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Hablemos de la utopía

por RedaccionA junio 11, 2021
junio 11, 2021
2,K

Por: Gisela Ortega. 11/06/2021

Utopía es un estado  quimérico e irrealizable, que reúne todas las perfecciones y que hace posible una existencia feliz porque en él reinan la paz y la justicia. Suele considerarse utópico lo que, además de perfecto y modélico, es imposible de encontrar o construir. La utopía consiste, básicamente, en la descripción de una sociedad imaginaria y perfecta, y aunque para muchos  la realización  de este sistema sea imposible, algunos de los procedimientos que se exponen pueden aplicarse a posibles reformas y orientar la tarea organizadora de los  políticos.

Utopía - Wikipedia, la enciclopedia libre

El concepto de utopía es tan antiguo como el ser humano. Ha existido desde siempre. Ha venido a significar desde entonces, por extensión, un lugar que no existe; la concepción imaginaria de un gobierno ideal; el sistema o plan que parece  imposible realizar; la verdad no localizada vista “desde lugar ninguno”; la realidad ajustada a un perfil abstracto, formalista, que dibuja el intelecto; cualquier aspiración o sueño genérico que se traduzca en una especie de evasión de la realidad vivida.    

El primer modelo de sociedad utópica lo debemos  a Platón -427-347 a.C., en uno de sus diálogos  más conocidos, La República, además de la defensa de una determinada concepción de la justicia, hallamos una detallada descripción de cómo sería el Estado ideal, es decir, el Estado justo. Platón, profundamente descontento con los sistemas políticos que se habían sucedido en Atenas, imagina como se organizaría un Estado que tuviese como objetivo el logro de la justicia y el bien social.

Según Platón, la República o el Estado perfecto estaría formado por tres clases sociales: los gobernantes, los guardias y los productores. Cada una de ellos, tendría  una función, unos derechos y unos deberes muy claros.

En definitiva, la República de Platón, sería, según él,  una sociedad justa porque en ella gobernarían los más sabios –filósofos- y además cada uno  desempeñaría una actividad conforme a sus aptitudes y, por tanto, todos contribuirían según sus posibilidades al bien común.

El término utopía fue concebido por Thomas More, o Tomás Moro, -1478-1535, pensador, teólogo, político humanista y escritor inglés en su obra  cumbre, publicada en 1516, “De Optimo República Statu deque Nova  Insula Utopía”, donde Utopía es el nombre dado a una isla y a la comunidad ficticia que la habita, cuyos habitantes habían logrado el Estado perfecto: caracterizado por la convivencia pacífica, el bienestar físico y moral de sus habitantes y el disfrute común de los bienes.

Antiutopía de la “Ley Trans” – Lluís Rabell

En 1535, Tomás Moro,  fue enjuiciado por orden del rey Enrique VIII, acusado de alta traición por no prestar el juramento antipapista frente al surgimiento de la Iglesia Anglicana, oponerse al divorcio con la reina Catalina de Aragón y no aceptar el Acta de Supremacía, que declaraba al rey como jefe de esta nueva Iglesia. Fue declarado culpable y condenado a muerte. Permaneció en prisión en la Torre de Londres hasta ser decapitado el 6 de julio de ese mismo año. Moro fue beatificado en 1886 y canonizado en 1935 por la Iglesia Católica quien lo considera un santo y mártir. Por su parte, la Iglesia Anglicana lo reconoce como mártir de la Reforma Protestante, y lo incluyó en 1980, en su lista de santos y héroes cristianos.

El origen etimológico de “Utopía” viene del griego  “no” y “topos” lugar, designa una localización inexistente o imposible de encontrar. Hay otras ideas utópicas anteriores a la de Tomas Moro, por ejemplo, La isla de la Inscripción Sagrada de Evémero, filósofo griego -340-260 a. C y Los Mitos de Hesíodo, poeta griego del Siglo VIII a. C.

