Top Posts
UN MISTERIO Y UNA EPIFANÍA DE DUSSEL.
Apertura de la Cátedra Universitaria en Cooperación Genuina
Perú defiende esterilizaciones forzadas de Fujimori, casi 30...
Organizaciones exigen la liberación inmediata del activista Renato...
Equipo y hasta títeres les roban al grupo...
Morales cree que, si un partido lo habilita,...
Brasil: El partido revolucionario imaginario
¿Las cooperativas construyen un mundo mejor?
Milei lanza una campaña contra la discusión en...
“Seguimos marginadas, empobrecidas y asesinadas, porque ni siquiera...
  • Colectivo Insurgencia Magisterial
Portal Insurgencia Magisterial
Banner
  • Inicio
  • Nosotros/Legal
  • Directorio
  • Alianzas
  • Columnistas
  • Voces que seguimos
  • Calendario de eventos
  • Educooperando
Espacio principalEspacio secundario

Chile: economía política del desgaste.

por La Redacción febrero 14, 2017
febrero 14, 2017
912

Por: Osvaldo Torres G. Nueva Sociedad. 14/02/2017

En Chile, se están agotando un modelo y una forma de hacer las cosas. La economía presenta severos problemas de libre competencia por la concentración de la propiedad y los mercados, así como por la falta de regulaciones. A su vez, el régimen político de transición se debilita, golpeado por el descrédito. Esta situación está provocando realineamientos en la coalición de gobierno, pero también en los partidos ubicados a su izquierda, con vistas a la elección presidencial de 2017. La forma en que esto cristalizará estará influida, en gran medida, por cómo los movimientos sociales resuelvan sus articulaciones con la política y por la capacidad de la izquierda para superar sus divisiones.

En tiempos de tan alta incertidumbre global, la pregunta acerca de dónde va un país parece del todo impertinente, e incluso la idea de un lugar al cual llegar ha quedado bastante obsoleta. Sin embargo, el interrogante es candente, ya que mientras no se apague la multiplicidad de racionalidades e intereses en lucha, de lo que se trata es de la cuestión del poder y, con ella, de una conflictividad política que, por más que aparezca poco visible en las contiendas electorales o debates televisivos, esconde proyectos de sociedad y continúa produciendo transformaciones. En otras palabras, mientras la política –como forma de expresión de la voluntad colectiva en el espacio público, sea empresarial, popular, identitaria, etc.– más se debilita ante el poderío de los mercados globales de las finanzas, las personas más reclaman desde la orfandad de su representación política que se las considere y que las cosas cambien.

En las sociedades latinoamericanas se vive una ofensiva de los proyectos neoliberales de la mano de políticos de derecha, que tienen clara la respuesta: quieren ir de políticas neoliberales en economía a una sociedad neoliberal y para ello agitan las banderas de la privatización, la despolitización y el ataque al Estado y azuzan el miedo a una falta de ley y orden. A la inversa, el progresismo ha perdido el rumbo en la región. La derrota del Partido de los Trabajadores (pt) en Brasil y del Frente para la Victoria (fpv) en Argentina y las dificultades que encara el gobierno de Nueva Mayoría en Chile, a lo que se suma la derrota en el plebiscito de reforma constitucional de Evo Morales en Bolivia y la victoria del «No» a la paz en Colombia, nos indican que hay cuestiones sustantivas del proyecto político de izquierdas en la región que, ya sea por sus objetivos o por su estrategia, no logran cristalizar en apoyos contundentes por parte de la ciudadanía, sea en las urnas o en la movilización social.

En relación con esta problemática, hay dos cuestiones claves. Una es el modelo de desarrollo y la otra, el régimen político y la democracia. El ciclo de altos precios de las materias primas en el mercado mundial permitió a los gobiernos progresistas de la región financiar el desarrollo de grandes proyectos sociales, que impactaron positivamente en la vida de millones de personas, sea por la vía de subsidios estatales o por la inserción en la educación y la atención en salud de sectores populares y la ampliación de los programas de vivienda. Sin embargo, no se logró reducir la concentración de la propiedad y la riqueza, ni se pudo saltar hacia una estrategia de desarrollo nacional que superara el carácter extractivista y depredador de la naturaleza que impuso la inversión extranjera en el continente. En este sentido, hay algo de un «caso de desarrollo frustrado» del que hablara el economista chileno Aníbal Pinto.

