Por: Jésica Farías. 08/05/2025
Empezaron a soñarla entre 2017 y 2018. Y se hizo realidad en 2024, cuando abrió sus puertas muy cerca de la Reserva Natural Urbana de Morón. CoPlaS es una escuela primaria de gestión social y cooperativa. Si su historia fuera un cuento, no tendría colorín colorado porque se sigue escribiendo. «El proyecto surge de la cooperativa de trabajo Jardín Plaza Bebé y las familias. Ese entramado es el pilar», cuenta Daniela Carballo, que es una referente del establecimiento educativo y madre de un estudiante que transita sexto grado.
Daniela también es la presidenta de Plaza Bebé, jardín que funciona en Morón hace más de 25 años y que fue una empresa unipersonal hasta 2009: tras una crisis económica muy fuerte, buscaron una salida a la encerrona del capitalismo salvaje. «Marcela, la directora, nos convocó a sus trabajadoras a pensar en cómo seguir porque ya no lo podía sostener –recuerda– y, entonces, surgió la posibilidad de que todas conformemos una cooperativa de trabajo. Desde ese momento, Marce dejó de ser la única dueña». Y sigue: «Y la verdad es que desde siempre la comunidad nos demandaba la continuidad en una escuela primaria, pero la realidad es que para nosotras era muy cuesta arriba». Entonces se sumaron las familias y, codo a codo, se involucraron en todo el proceso: desde buscar los terrenos donde levantarla, hasta construirla y en seguir pensando cómo puede seguir creciendo. En 2024, su primer año, la matrícula fue de 45 estudiantes. En marzo fueron más del doble, con más de 100. «Tenemos de primero a sexto, nos llena de alegría».
El nombre de la escuela surge de tres conceptos que son sus pilares para garantizar el derecho a la educación de las chicas y chicos, acompañando sus procesos de aprendizaje con respeto absoluto y con amor: CO, por comunidad, sin dudas su esencia; PLA de plaza, porque se puede aprender y divertirse; y S de sustentable, desde sus bases, porque su edificio fue construido con materiales que permiten que sea fresco en verano y cálido en invierno, con techos verdes, materiales donados y reutilizando el agua de las lluvias para los baños.
Otra gestión es posible
Las escuelas pueden ser de gestión pública, privada o social. Muchas personas pasamos por las primeras y las segundas, pero la tercera forma de gestionar la educación a veces pasa desapercibida por falta de información.
«Hay otra forma de gestionar la educación en donde la construcción de estas experiencias sean lo más horizontales y democráticas posibles; en donde el saber se entiende colectivamente junto a los otros –con pibas y pibes en las aulas, con la comunidad–, y en diálogo permanente entre el adentro y el afuera de la escuela. Por todo eso, es enorme el aporte que hacemos al sistema educativo, que también promueve el pensamiento crítico y las escuelas de puertas abiertas, junto a la comunidad que se hace parte», reflexiona Juan Giménez, presidente de la Federación de Cooperativas y Entidades Afines de Enseñanza (Feceaba), que está constituida por Escuelas de Gestión Social y Cooperativas de Buenos Aires.
En ese sentido, la directora de la Cooperativa Jardín Plaza Bebé aporta que «CoPlaS es una escuela de gestión social, lo que implica que el pago de sueldos, el sostenimiento económico y edilicio, entre otras tareas, queda en manos de la comunidad organizada y una cooperativa de trabajo, y no del Estado o de un dueño». «En cuanto a la currícula –continúa–, trabajamos con la de la provincia, al igual que el resto de las escuelas de Buenos Aires. La diferencia está puesta en cómo nos posicionamos ante esos contenidos a la hora de ofrecerlos».

Manos a la huerta. Uno de los espacios donde se trabaja el vínculo con la naturaleza.
Foto: Gentileza Escuela Cooperativa Coplas
Poner lo grupal sobre lo individual
Las y los estudiantes se organizan en asamblea que se reúne cada 15 días para pensar, entre ellas y ellos, con el cuerpo docente y con las familias, en sus intereses. Esos debates favorecen el aprendizaje colectivo. Bajo el lema «¡YO PROPONGO, YO CRITICO!» son un enfoque didáctico y una apuesta que decidieron trabajar, son prácticas cotidianas en la escuela que encuentran su anclaje en los valores del cooperativismo. «La organización colectiva y el ejercicio de la palabra son sustento y finalidad de la propuesta. Un espacio institucional de participación para promover el derecho de los niños y las niñas a ser escuchados/as y a intervenir en aquello que les interesa y ocupa, a través del debate», refuerzan desde sus redes sociales.
Si bien no hay datos precisos sobre la cantidad de escuelas de gestión social y cooperativas, Juan estima que hay más de 5.000 espacios educativos en el país. «A algunos los representamos desde Feceaba, obviamente a los de la provincia de Buenos Aires. El relevamiento nacional quedó pendiente, en tanto que a nivel provincial estamos pidiendo que se realice. Más allá de esto, son muchas».
Brotecitos
La sustentabilidad, el cuidado por el ambiente son fundamentales así que la escuela también cuenta con una huerta porque desde la tierra también se aprende a compartir, cuidar y convivir. «De a poquito esta conciencia ambiental se va trabajando con las niñas y niños, es aprendizaje situado», marca Daniela. De ese modo, el año pasado en cuarto se trabajaron los ángulos: primero lo hicieron fuera del aula, en la huertita, para saber si era recta o de otro tipo; luego volvieron al aula a practicar en las hojas, pero con la experiencia bien práctica. Otras veces cocinan lo que cosechan y luego hacen cálculos en matemática. El aprendizaje inquieto, en constante movimiento.
«La comunidad de CoPlaS es grande y muy comprometida con su proyecto educativo de gestión social. Somos más de 30 trabajadoras y trabajadores, y este año se sumarán más. Pero también están las familias, que es un colectivo enorme», se contenta Daniela. Entre los proyectos para 2025, hay muchos para abrirse al barrio: algunos tienen que ver con el reciclado, con ser un punto de referencia de lo ambiental.
Es evidente: las escuelas de gestión social alientan una sociedad democrática y solidaria, aún en tiempos de silenciamientos, odios e individualismo. «Nos toca un contexto complejo. Pensamos la escuela en un espacio más lento, donde las pibas y los pibes puedan reflexionar, y no en la inmediatez superficial del todo ya y yo primero. Queremos construir otro tipo de experiencia en donde el encuentro y la conversación sean también un contenido pedagógico a enseñar», considera Juan. Mientras, en CoPlaS se preparan para armar esa cartuchera comunitaria donde cada quien llevará lo suyo para hacerlo de todas y de todos, porque es mejor si se comparte.
LEER EL ARTÍCULO ORIGINAL PULSANDO AQUÍ
Fotografía: Accion coop. Valores. La cartelera escolar, un reflejo de los principios de la institución bonaerense. Gentileza Escuela Cooperativa Coplas