Distopía

En oposición al concepto de utopía, existe el término “distopía”.  Convergente con ella, esta la “ucronía”, esto es lo que no está en tiempo alguno.

El  concepto de “distopía” proviene de la cultura anglosajona.  El término fue divulgado a finales  del siglo XIX, por  John Stuart Mill -1806-1873-, filósofo, político y economista inglés, a partir de los vocablos del griego antiguo “malo” y “topos” “lugar, paisaje, escena”, quien también empleaba el sinónimo creado por  Jeremy Bentham, -1748-1832- cacotopía. Ambas palabras se basaron en el término expresado por Tomás Moro procedente de   “no”, y “topos”, significando “lugar que no existe” y cuya utilización son en términos  de sociedades perfectas o ideales.

Utopías, distopías y mundos posibles. - La Frontera vr

Distopía o cacatopía son vocablos  antónimos de  utopía significando una “utopía negativa”, donde la realidad transcurre en términos antitéticos a  los de una sociedad ideal, representando una colectividad hipotética peligrosa.

La mayor parte de las distopías describen comunidades  que son consecuencia de tendencias sociales actuales y que llevan a situaciones totalmente indeseables. Surgen como obras de advertencias, o como sátiras, que muestran las tendencias presentes extrapoladas en finales apocalípticos.

Las distopías guardan mucha relación con la época y el contexto socio-político en que se conciben. Algunas distopías de la primera mitad del siglo XX advertían de los peligros del socialismo de estado, de la mediocridad generalizada, del control social, de la evolución de las democracias liberales hacia sociedades totalitarias, del consumismo y el aislamiento.

Ucronía

La  palabra  “ucronía” fue dada a conocer  por el filósofo francés Charles Renouvier, -1815-1903-, en el siglo XIX en su obra “Ucronía, La utopía de la Historia”,  por lo que su significado etimológico sería “tiempo que no existe” o “tiempo que no existió”. Renouvier pretendía por medio de un mythos, imaginar el desarrollo de la civilización occidental si el cristianismo y el despotismo militar no hubiesen triunfado en el imperio romano del siglo II.

Se considera que la primera ucronía fue escrita por el historiador Tito Livio 59 a.C. – 17 d.C. en uno de sus capítulos de la “Historia de Roma desde su fundación”, en la que relata una hipotética guerra entre el imperio de Alejandro Magno y Roma en el siglo IV a.C., sin embargo el género no resurgió hasta 1836, con la publicación de “Napoleón y la conquista del mundo”, 1812-1821,  por Luis Napoleón Geoffroy Chateau.

El Renacimiento.

Durante el Renacimiento se produjo un florecimiento espectacular del género utópico. La mayoría de los pensadores consideraba que la influencia del humanismo era la causa de este fenómeno. El Renacimiento es una época que, además de caracterizarse por el auge espectacular de las artes y las ciencias, destaca también por los cambios sociales y económicos. Sin embargo estas transformaciones  no fueron igual de positivas para todos, ya que ocasionaron enormes desigualdades entre unos y otros miembros de la sociedad.

Muchos de los estudiosos de la época, conscientes de estas injusticias, pero también de la capacidad reformadora del ser humano, reaccionaron frente a la cruda realidad de su tiempo. Esta reacción se plasmó en la reivindicación de una racionalización de la organización social y económica, y surgen los modelos utópicos renacentistas. El principal y más importante de esta época es, indiscutiblemente, la Utopía de Tomás Moro.

Ciudad del Sol (utopía) - Wikipedia, la enciclopedia libre

La invención y descripción de mundos ideales o perfectos  no reciben  el nombre de “Utopía” sino  hasta el siglo XVI. Por ello no es paradójico afirmar que existen utopías desde siempre, incluso antes de que se acuñara este calificativo  para referirse a ellas. También pertenece al Renacimiento la comunidad ideal de Telema, dedicada a cultivar el amor, incluye también una sátira de la vida monástica, que presenta Francois Rabelais, -1494-1553-, en su Gargantúa.

