Por: Paula Rojo. Revista Hamartia. 01/08/2018
Hace semanas el debate del aborto se da, como fase II, entre las paredes del senado. Las cuestiones más importantes que se discuten – al oír a lxs expositorxs y senadorxs- son: ¿El sistema de salud puede o no afrontar esta problemática?, ¿Es o no constitucional la ley? y sobre la objeción de conciencia de lxs medicxs y/o instituciones.
Sin embargo, algunos disparadores hicieron ruido en mi cabeza y entonces, me propuse pararme desde el primer eje: ¿Está el sistema de salud preparado para afrontar esta problemática? Antes de respondernos me gustaría que pensemos juntxs, ¿Qué es la salud pública? Cada unx tendrá su propia definición pero , porqué no volver a repensarla.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) define como “Salud pública” lo siguiente: “La salud es un estado de perfecto (completo) bienestar físico, mental y social, y no sólo la ausencia de enfermedad”
Nuestro sistema de salud pública debería responder a las problemáticas que se suscitan en nuestro país . Pero, ¿qué pasa cuando la práctica es clandestina? ¿Cuando se esconde en las esquinas de un cuarto de “mala muerte”? ¿Cuándo es solo para un sector de la población? ¿Qué pasa cuando nos atraviesan creencias, mandatos, obligaciones? ¿Qué pasa cuando esa salud pública que debería darnos un lugar es cuestionada por algunxs?
En primera instancia, hay que saber que nuestro sistema de salud pública ya actúa frente a esta problemática. Ya atiende a las mujeres que egresan de los hospitales por abortos clandestinos. Ya gasta dinero en nosotras, ya pagamos todxs por eso. El tema es que, con exactitud no se sabe cuánto se gasta, hay estimativos. Aún si el aborto no se legalizara, el estado seguiría gastando dinero no calculado. Por otro lado, si se legalizará el aborto, tanto hospitales como clínicas no deberían pagar por una práctica mal hecha donde se utilizan más insumos, internaciones, etc. En primer término descendería la mortalidad materna por abortos clandestinos y en segundo lugar brindaría la posibilidad de realizar un aborto, seguro, legal y gratuito (que es ambulatorio) y evitaría todos los demás expendios.
De este modo, el estado ofrecería un lugar de bienestar físico, mental y social para todas por igual, sin distinción de clase, lugar geográfico, etc. Tal como lo dice la OMS, en definitiva la salud pública nos ubica a toda persona gestante en la misma línea.
Quizá el preámbulo, era necesario para poder tener la posibilidad de dialogar con el Dr. Mario Sebastiani (M.T.49.800), Medico obstetra y escritor. Quien nos responde muchas de las cuestiones que se plantean en el debate sobre aborto en el senado.
“No existe salud pública, ni existe salud reproductiva si yo no tengo un aborto seguro. Mandar a la inseguridad y a la clandestinidad a la mujer hace que se caiga todo el concepto de salud reproductiva.”
¿Por qué tenemos hijxs?
Primero, desterraría el sentido del amor, segundo diría que la mitad son no planificados, Y tercero, si yo tuviera que dar un mensaje no es “que lindo es tener hijos” sino que, tiene que ser un acto de responsabilidad tenerlos. Esto no significa que los hijos solo tengan que ser para los ricos. Todo lo contrario, porque los hijos de los ricos también son hijos que están solos detrás de las pantallas del celular, de la laptop, de la tv, de lo que fuera porque los padres hacen el dinero. Por eso son ricos, en todo caso ellos necesitan de los pobres para que se los críen para que se los cuiden, para que los mimen, los laven, los lleven para un lado y para el otro. Así que, el mensaje del amor almibarado sobre el tema de tener hijos me parece que es absolutamente erróneo.
¿Con qué escenario se encuentra, hoy, una mujer al realizarse un aborto clandestino seguro y cual para el aborto inseguro?
