Por: Libardo Sarmiento Anzola. 03/11/2023
A partir de las recientes cifras del Dane sobre la insuficiencia de ingresos monetarios y las condiciones de injusticia social reinante en Colombia en el año 2022, se reconfirma que el mayor fracaso histórico acumulado como país, es la trágica y constante situación de pobreza y desigualdad que causa diversos conflictos sociales y violencias.
Un mito que se desmorona
El mito del Estado y el desarrollo capitalistas que acabaran con la pobreza y la desigualdad se derrumbó1, en el mundo y en Colombia, mayoría de su población padeciendo los rigores.
Ni siquiera sociedades que han sido testigos de prosperidad sin precedentes, como los Estados Unidos, principal potencia económica, política, científica y militar en el mundo, han podido desterrar la pobreza, la desigualdad y los conflictos entre clases sociales de sus fronteras.
El PIB se ha multiplicado varias veces en los últimos 100 años; aún más espectacular ha sido el crecimiento de la riqueza y el consumo en el país norteamericano, pero sistemáticamente más del 12 por ciento de sus ciudadanos ha seguido en la pobreza durante todo este largo período de hiperprosperidad. Estados Unidos también tiene la mayor disparidad de ingresos entre las naciones industrializadas occidentales; el índice o coeficiente de desigualdad Gini tiene un valor de 0,415 (un índice de Gini de 0 representa una equidad perfecta, mientras que un índice de 1 representa una iniquidad perfecta).
En Colombia, por su parte, durante el período 1950-2022, el PIB per cápita se multiplicó por 3,8 veces. En paralelo, durante el siglo XX y lo corrido del XXI, aumenta el tamaño del Estado, que cada vez maneja una proporción mayor del producto interno: con un mínimo de 5,4 por ciento en 1947 y un máximo de 29,6 en 2024 (según proyecto del PGN).
En el período 1950-2022 el promedio del grado de incidencia de la pobreza por ingresos monetarios insuficientes es de 58,3 por ciento; un máximo registrado en los años 1953-54 de 87 por ciento y un mínimo de 34,7 por ciento en 2018; a partir de este último año el grado de pobreza vuelve a aumentar: en 2022 su nivel fue de 36,6 por ciento. El Coeficiente de Gini en el período 1950-1922 registra un valor promedio de 0,518; con un valor mínimo de 0,4 durante los años 1950-54 y un máximo de 0,609 en 1963; en 2022 presentó un valor de 0,556.
Colombia, pobreza y desigualdad 2021-2022
En 2022, por ejemplo, en el total nacional, la pobreza monetaria fue de 36,6 por ciento y la pobreza monetaria extrema de 13,8. Al determinar los niveles de pobreza, se compara el valor per cápita de ingreso o gasto en el hogar con el valor de una canasta mínima denominada línea de pobreza, la cual indica el costo per cápita mínimo (establecido oficialmente por el gobierno) de una canasta básica de bienes y servicios en un área geográfica determinada. La línea de pobreza monetaria extrema es el valor en dinero que necesita una persona mensualmente para adquirir una canasta básica alimentaria que le provea el mínimo requerimiento calórico para subsistir.
En 2022, la pobreza monetaria fue 3,1 puntos porcentuales menor a la registrada en 2021, cuando fue del 39,7 por ciento; en consecuencia, entre 2021 y 2022, 1,3 millones de personas salieron de esa condición de pobreza. En 2022, en el total nacional, 18.331.941 personas estaban en situación de pobreza monetaria y en 2021 el registro era de 19.634.410.
En 2022, la pobreza monetaria extrema fue 0,1 puntos porcentuales superior a la registrada en 2021, cuando fue del 13,7 por ciento. En 2022, en el total nacional, 6.904.501 personas estaban en esa situación de pobreza y en 2021 había 6.773.594; por tanto, 130.907 personas adicionales entraron a la pobreza monetaria extrema. En 2022, la incidencia de este tipo de pobreza en los centros poblados y rural disperso representaba 2,1 veces la incidencia en las cabeceras (23,3 % frente a 11,0 %).
Un guarismo que no es idéntico en todas las regiones del país. En 2022, las ciudades que experimentaron mayor pobreza monetaria fueron Quibdó con el 62,3 por ciento, seguida de Sincelejo, con el 49,5. Por su parte, Manizales A.M. y Cali A.M. con el 20,6 y el 24,0 por ciento, respectivamente, fueron las ciudades que presentaron menor incidencia.
La ciudad con menor porcentaje de pobreza monetaria extrema en 2022 fue Manizales A.M., con el 4,0 por ciento, seguida de Medellín A. M., con el 5,3. La ciudad con mayor incidencia de pobreza monetaria extrema en 2022 fue Quibdó, con el 31,7 por ciento, seguida de Riohacha, con el 23,3.