“La ciudad del sol” del religioso italiano Tommaso Campanella, -1568-1639-, expone su utopía política de una comunidad universal regida por la naturaleza y la razón.

“La Nueva Atlántida”, de Francis Bacón, -1561-1626, añade un elemento novedoso  como es el aprovechamiento de los avances científicos y técnicos en la mejora de las condiciones de vida de los seres humanos.

Las utopías

A pesar del  carácter  narrado de las utopías, a lo largo de la historia del pensamiento se le han atribuido funciones que van más allá del simple entretenimiento.

Aunque las utopías son obras de un autor determinado, a menudo se reflejan en ellas los sueños e inquietudes de la sociedad en la que el escritor vive. Por esta razón, permiten reconocer los valores fundamentales de una comunidad en un momento concreto y, también, los obstáculos que estos encuentran a la hora de materializarse. Por ello, para muchos novelistas, las utopías no sirven tanto para construir mundos ideales como para comprender mejor el  universo en que vivimos.

Para algunos científicos, el ser humano es esencialmente un ser utópico. El hecho de ser libres, de poder soñar con lugares mejores que el resto que nos rodea y de poder actuar en la dirección de estos deseos está íntimamente conectado con nuestra naturaleza utópica,  por muy injusto y desolador que sea el propio entorno, siempre resultará posible imaginar y construir uno mejor.

Una de las críticas más habituales a la utopía es su distanciamiento respecto a la realidad. En ellas su historiador se imagina, un mundo perfecto, pero tan irreal que resulta difícil establecer vínculos entre lo que propone y lo que hallamos efectivamente. Por otra parte, la utopía suele limitarse a la descripción detallada de ese universo nuevo pero no proporciona pistas acerca del modo en que es posible transformar la realidad para acceder a ese otro planeta imaginado. Por ello, para muchos pensadores, las utopías solo son la expresión de buenos pero inútiles deseos de mejora.

La utopía en la época de la incertidumbre – Club de Lectura Virtual

Mientras que para algunos analistas, el mayor inconveniente de las utopías es su incapacidad para trascender las limitaciones de la época real en las que fueron concebidas. Las utopías de una época están condicionadas por las circunstancias históricas.

Algunos investigadores señalan que la utopía se fundamenta en una concepción estática de la sociedad. El cambio solo esta justificado para alcanzar la utopía. Una vez conseguida la sociedad perfecta, justa y feliz, ¿qué sentido tendría que ésta siguiese transformándose? Ahora bien, ¿es posible y deseable, aunque sea una utopía una organización completamente estática?

El filósofo  británico Karl Popper, -1902-1994-, destaca el peligro que encierran las utopías. Su crítica se centra  básicamente en La  República de Platón, extensiva a todas las utopías posteriores. Señala que  por muy paradójico que parezca este mundo feliz y perfecto puede convertirse en el más terrible y totalitario Estado. La creencia y el convencimiento del carácter ideal y perfecto de un sistema llevan irremediablemente a la intolerancia respecto a cualquier otra propuesta. Considerar esta organización la más beneficiosa produce que cualquier opinión en contra, cualquier oposición, sea vista como una amenaza para la supervivencia de la utopía y, en consecuencia, sea apartada del panorama social para bien de la comunidad.

Del socialismo utópico al científico - Unificación Comunista de España

Socialismo utópico

Otro de los momentos fecundos en la ideación de sociedades utópicas fue a principios del siglo XIX. Los profundos cambios sociales y económicos producidos por el industrialismo cada vez más individualista abonaron el terreno del descontento y la crítica, así como el deseo de sociedades mejores.