Depende de la institución. Hay instituciones amigables y no amigables, lo que prácticamente han desaparecido, no por bondad de lxs medicxs, sino por miedo a su vez a ser denunciadxs y por haber faltado al secreto profesional – Luego del plenario Natividad Frías – es raro que haya una denuncia. Puede haber una expulsión de la situación o alguna suerte de condena pero, un poco yo diría, que el escenario ha cambiado. Después, hay instituciones amigables donde la mujer no tiene ningún problema, la mujer se hizo el aborto, se la controla que no queden restos y se la asesora sobre anticonceptivos para el futuro. Es una situación totalmente distinta. Creo, que hay de las dos. Y, en términos generales las mujeres de clase media saben cuál es la institución amigable y cual no la es. Las mujeres pobres en cambio no tienen idea que es lo que les espera. Motivo por el cual, se han hecho un aborto inseguro. A veces tardan mucho en consultar y corren el peligro de infectarse y tener problemas como vemos en estas 47.000 internaciones que tuvimos en el año 2016 y no están los datos, todavía, en el 2017.
¿Cuáles son las falencias del estado en la salud reproductiva, hoy?
Las falencias del estado son varias. Yo diría de toda la sociedad, pero si quieren del Estado. Porque la mesa de la salud reproductiva es una mesa que tiene que tener educación formal, lamentablemente no andamos bien en educación formal. Puesto que, sabemos que en los colegios públicos la deserción escolar en algunos casos llega inclusive al 50%, la deserción en los secundarios es un momento muy sutil de la vida de los jóvenes puesto que, es que es el momento donde inician relaciones sexuales. Luego, lo que hace falta es educación sexual integral, tenemos una ley de aplicación obligatoria y como todos sabemos es inexistente. Los mismos docentes están esperando alguna suerte de preparación para poder dar los contenidos de lo que es la educación sexual integral. Y, debiera ser del jardín de infantes para adelante. Lamentablemente no la hay. Entonces, como segundo aspecto andamos mal.
El tercer aspecto, anticoncepción. Creo que andamos bien en esto. Tanto la gestión anterior como ésta invierten una cantidad de dinero importante en anticoncepción. Lo que está fallando es el “delivery” de los anticonceptivos. A veces en los hospitales públicos se hace muy complejo, en las obras sociales no tiene cobertura del 100%, en los seguros prepagos algunos si, y en otros no. Hemos mejorado muchísimo. Falta todavía tener la llegada, en un país tan difícil como el nuestro, a todos los sectores con respecto a anticoncepción gratuita, asesoramiento, etc. Como lo impone la ley de salud sexual y procreación responsable. Andamos mejor pero sigue con muletas, yo diría en sillas de ruedas.
Y como más importante es que, no existe salud pública, ni existe salud reproductiva si yo no tengo un aborto seguro. Mandar a la inseguridad y a la clandestinidad a la mujer hace que se caiga todo el concepto de salud reproductiva.
¿Alguna vez tuvo que acompañar el embarazo de una niña de 12 años? ¿cómo es ese acompañamiento?
No. Nunca tuve que acompañar el embarazo de una niña de 12 años. Me desempeño en un ambiente de medicina basada sobre todo en la seguridad social. Estos casos los ven mis colegas en los hospitales públicos. Lo cierto es que, no es sencillo el acompañamiento por dos motivos. Primero, el médico debe sentir inseguridad entre lo que tiene que hacer y lo que no, ante la inestabilidad de las leyes. Por que las leyes no son claras. Este es uno de los motivos por los cuales sin ninguna duda habría que tener una ley despenalizada de aborto legal y seguro. El otro tema, en qué momento consulta la niña, generalmente consulta muy tardíamente porque ha escondido el embarazo o no se ha dado cuenta. Y el tercer componente, hay que ver qué es lo que piensa la familia y como está la familia. Uno piensa que detrás hay una familia unida pero también puede haber una familia desunida que hace también que el trabajo sea completamente distinto. No son situaciones sencillas, pero sin ninguna duda tener una ley emprolijaría toda esta situación complicada que es el acompañamiento de una niña embarazada. Lo que hay que saber es que existen 3000 partos por año de estas niñas madres de menos de 15 años. Y la verdad es que nos estamos haciendo los distraídos.