Una posible hipótesis para explicar la reducción global de la pobreza y su aumento extremo entre los años 2021-2022 es la masiva emigración de nacionales, que se duplicó en 2022, llegando a 547.000 personas (según cifras de Cerac). Quienes salen del país para buscar oportunidades de mejorar su vida y encontrar trabajo, son jóvenes entre 18 y 29 años de edad, profesionales desempleados de estratos socioeconómicos medios (los pobres extremos, sin educación ni recursos difícilmente pueden irse al extranjero).
La emigración puede haber tenido tres efectos: reducir la oferta laboral y por tanto bajar la tasa de desempleo; mejorar el índice de trabajo informal; disminuir el grado de incidencia de la pobreza monetaria. La caída en la tasa de desempleo de 15,5 por ciento promedio en 2021 a 12,2 durante 2022 también contribuyó a la reducción de la pobreza monetaria global.
El instrumento que se emplea para calcular la desigualdad de un determinado país, es el índice o coeficiente de Gini, que es una fórmula para medir la disparidad de ingresos entre los miembros de una sociedad y que revela la desproporción entre los ingresos de los más ricos y los más pobres. En 2022, en el total nacional tal Gini fue 0,556. En 2021 fue de 0,563. A su vez, en 2022 el Gini en cabeceras municipales fue 0,538 y en 2021 fue 0,548. Por su parte, en los centros poblados y zonas rurales dispersas fue 0,479 para 2022 y en 2021 este coeficiente fue 0,462.
El grado de incidencia de la pobreza monetaria y la disparidad de ingresos entre los más ricos y los más pobres esta correlacionada con factores políticos (políticas tributarias y gasto social-laboral) y económico-demográficos (crecimiento del PIB, aumento de la población, mercado laboral, ingresos y poder adquisitivo real o índice de precios al consumidor (tabla 1).
Para develar lo que hay detrás de esto, nos valemos de una matriz de correlación, que es una herramienta estadística que muestra la intensidad y la dirección de la relación entre dos o más variables. De acuerdo con la matriz de correlaciones que toma como evidencia factual los datos de 1950 a 2022, la incidencia de la pobreza por ingresos insuficientes está asociada positiva y significativamente con el ritmo de crecimiento de los precios de los bienes y servicios (inflación) y, por tanto, con la pérdida del poder adquisitivo de los ingresos y salarios (el valor de la canasta familiar se hace más costosa; en consecuencia, crece el valor de la línea de pobreza).
La correlación registra un valor inverso (aumenta una variable y, a la vez, disminuye el valor de la otra variable relacionada) con el coeficiente de desigualdad (al aumentar la pobreza puede reducirse la desigualdad por la caída de ingresos de la clase media vulnerable: equidad por lo bajo); la mayor presión fiscal o impositiva y el gasto público socio-laboral también inciden en la reducción de la pobreza monetaria; el crecimiento del PIB per cápita (PIB/Población) tiende a reducir el grado de pobreza monetaria pero a un nivel de significancia bajo; finalmente, el grado de pobreza monetaria puede aumentar a pesar de la reducción de la tasa de desempleo debido a la precariedad de ingresos, inestabilidad y peso significativo que registra el trabajo informal entre nosotros (El Dane informó que la proporción de trabajadores informales en el país fue de 58,2% para el trimestre septiembre-noviembre de 2022, equivalente a 13,1 millones de personas).
En resumen, la reducción en la condición de pobreza monetaria y su evolución está asociada con factores políticos (ausencia de corrupción, burocracia, clientelismo y asistencialismo, eficiencia y eficacia de la política fiscal y socio laboral, de una parte, y de la justicia distributiva, de otra) y económicos (estabilidad de precios de la canasta familiar, mercado laboral inclusivo, suficiente y dignificante, crecimiento relativo de la economía a un ritmo superior del aumento de la población, esto es, elevación del ingreso per cápita).
Por tanto, un Estado eficiente, eficaz, transparente políticamente y generador de oportunidades y capacidades tendría un efecto significativo en la reducción de la pobreza monetaria y las iniquidades; de manera complementaria, una economía con estabilidad de precios y que favorezca la inclusión y la generación de empleo digno y decente en las cantidades requeridas también tiene efectos positivos y significativos en eliminar la incidencia de la pobreza monetaria al elevar o mejorar los bajos e insuficientes ingresos de los hogares.
Economía, mercado laboral, inflación y pobreza
En estadística, la regresión lineal es un modelo matemático usado para aproximar la relación de dependencia entre una variable dependiente (la pobreza monetaria por ingresos insuficientes, en nuestro caso de análisis) respecto a otras variables independientes: concentración del ingreso, presión fiscal o tributaria, proporción del gasto socio-laboral respecto al PGN, Inflación o IPC, tasa de desempleo y evolución del ingreso per cápita. Este método es aplicable en muchas situaciones en las que se estudia la relación entre dos o más variables o predecir un comportamiento (gráficos 1 y 2).
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Fotografía: Desde abajo