De esta época proviene el socialismo utópico. Como representantes de este movimiento están pensadores como el filósofo francés, Claude Saint-Simón, -1760-1825; el británico, Robert Owen, -1771-1858 y el economista Charles Fourier, -1772-1837-. A pesar de las diferencias que hay entre ellos, propusieron reformas concretas para hacer de la sociedad un lugar más solidario, en el que el trabajo no fuera una carga alienante y en el que todos tuviesen las mismas posibilidades de autorealizarse.

Las utopías de estos socialistas fueron diseñadas con el objetivo inmediato de llevarse a la práctica. Más que relatos de mundos perdidos e inalcanzables constituyeron descripciones detalladas de comunidades igualitarias que, en ocasiones, fueron copiadas en la realidad. Por ejemplo, Charles Fourier propuso agrupaciones autosuficientes, en la que los trabajadores  vivían en comunidades, a las que llamó falansterios. Robert Owen llegó a fundar Nueva Armonía, una pequeña colectividad  en la que se abrió el primer jardín de infancia y la primera biblioteca pública de Estados Unidos. Claude Saint-Simón, propugno un socialismo planificador y tecnocrático, constituido sobre una religión de la ciencia y una nueva clase de industriales.

Las utopías han tenido derivaciones en el pensamiento político, como por ejemplo, en las corrientes socialistas ligadas al marxismo y el anarquismo; literario e incluso cinematográfico a través de la ciencia ficción social. La clasificación más usada, hereda la pretensión del marxismo de estar elaborando un socialismo científico y por tanto restringe el nombre de socialismo utópico a las formulaciones ideológicas anteriores a éste, aunque todas ellas comparten su origen en la reacción a la revolución industrial, especialmente a la condición del proletariado, siendo su vinculación al movimiento obrero más o menos próxima o cerca a ello.

La  utopía de san Agustín

San Agustín De Hipona: Primer Doctor De La Iglesia Cristiana

En “La ciudad de Dios”,  San  Agustín, Obispo de Hipona, 354-430, doctor de la Iglesia Católica,  máximo pensador del cristianismo en el primer milenio,  expresa su interpretación de la utopía siguiendo los preceptos de su visión cristiana. La acción terrena que simboliza para él todos los estados históricos,  es fruto del pecado, pues habría sido fundada por Caín y en ellas sus habitantes serían esclavos de las pasiones y sólo perseguirían bienes materiales. Agustín, concibe la utopía en una ciudad espiritual, que había sido fundada por Dios y en ella reinarían el amor, la paz y la justicia.

Para Agustín la utopía tan solo sería alcanzable en este reino espiritual, lo que según él y el cristianismo definen como el Reino de Cristo, la meta hacia donde se encamina la humanidad y está destinada a los justos.

La religiosa.

Nirvana: el estado de liberación - La Mente es Maravillosa

La visión que tienen tanto el cristianismo, el islam y el nirvana del budismo, respecto al paraíso es el de una  utopía, en especial en las manifestaciones populares: la esperanza de una vida libre de pobreza, pecado o de cualquier otro sufrimiento, más allá de la muerte. Las utopías religiosas concebidas principalmente como un jardín de las delicias, una existencia libre de toda preocupación con calles cubiertas de oro, en una gozosa iluminación con poderes casi divinos.

La igualdad entre los hombres es la más grande de las utopías cuando se aspira a una irrealizable nivelación del talento y la sensibilidad. Lo es asimismo, la libertad, la más fantástica de las fantasías. Lo son la honestidad en nuestro medio. También lo ha sido hasta ahora la Filosofía, al pretender que cada sistema pueda valer para todos los tiempos y para todos los hombres. Incluso la razón es una admirable utopía.

Utópica es toda acción cuya intención inicial no puede ser cumplida en el desarrollo de su ejercicio y tiene que contentarse con aproximaciones, esencialmente contradictorias del propósito que las había iniciado.

Utopista es la persona que forma utopías o proyectos irrealizables. Son utopistas las gentes para quienes la política consiste en expresar sus íntimos deseos, y en creer que basta la voluntad para que se realicen.

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Fotografía: Sur y sur

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