Por: Ernesto Méndez. Excelsior. 21/06/2017
El Centro Educativo Benesika Anagupi también provee ropa, medicina y alimentos; piden apoyo para internet.
GUACHOCHI, Chih.
Ramiro Chávez Ramírez es un indígena rarámuri que con mucho esfuerzo, dedicación y sacrificio logró estudiar la licenciatura en Educación, en la Universidad Pedagógica Nacional ubicada en el poblado de Creel, en Chihuahua.
Después de conseguir su meta, el joven rarámuri regresó a Rejogochi, comunidad tarahumara, en donde la mayoría de las familias viven en situación de extrema pobreza, para prestar sus servicios como maestro de quinto año de primaria, en la misma escuela donde comenzó sus estudios cuando era pequeño.
“Es un orgullo para mí, para mis padres y mis hermanos”, asegura Ramiro.
Se trata del Centro Educativo Intercultural Benesika Anagupi, que en rarámuri significa “aprendiendo unos de otros, fundado en 1973 por el padre jesuita Luis Verplancken Aldayturriaga.
“Mi compromiso aquí es ayudar a la gente, enseñarles, educarles, todo lo que tiene que ver con la educación”, indicó el joven universitario en entrevista con Excélsior.
En este plantel escolar se brinda educación primaria bilingüe y bicultural bajo el principio de que la educación es una de las principales herramientas para mejorar las condiciones de vida de la población, pero con pleno respeto a sus valores, historia y cosmovisión.
En las aulas se impulsa el aprecio por sus fiestas, tradiciones y lengua, así como el aprendizaje de tareas agrícolas tradicionales y elaboración de artesanías.
“Se trabaja mucho en la cultura de los niños; ahora a la mayoría de los indígenas ya les interesa seguir estudiando”, señaló la maestra rarámuri Yolanda Ramírez Aguilar, quien indicó que poco a poco se vence la idea entre los tarahumaras de que sólo los hombres deben estudiar y las mujeres quedarse en casa a cuidar a los animales.
“Como que ahora a la mayoría de los indígenas ya les interesa seguir estudiando”, manifestó.
En 44 años de historia 504 alumnos terminaron la primaria en el Centro Intercultural Benesika Anagupi, 20 de ellos concluyeron la secundaria, 10 la preparatoria y cinco lograron hacer una carrera universitaria; además, tres terminaron la licenciatura en Educación y dos son ingenieros en Ecología y Medio Ambiente.
“Para nosotros es muy difícil entender el idioma español, tenemos que estudiarlo y batallamos mucho”, señaló el profesor Ramiro.
En el Centro Educativo Benesika Anagupi los alumnos tienen asegurada su alimentación, a la hora de la entrada y antes de irse a sus casas, ya que cuenta con despensa suficiente: fruta y verdura, así como comida fresca y enlatada.
Los menores que viven a más de cuatro horas de distancia caminando reciben posada en el pueblo de lunes a viernes.
Las propias madres de los estudiantes están pendientes de las necesidades de los niños. En total son 11 personas a cargo: ocho maestros y tres asistentes o cocineras.
La escuela provee de útiles escolares, ropa y medicina —gratuitamente— a niñas y niños.
MEJORA EDUCATIVA
Con la mirada puesta en el futuro Ramiro Chávez Ramírez pide apoyo a las autoridades para que los estudiantes tengan acceso a internet.
“Tener esta tecnología ayudaría muchísimo a la educación del pueblo y de los niños rarámuri”, aseguró el joven universitario.
Para lograr este objetivo, el profesor dijo que es necesario colocar antenas cerca de la comunidad y mejorar las computadoras con las que cuenta el Centro de Estudios Benesika Anagupi.
“Queremos proponer apoyo para tener internet; ver la manera de que contemos con esta herramienta para poder investigar nuestros temarios, indagar palabras en rarámuri y abrir el conocimiento a las niñas y niños de la comunidad”, enfatizó el profesor Ramiro Chávez Ramírez .
Fuente: http://www.excelsior.com.mx/nacional/2017/06/20/1170768
Fotografía: excelsior