Hoy, en el senado se debate sobre lo constitucional y/o judicial del proyecto IVE. ¿Se puede pensar en estos temas teniendo en cuenta que cada 3 horas, en nuestro país, una niña tiene un bebé?
Es absolutamente constitucional (sugiero leer a Gil Domínguez), es cierto que hay algunos que dicen que no. Yo creo, que aún con una ley, no va dejar de aparecer algún juez corneta que vaya a declarar que es inconstitucional. Pero, ese es el otro camino que tendremos lleno de piedras una vez que aún tengamos la ley del aborto legal.
¿Cree qué hay una falta de conciencia social ante esta problemática? ¿Por qué?
Yo creo que, la sociedad tiene distintas conciencias porque las conciencias son individuales. Lo que existe acá es una concepción errónea sobre lo que son los derechos de las mujeres y la dignidad de la mujer. Tal es así que, la mitad de los diputados han votado la clandestinidad y han votado en contra de la dignidad de las mujeres. Porque uno dice, “salió la media sanción” salió por, supongo, por un llamado telefónico cinco minutos antes del voto y, fue un empate técnico. La lectura es, la mitad de la cámara de diputados que quiso una cosa a mi juicio, moderna, segura, una situación que está del lado de la mujer. Pero, quienes votaron en contra, les digo que, la clandestinidad es el peor escenario para cualquier política pública o para cualquier política de estos señores que dicen “Ay porque no lo dan en adopción”. En la clandestinidad no se puede hacer absolutamente nada y me parece ya de burros que no puedan entender. Yo diría que, (sobre lo que son las estadísticas) dos tercios de la sociedad está a favor y un tercio que no. Ahora en la cámara de diputados y de senadores estamos mitad y mitad. Vaya a saber por qué.
¿Por qué es tan difícil que cierta parte de la sociedad entienda sobre que se está hablando?
Porque creo que hay cosas que están pasando desapercibidas. Como ser, que todo este “toletole” es exactamente porque son las mujeres las que tienen los abortos. Y esto habla que la mujer en la sociedad argentina y en el mundo es un personaje de segunda categoría, es una ciudadana de segunda y por supuesto no tiene representación. Por eso aparece la CGT diciendo que no van a dar en sus clínicas el aborto. Por eso no existe en ningún palco de la CGT una mujer ahí en primero de mayo, o en cualquier otro acto. Existen pocas mujeres en las universidades en los cargos más importantes, existen poco en las empresas. El concepto de género y de mujeres es fundamental en tanto y en cuanto haya mujeres que defiendan a otras mujeres. Ahora, lo que debe quedar como reflexión es que hay otras mujeres que no les interesa las mujeres. Por que el 50% de los diputados voto por la clandestinidad y el 50% de ellos eran mujeres. O sea que el problema las mujeres lo tienen no solo con los hombres sino, también con sus propias congéneres.
Supongamos que la ley sale. Están preparadas las provincias para afrontar esta problemática? Sabemos que allí está más enquistada la idea del “niñx por nacer”
Si aparece la ley, quizá el camino no sea nada sencillo. Uno porque algunos jueces la van a declarar inconstitucional seguramente, bajo fundamentos a mi juicio erróneo. Y también, puede haber problemas con la objeción de conciencia. Y se oyen médicos que no lo van a querer hacer. Diría, que no solo en las provincias del norte, donde esto esta mas afincado, son provincias que tienen un apego a la religión más importante, son provincias más patriarcales. Donde, claramente el rol de la mujer es secundario, terciario. Con lo cual, va haber problemas. Pero, hay que trabajar no tanto en perseguir a los médicos sino en hacerles entender que su derecho no puede ser superior al derecho de la mujer. Si existe la objeción de conciencia ¡bueno, muy bien! es comprensible que alguien no quiera hacerlo, pero tiene que inmediatamente, en honor al derecho de la mujer o el hombre, buscar la salida inmediata para que se esté cumpliendo la objeción de conciencia pero sobre todo que la mujer este cumpliendo su derecho a decidir. Porque dije los hombres, porque los hombres tenemos la opción de hacernos una vasectomía y hay urólogos que por objeción de conciencia no la realizan.
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Fotografía: Revista Hamartia