Por: Gilberto Dorantes Álvarez. 20/05/2016
¿Se ha dado cuenta usted que quienes se encuentran en resistencia son los maestros que prestan sus servicios en los estados más marginados del país?
Si hacemos un análisis profundo de la problemática situacional que está sufriendo la República Mexicana, nos enteraremos de esa realidad cruda, minimizada por políticos ansiosos del poder absoluto. México no puede ni debe retroceder por causa de la ambición de unas cuantas mentes perversas que han sido capaces de hacer una guerra interna para poder someter a todo el pueblo.
Las autoridades mexicanas han entrado a un diseño político emanado de grandes acaudalados mundiales dueños de un gran porcentaje del mercado mundial. Ellos, los grandes empresarios del orbe, siguen a toda costa las doctrinas económicas para acrecentar sus capitales endeudando cada día más a las naciones, haciéndolas pagar intereses demasiado altos o haciéndolas comprar sus mercancías a los precios que ellos impongan.
Actualmente vemos las formas más grotescas que tienen nuestros compatriotas para apoderarse de las riquezas naturales existentes a lo largo y ancho del territorio nacional, sin que exista forma de evitarlo pues para no estar fuera de la legalidad se han dedicado a reformar las leyes de nuestra carta magna con el consentimiento de los legisladores que se supone están para proteger a la ciudadanía, pero ellos, esos fariseos modernos que hoy piden tu voto, mañana te dan una puñalada, traicionando de las formas más ruines la confianza que el pueblo les depositó.
El Maestro desde los tiempos de la posrevolución ha sido un luchador social incansable que en décadas atrás se ganó el respeto del pueblo, pues al ser emanado del mismo pueblo, siempre estuvo consciente de las necesidades más apremiantes de sus semejantes. El Maestro ha vivido en carne propia las humillaciones que los políticos de marras le hacen al pueblo, porque Él sigue siendo del pueblo, el maestro siente y sufre lo que le hagan a su pueblo, el docente ha logrado un nivel de luz, pues al leer y prepararse para poder ejercer su profesión, ve con dolor los abusos ocasionados por las arbitrariedades cometidas por el estado.
Cuando el maestro dice que el gobierno está pisoteando los derechos del pueblo, no está especulando, está afirmando algo que se comprueba con la desfachatez del actuar del político corrupto. Ser maestro no es como las profesiones técnicas. Ser maestro va más allá del simple oficio de enseñar a leer y a escribir. Ser Maestro es absorber todas las esencias filosóficas para poder compartirlas con sus discípulos, aún sin un pago económico, ser maestro es ir más allá de dónde nace el sol, es ser un incansable investigador, consciente de que no puede quedarse simplemente con los que ven sus ojos, o con aquello que escucha, el busca la raíz del problema y así de esta forma erradicarlo desde la raíz misma sin perjudicar a la sociedad.
Ser maestro significa levantarse temprano pensando en cómo resolver los problemas de los demás, sin detenerse a pensar en los propios, porque para el verdadero maestro, aquel que en realidad tiene la vocación, primero está el deber y el deber del magisterio es estar en disidencia, no puede ser cómplice de gobiernos retrogradas que quieren llevar al pueblo a un oscurantismo y hacer que el pueblo viva una quimera. Lo hacen soñador y padecerá hambre, y no alcanzará la verdadera justicia para todos.
Ser un verdadero maestro es continuar luchando por quitar esa venda que tanto daño está causando a nuestra sociedad. Por los motivos anteriores y muchos más, el gobierno desea acabar con el actual magisterio, pues no soporta que el maestro emanado del pueblo y preparado en una escuela Normal sea quien con su trabajo y vocación obstaculice las ambiciones de sus proyectos de latrocinio.
“Ser maestro es ser la llama que día a día se consume iluminando el camino de un pueblo con hambre y sed de superación”
“Reflexionemos mientras llega el próximo café”
Fotografía: blogs.elpais