En cuanto al régimen político, es interesante recordar a Antonio Gramsci cuando señala que, si bien los votos valen todos lo mismo, no es menos cierto que están midiendo «la eficacia y la capacidad de expansión y de persuasión de la opiniones de pocos, de las minorías activas, de las elites, de las vanguardias, es decir, su racionalidad, historicidad o funcionalidad concreta»1. Lo que en otras palabras implica que no basta con contar los votos, sino que es necesario formar una ciudadanía consciente, hay que ganar los corazones y también las mentes para hacer avanzar un proyecto político progresista. En este sentido, la concepción de democracia con la cual una parte de la izquierda en el continente ha gobernado es la del «gobierno de los políticos» (a decir de José Nun)2, sin concebir que la democracia pueda ser la del «gobierno del pueblo». Ganar elecciones mide la eficacia del discurso y el resultado de una gestión, pero si no se gobierna con el pueblo, se desactiva la base de apoyo para la disputa del modelo de sociedad y la estrategia de desarrollo (y ahí están los casos de Argentina y Chile).

Esto plantea otro problema, en las condiciones de la América Latina actual: ¿cuál es el «sujeto histórico» que puede motorizar los cambios, en favor de una redistribución del ingreso, mayores libertades políticas y autonomía de las personas? Se habla mucho de la extensión de las capas medias por la mejora de los ingresos y la ampliación de la cobertura educacional, lo que transformaría las mentalidades de los sectores populares que no quieren representarse ni ser representados como tales. Pero esto, que es parte de la batalla cultural contra la identidad constituida desde el mercado y como consumidores, no es algo inevitable. Tampoco es claro que con la decadencia del proletariado industrial –el sujeto histórico por excelencia del marxismo– hayan desaparecido otras formas de articulación social que, tras políticas, programas o utopías, tengan la posibilidad de incidir en los procesos que dibujan el futuro de nuestras sociedades. Más aún, esto es válido en América Latina, donde el «sujeto histórico» ampliamente debatido en el siglo xx marcó en parte las profundas diferencias entre los partidos políticos de izquierda y progresistas de la región. Hubo quienes les asignaron roles estratégicos ya sea al campesinado o a los pobres urbanos y algunos, a las clases medias emergentes. Es decir, los debates teóricos no han impedido la conformación de sujetos sociales colectivos que se ponen en movimiento en condiciones y tiempos históricos concretos y que pueden gravitar decididamente en la configuración de nuevas formas de organizar sus sociedades. ¿Qué ha hecho la izquierda en el continente respecto de esto y, en particular, qué han hecho las izquierdas en los gobiernos?

Considerando este contexto, la pregunta es: ¿cuál es la situación por la que atraviesa Chile? Este país ha llegado a un punto en que las altas tasas de ganancia para los grupos económicos que controlan la economía solo pueden sostenerse por la vía de alianzas o ventas de sus empresas a grupos transnacionalizados con mayor capital y con redes en los mercados financieros globales –proceso en curso en las administradoras de fondos de pensiones (afp) y en las instituciones de salud previsional (Isapres), así como en el sector minero–, saliendo a invertir en otros países –grandes almacenes, agroindustria, forestal– o generando una activa política de nuevos mercados para colocar sus productos, apoyados por el servicio exterior del Estado. En Chile, el grado de liberalización del mercado de bienes y servicios es total, la regulación es básicamente formal para los grandes grupos, la inspección sobre los mercados financieros locales es débil –en un año se han develado, por acción de los perjudicados y no de los organismos supervisores, como la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras, al menos cinco grandes estafas a accionistas o inversionistas pequeños–.

Fuente: http://nuso.org/articulo/chile-economia-politica-del-desgaste/

Fotografía: Nueva Sociedad

Compartir 0 FacebookTwitterWhatsapp
La Redacción

noticia anterior
“Ordoliberalismo y muerte de la democracia liberal”: Una entrevista con Werner Bonefeld.
noticia siguiente
Debates en el movimiento popular de la Argentina.

