Por: Guillermo Cieza. 20/04/2024
Todo el discurso político a favor o en contra del gobierno, gira en torno a las dificultades de la “clase media”. Mientras tanto, los pobres o clase baja, que casi nadie menciona, llegan al 50% de la población.
Desde el punto de vista de los ingresos la mayoría de los habitantes de este país no son clase media. En enero de 2024, para ser clase media había que percibir 1,25 veces la Canasta total (CT) y no alcanzar 4 veces la CT del Sistema de Canastas de Consumo. Esto significaba percibir ingresos entre $745.270,73 y $2.384.000. Sin embargo, la Argentina es un país donde una mayoría de sus habitantes se autoperciben como “clase media”.
Una de las evidencias de la derrota ideológica que ha padecido nuestro pueblo en las últimas décadas es que se ha perdido el orgullo de ser parte de la clase trabajadora, o de la clase baja. Aunque no se llegue a fin de mes, o se viva en condiciones muy precarias, siempre hay un detalle donde se afirma la pretensión de identidad clasemediera. Pueden ser los estudios realizados, “no vivir en la villa”, “no andar cartoneando”, no concurrir a un comedor popular, o ser un poco mas blanquito que el vecino. También garpa ser cuentapropista o “emprendedor”, o tener un trabajo más a menos fijo (aunque sea en negro).
Partiendo de esta autopercepción el discurso de la mayoría de los políticos se dirigen a “la clase media”. Políticos como Sergio Massa, y la mayoría de los radicales, fueron adelantados en la decisión de dejar de interpelar al pueblo, o a los trabajadores.
A modo de ejemplo, menciono algunos discursos actuales:
La principal víctima” de este tramo del Gobierno va a ser la clase media”. Sergio Massa en la reunión con la CGT en enero de 2024..
Javier Milei está llevando adelante “el mayor ataque a la clase media de la historia”. Elisa Carrio, 9 de abril de 2024.
“Las prepagas le están declarando la guerra a la clase media. Nosotros desde el gobierno, vamos a hacer todo lo que esté a nuestro alcance para defender a la clase media“. Ministro Toto Caputo, abril de 2024.
“El lugar donde más van a impactar (suba de tarifas, escuelas privadas y prepagas) es en la clase media”. “ Hay que devolverle el Estado a la clase media”. Martín Lousteau, abril 2024.
La cuestión se agravó cuando al plantear las reivindicaciones populares se centraron en las problemáticas de sujeto sociales que no solo se autoperciben como clase media, sino que también lo son, de acuerdo a sus ingresos. Y fue así, que se redujeron los problemas populares a las costosas prepagas (a las que solo tienen acceso el 15% de la población), la escuelas privadas (a las que concurre el 27,3% de las niñeces ) y los afectados por la categoría cuatro de ganancias, que perciben mensualmente más de 1, 5 millones de pesos. En ese relato, los que se ubican por debajo de la línea de la pobreza, ha desaparecido , salvo para denostarlos con agravios como planeros, vagos, vividores del Estado, etc.
Ejemplos muy ilustrativos de este particular enfoque de los problemas de nuestro pueblo son los vauchers educativos que se pagan a las familias que mandan a sus hijos a escuelas privadas, o las quejas de Caputo por la suba de las prepagas. Como contracara, la reducción de los presupuestos nacionales de salud y educación que afectan directamente al 80% de la población, parecen haberse convertido en algo sin importancia.
Los pobres en la Argentina tienen la rara particularidad que por un lado desaparecen de los discursos de la mayoría de los politicos, y por otro lado, aumentan en cantidad. A fines del año 2023 eran más del 40%. En los primeros 120 días de Milei, se agregó otro 10%. Cuando se vuelvan a medir, se advertirá que los pobres son más de la mitad de la población.
A Javier Milei no lo va a parar la clase media, cada vez más reducida y confundida. Lo van a detener sujetos sociales, que recuperarán sus nombres, en el acto mismo de la rebelión. Ya algunas consignas lo anticipan: “Unidad de los trabajadores, y al que no le gusta se jode, se jode”.
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Fotografía: Contra hegemonía web
