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Hace 12 mil años aconteció la Revolución Agrícola (HARARI, 2017). Lo que marcó el inicio de esta revolución fue cuando el Homo Sapiens adquiere paulatinamente el nuevo conocimiento de manipular la vida de algunas especies de plantas e de animales mediante esfuerzo e inversión de tiempo para aquello, que tuvo como recompensa tener a disposición más frutas, granos y carne, que en definitiva hizo la vida menos peligrosa (por la menor exposición con depredadores) y la mudanza, como especie, de una forma de vida nómade para el sedentarismo predominante en la actualidad. Esa nueva forma de vida creó los primeros asentamientos humanos que hizo necesaria la vida civilizada o el nacimiento de la civilización.
La Revolución Agrícola hizo posible, y en alta velocidad, el crecimiento demográfico de nuestra especie, debido a que el conocimiento de la agricultura permitió producir una alta cantidad de alimento en menor espacio de terreno, y desligó al humano de la dependencia e incertidumbre anterior (fase nómade) de “encontrar” alimentos para cubrir una necesidad fundamental.
Por tanto, la vida civilizada o civilización, por el conocimiento de la agricultura, asumió la obligación de producir alimentos, y con esto preocuparse socialmente de la necesidad fundamental que tenemos como seres vivos de comer para mantener la vida.
El Homo Sapiens, este animal del género Homo que él mismo se consideró sabio (Sapiens), en la actualidad, con los impactantes avances que hemos conseguido como humanidad, produce comida equivalente para alimentar 9 billones de personas (DA SILVA, 2019). Sin embrago somos “solamente” 7,7 billones de habitantes (Fondo de Población de Naciones Unidas, 2019), entonces producimos un excedente que podría alimentar 1,3 billones de Homo Sapiens todavía inexistentes.
Con esas cifras, en una evaluación parcial limitada, podríamos indicar que hemos sido exitosos como especie, porque tenemos una producción de alimentos que “teóricamente” asegura la alimentación para todos los habitantes del planeta y los que puedan venir. El gran problema viene cuando analizamos esas cifras con la distribución y posibilidad de consumo de la comida generada.
Hambre y obesidad serían los extremos, insuficiente y excesiva respectivamente, de una alimentación fuera de lo “normal” (o suficiente para cubrir la necesidad fundamental que es alimentarse). Viendo el pasado cercano, en 2017 según la Organización de las Naciones Unidas (ONU) el hambre creció “por tercer año consecutivo hasta afectar a 821 millones de personas en todo el mundo” al mismo tiempo que “la obesidad en adultos afectaba en 2016 a más de 672 millones” (EMOL, 2019).
Esas preocupantes cifras de los extremos muestran, en primera instancia, un grave problema que es, que la cantidad de humanos que pasan hambre viene aumentando; remarcando que consumir alimento es una necesidad fundamental que tenemos como ser vivo para mantener la vida. A su vez vemos que el otro extremo, los que consumen en exceso o alimentos poco saludables era una cifra elevada pero menor que la de personas que pasan hambre. El triste paradojo que se presentará en cifras ya anunciadas para 2019 por la ONU es que, como humanidad, por primera vez en la historia tendremos más personas obesas que con hambre (EMOL, 2019). Pero, no hay que equivocarse, esa mudanza no será porque menos personas tendrán hambre, y por eso el extremo de los excesos lo superará. Según lo reportado, hay una tendencia de aumento de las cifras de personas que pasan hambre, solo que el aumento de obesidad será a un ritmo mayor, y por eso las superará.
Aunque como humanidad hemos conseguido grandes e importantes avances desde la Revolución Agrícola, las preocupantes cifras mencionadas demuestran que hemos fallado gravemente en algo que es fundamental y vital, el poder alimentarnos. Lo que, además, considerando que se produce comida por sobre la necesidad que tenemos como especie, y aun así hay seres humanos que pasan hambre, con la tendencia de aumentar, hace cuestionar el hecho de bautizarnos como el hombre sabio (Homo Sapiens), porque no es por culpa del aumento de las cifras de obesidad que se justifican las de hambre, sino que, por conflictos internos y externos, cambio climático, crisis económicas y desigualdad, quiere decir, resultado de nuestra vida como civilización, que el mismo Homo Sapiens creó y eligió como forma de vida hace 12 mil años.
Referencias
Da Silva, José. 2019. 1 video (1hr e 3 min). Del plato al planeta, el futuro de la alimentación. Publicado pelo canal TV Senado Chile. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=jyNva44rZLk. Acceso en: 15 jun. 2019.
EMOL. 2019. Informe de la ONU revela que población mundial que sufre de obesidad superó a la que pasa hambre. Disponible en: https://www.emol.com/noticias/Internacional/2019/06/10/950790/Informe-de-la-ONU-asegura-que-poblacion-mundial-que-sufre-de-obesidad-supero-a-la-que-pasa-hambre.Acceso en: 15 jun. 2019.
Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA). Población mundial. 2019. Disponible en: https://www.unfpa.org/es/data/world-population-dashboard. Acceso en: 15 jun. 2019.
Harari, Yuval. (2017). Sapiens – Uma breve historia da humanidade. 19. ed. Porto Alegre: L&PM.
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Fotografía: elpoderdelalimento