También le podría interesar

Hegemonía y desinformación: La llegada de RT a...

junio 29, 2025

Del níquel al litio: Nornickel, derechos indígenas y...

junio 16, 2025

Habla Daniel Jadue: Cuando la izquierda incumple su...

junio 15, 2025

Visitantes en este momento:

1.146 Usuarios En linea
Usuarios: La Redacción,347 Invitados,798 Bots

Síguenos en nuestras Redes Sociales

  • Bluesky
  • Mastodon
  • Telegram
  • WhatsApp

Blog: Perspectivas comunistas

Gracias por informarte con nosotros…

Desde el Plantón magisterial en el Zócalo de la CDMX

Rompe el cerco informativo…

Blog de la Columna CORTOCIRCUITOS

Nuestros grupos de difusión

Artículos publicados por mes

Síguenos en Facebook

Síguenos en Facebook

Artículos por AUTORES

Artículos publicados por FECHA

julio 2025
L M X J V S D
 123456
78910111213
14151617181920
21222324252627
28293031  
« Jun    

Artículos más leídos esta semana

  • 1

    Escuelas Normales mexiquenses en jaque

    junio 30, 2025
  • ¿Cuáles son los elementos de una historieta?

    febrero 15, 2017
  • 3

    ”¡Dios mío!, ¿Por qué nos odian tanto?”

    junio 29, 2025
  • 4

    TEMPORADA DE ENGAÑOS

    junio 24, 2025
  • 5

    30 años de Aguas Blancas: mi palabra sentipensante y la mirada de estrella

    junio 28, 2025
  • 6

    Acercamiento a FAUSTO de Johann Wolfgang von Goethe

    junio 30, 2025
  • 7

    Pronunciamiento estudiantil frente a la elección de rector en la UAM

    junio 26, 2025
  • 8

    ¡Parar la guerra! ¿Anti-imperialismo o lucha de clases?

    junio 26, 2025
  • 9

    El Congreso legaliza el espionaje sin supervisión: colectivos denuncian retroceso autoritario

    junio 29, 2025
  • 10

    Hegemonía y desinformación: La llegada de RT a Chile

    junio 29, 2025
  • 11

    Los desafíos de los movimientos populares ante las nuevas derechas

    junio 29, 2025
  • 12

    “La austeridad sirve para disciplinar a la clase trabajadora”

    junio 24, 2025
  • 13

    Diputados aprueban Ley de Inteligencia para que gobierno acceda a registros telefónicos y bancarios

    junio 28, 2025
  • 14

    Denuncian enterramiento masivo de residuos tóxicos en el Lago de Texcoco

    junio 29, 2025

Rolando Revagliatti. Argentina

Raúl Allain. Perú

Juan Antonio Guerrero O. México

Vanesa Monserrat. Argentina

Carolina Vásquez Araya

Ilka Oliva-Corado

Javier Tolcachier

Columna: CORTOCIRCUITOS

Manuel I. Cabezas González

Luis Armando González

Iliana Lo Priore

Jorge Salazar

Adolfo del Ángel Rodríguez

Oswualdo Antonio G.

José Eduardo Celis

Daniel Suárez

Güris J. Fry

Jorge Díaz Piña

Ángel Santiago Villalobos

Andrés Brenner

Alejandra Cortina

José Carlos Buenaventura

Luis Palacios

@2020 - Insurgencia Magisterial

Portal Insurgencia Magisterial
  • Inicio
  • Nosotros/Legal
  • Directorio
  • Alianzas
  • Columnistas
  • Voces que seguimos
  • Calendario de eventos
  • Educooperando
Portal Insurgencia Magisterial
  • Inicio
  • Nosotros/Legal
  • Directorio
  • Alianzas
  • Columnistas
  • Voces que seguimos
  • Calendario de eventos
  • Educooperando
@2020 - Insurgencia Magisterial

Leer también:x

Los partidos tradicionales se adueñan del proceso...

abril 3, 2023

La pandemia: “festival de avaricia en Wall...

marzo 23, 2020

La ley de Rendimientos Decrecientes (explicación que...

febrero 4, 2019