Por: Luisana Colomine R. Aporrea. 02/03/2016
El investigador debe ser un agitador, un militante, tener alto grado de humildad y un humor extraordinario.
Nota: El profesor Luis Antonio Bigott, vicerrector de la Universidad Bolivariana de Venezuela, falleció el pasado jueves, dejando un legado que se pierde de vista, no sólo en materia de educación, de pedagogía, de docencia, sino de vida, de entrega y desprendimiento. La siguiente entrevista, hasta hoy inédita, fue realizada a finales de noviembre de 2015, para la Revista Diálogo de Saberes de la UBV. Hoy la compartimos por su valor documental.
En uno de sus textos fundamentales, publicado en 1975, “El Educador Neocolonizado”, Luis Antonio Bigott, vicerrector de la Universidad Bolivariana de Venezuela, expone que para construir una Nación es necesario que quien pretende enseñar (dicho con palabras de Freire) “se transforme en un Educador-Investigador-Agitador”.
“Educador éste –agrega- que debe ser (connotación utópica) un docente (connotación multivalente) que no sólo tenga la posibilidad de transmitir esa (su) propia experiencia vinculada a (su) contexto histórico”. Y en otro de sus libros, “Hacia una Pedagogía de la Desneocolonización” (2010), Bigott sentencia: “Todas las ideas, aún las más respetables, son monedas de dos caras y el educador que no logra advertirlo no trabajará nunca sobre la realidad sino sobre su fotografía”.
Acercarse al profesor Luis Antonio Bigott, vicerrector de la Universidad Bolivariana de Venezuela, e indagar sobre cualquier tema, es, entonces, una experiencia multivalente que invita, definitivamente, a militar en la agitación.
Aquella mañana lo encontramos en su amplia oficina del piso 10, en la sede de la Universidad Bolivariana de Venezuela, la misma que en el pasado albergó a algún conspicuo representante de la meritocracia de Petróleos de Venezuela. Ahora ese recinto lo ocupa un agitador, un ex guerrillero, un militante de las utopías. ¿Quién lo diría?
Puertas abiertas, la gente entra y sale como Pedro por su casa. Las preguntas rasgan el aire. “Esta oficina es como un salón, aquí se da clase, se dictan charlas, conferencias, a veces me la piden prestada y yo no tengo rollo”, nos dijo mientras mostraba una gran pizarra acrílica llena de datos, fechas, cronogramas y frases sueltas. Su escritorio formal luce lejano, vacío, demasiado brillante a punta de limpiadores, y en perfecto orden. Un teléfono solitario espera que alguien lo acaricie. Bigott, absolutamente informal, cabello cano, frente amplia, mirada traviesa, voz profunda y grave, prefiere la mesa redonda ubicada a la entrada, llena de papeles, carpetas, libros, periódicos, que por su desordenada configuración, invita a sentarse y conversar.
Comenzamos hablando sobre su “Historia del Bolero Cubano (1883-1950)”, publicado en 1993, y la foto de la contratapa que le hizo nada más y nada menos que el ex guerrillero fallecido, Paul del Río. “Ese libro se vendió en una semana y a los cinco meses nos llega la noticia de un ejemplar del libro publicado en Puerto Rico. Me dijeron que se vendieron 25 mil ejemplares”
En ese texto maravilloso Bigott describe el bolero como la fusión de una estructura musical-literaria “con el acto maravilloso de estrechar, apretujar los cuerpos de las parejas en el baile (…)”. “El bolero aparece como reencuentro con nuestra identidad, como una especie de viaje exploratorio en la búsqueda de nuestros demonios interiores (…), dice, y nos lo imaginamos tal vez en el “Rincón del Fillin”, allá por los 90’ en La Habana, Cuba, oyendo a Angelito Díaz…
La entrevista es para provocarlo sobre la Unidad Básica Integradora Proyecto y el rol de la UBV en la creación del Poder Popular, que el Documento Rector define como una investigación que articula a estudiantes y comunidad y “que trasciende las tradicionalmente denominadas clases”.
El vicerrector de la UBV se fundamenta en un ejemplo concreto: el proyecto Barlovento, la primera zona de conocimiento productivo que se impulsa desde la Universidad Politécnica Territorial “Argelia Laya”, y donde la Casa de Los Saberes trabaja desde dos líneas: 1) diseñar el método para la producción del conocimiento y 2) la formación de cuadros científico-tecnológicos y del poder popular. Y necesariamente habla de “Hugo”, del presidente Chávez, el culpable de todo eso.
