Por Güris J. Fry. ECO’s Rock. 17 de febrero de 2024
Shaonian De Ni/Mejores Días (Derek Tsang, 2019)
Podrá sonar, sin temor a la duda, como uno de los conflictos más comunes en el cine: chica conoce a chico, quizá incluso un pretexto aún más que sonado: dos desconocidos faltos de estima deciden emprender un camino o ventura juntos sin saber a cuestas qué habrá de suceder. Podría incluso señalarse como una exposición más de uno de los temas en boga que mayor preocupa dentro del campo educativo: el bullying juvenil. Y en efecto los “Mejores Días” de Derek Tsang son todo ello; se apoya sobre dichos tópicos con paso firme, pero su resultado dista mucho de los rincones más comunes que podemos experimentar dentro de las muchas alternativas existentes en de los campos audiovisuales contemporáneos. La construcción de este encadenado resulta ser un discreto balance entre lo sagaz, lo cruento, lo evocador y la convicción. Su origen es directo, llano, directo y sin mayores filtros salvo la elegante mano de su realizador; sin mostrar indica: establece, para de a poco llegar hasta el enardecimiento total, al mostrar enuncia: retiene. Todo ello sobre matices muy bien estudiados que generan un campo emocional claro e ininterrumpido.
Sin buscar los pretextos más ordinarios, sin situarse en los acuses más habituales del panorama, el horizonte que nos presenta el realizador de origen chino es circundante a todas las causas y consecuencias del fenómeno. No concentra su mirada en un punto sino que explora el llano social de vasta y sutil manera, se recubre de los múltiples factores que conllevan al antagonismo social presente: las carencias y desuniones familiares, el ofuscamiento institucional: la apatía de las autoridades dentro y fuera de las aulas de los liceos, la presión del sistema socio-instructivo por ser mejores cada día (obtener a como de lugar un mejor puesto que el del compañero de a lado), así como la obstinación de la justicia por obligar a aparecer una madurez que no se encuentra en lado alguno cuando se le requiere únicamente para los beneficios laborales. Claro está que no deja del lado los valores personales y las influencias externas dentro de algunos de sus personajes: el querer ayudar pero no saber cómo, el estar cerca pero simplemente ensimismarse.
De igual manera están los participantes más activos de la obra: nuestros protagonistas: jóvenes que sin tener las nociones adecuadas de los pasos a dar en la continuación de su andar –la edificación de un camino que todo adulto determina debe ser de éxito sin ofrecer un concepto imparcial del mismo (acaso porque ellos mismos lo desconocen)– se pierden en ásperos y oscuros callejones, en escaleras finitas sin destino fijo y respuestas que arriban sin el cuestionamiento previo. Todo ello, claro, un cultivo de dudas que sume en un vació la personalidad de cada uno de los afectados; oquedad de sus irresolutos anhelos. Pubescentes entes que responden a través del daño y el suplicio, pues la causa dolo, dolo es.
Como todo texto fílmico, esta exposición oriental de un tema global tiene muchas lecturas. Se le puede hojear desde diversas perspectivas; es una epitome de la atmósfera enraizada que en los tiempos recientes se presenta no sólo en adolescentes sino en personas con mayor edad; incluso de manera autoinflingida. Logra a bien la universalidad pues se codifica en el melodrama; género que se adapta a todo tipo de público, y aunque este testimonio en particular no es del todo de fácil acceso por las inquietudes vertidas –por el rotundo despliegue de ciertas situaciones– los tonos con que se manejan son sinceros y nos implica y compromete a todos. Las actuaciones son sobresalientes y en su metraje nos hemos de encontrar con momentos de una amplia sensibilidad; el trabajo y observación de Derek Tsang tiene la profundidad adecuada para poder develar que aún existe en el marco social una cortina de disimulo ante este y otros tantos conflictos que de primera parecen meramente inocentes; como ejemplo quedan las primeras líneas del filme, aquellas donde se enseña a un grupo de alumnos la diferencia en la conjugación de un verbo en pasado: hay cosas que se fueron y otras que no se quería que se fueran… El círculo se cierra al final, claro, pero cabe la pregunta: ¿dónde, pues, en esta disyuntiva quedan nuestros mejores días? Quizá no haya respuesta, o quizá…
Mejores Días de Derek Tsang
Calificación: 3.5 de 5 (Muy Buena)
Fuente:
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Fotografía: IMDB