, publicado en Insurgencia Magisterial. Disponible en: https://insurgenciamagisterial.com/la-ultima-y-a-otra-cosa/
[3] ¡Ojo! Esteban Moctezuma, anunciado como el próximo secretario de educación, nunca dijo que iban a abrogar la reforma educativa. Que no nos engañen.