– Yo creo que lo que Hugo diseñó como forma de trabajo para impulsar este proyecto nacional es una pista porque se planteó un triángulo metódico donde colocó en un vértice ¿qué queremos?, y a eso lo denominó la política; en otro puso: ¿cómo lograrlo? (la estrategia); y en el otro ¿con qué lograrlo? (el poder). Es decir: la política, la estrategia y el poder.
Meterse en la candela
– Nosotros comenzamos a trabajar con esa hipótesis pero eso, y es mi angustia y mi pelea aquí en la UBV, no se puede hacer desde un escritorio. Hay que meterse en la candela y yo diría que no es sacrificio. He recorrido esa zona de Barlovento, tengo una experiencia de 25 años allí, fui creador de la red afrodescendiente en mi país y una de las primeras que creamos fue el Centro de Estudios Afrobarloventeño, el Núcleo de Cultores Populares Afrodescendiente y ese trabajo es lo que está utilizando el ministro Ricardo Meléndez para desarrollar el proyecto.
Desde hace más de dos años, Luis Bigott y un equipo de mujeres y hombres apasionados por esa “candela”, invierten toda su energía en Barlovento. Viajan constantemente a la zona, conviven con los consejos comunales, con los pescadores, con la gente de la comunidad. “Yo gozo una bola trabajando allí, amaneciendo allí, es divertido y además me pagan por eso…”
– Hay una cuestión aparencial pero está el alma, tú tienes que buscar el alma de tus interlocutores, leerles el alma…Porque yo siempre he tenido claro que en cada cuadra, que en cada calle, en cada pueblo, vive la vida y la detectas por los ojos porque ves los elementos aparenciales pero quienes hacemos investigación sabemos que hay un principio fundamental: los investigadores tenemos que ver la realidad más allá de la realidad misma, lo que decía el viejito Marx…
Rol de la UBV
“A la comunidad van estudiantes de todas las universidades, pero esta universidad tiene muy bien definido lo que significa ir a la comunidad porque es la universidad del intercambio de saberes e impulsa la educación popular. Su objetivo es la constitución del poder popular”, expone el educador para referirse a la Unidad Básica Integradora Proyecto, que además de ser requisito de grado, es lo que diferencia a la UBV del resto de universidades.
Desde el primer tramo de los programas de formación, el estudiante lo trabaja hasta que egresa. Sin embargo tiene un temor, pues puede que ese proyecto a la larga se transforme en “una acción fundamentalmente asistencialista” y deje de lado la investigación.
– En nuestro caso, y yo retomaría la tesis de Oscar Varsawsky, Proyecto debe tener una gran correspondencia con el proyecto nacional.
Defensor de la investigación militante, Bigott no cree en la “virginidad” metodológica, “primero porque ser virgen debe ser algo pavosísimo y luego porque no tenemos por qué temerle al uso de conceptos y estructuras (algoritmos, los llaman) que se elaboran en otras metódicas en otras disciplinas, es decir yo en una investigación puedo usar la matemáticas, la estadísticas, el arte, es decir, hay que usar todas las armas”
– Proyecto es un instrumento importante para consolidar el poder popular si tu contrastas tu accionar en proyecto con el proyecto nacional, con los cinco objetivos. Por eso es que soy crítico de aquellos compañeros que elaboran proyectos doctorales alejados de la realidad. Difícil es cuando estás metido en el candelero.
“Yo creo que el investigador debe tener alto grado de humildad y un humor extraordinario. Albert Einstein, en el Congreso Mundial de Física, le sacó lengua a todos y llegó en cholas. Los investigadores tienen la posibilidad de conocer muchos elementos de la realidad y luego devolvérselos a los sectores con los cuales han elaborado algún tipo de conocimiento en esa especie de comunión. Hay que llegar al alma. Hay un axioma: “nadie sabe más de mí que yo mismo”. El gran esfuerzo del investigador es acercarse lo más profundo al alma de ese “objeto”. Sólo hay ciencia de lo oculto, decía Bachelart ¿Cómo llegar a eso? Hay que hacer un esfuerzo apasionado…”
LUIS BIGOTT EN LA HABANA, CUBA. Crédito: Paul del Río
Fuente: http://www.aporrea.org/actualidad/n286464.html
Fotografía: latinaenlinea