Jorge Salazar García. 04/05/2020.
Sólo es cuestión de tiempo, las variables económicas de flujo (PIB, consumo, inversión, inflación..) de stock (riqueza, deuda, población…) y la crisis ambiental arrojan señales de una próxima recesión económica mundial. Será profunda y repercutirá en todos los ámbitos de la vida en el Planeta. Poco importa si la crisis fue inducida para preservar los privilegios de las élites o si realmente la causó la pandemia o el calentamiento global; el echo es que los factores de la producción, tales como trabajo, capital, tecnología y recursos naturales se verán modificados. Consecuentemente, el ciclo producción-distribución-consumo-producción será replanteado conforme a modelos de economía mixta, capitalismo humano o socialismo autogestionario. De continuar el neoliberalismo, la pavorosa acumulación depredadora de ese 1% que posee igual riqueza que el 99 % de la población no podrá detenerse.
No se trata de sembrar un alarmismo catastrófico, son pronósticos basados en las matemáticas. Sencillamente una naturaleza limitada no puede soportar la sobreexplotación ilimitada, impuesta en los últimos 36 años. Los recursos que sostienen la vida se están agotando y la gente marginada ya no soporta el modelo que los despilfarra. Estas condiciones ofrecen a la sociedad la oportunidad de detener la destrucción o de acelerarla. Seguramente, después del confinamiento, resurgirán las movilizaciones populares como las de Chile, España, Italia, Grecia, Argentina, Brasil, E.U, que luchaban contra las políticas neoliberales. Son naciones donde las políticas gubernamentales han beneficiado ampliamente a los más ricos generando mayor marginación. Esos movimientos antisistema volverán con más fuerza, furia y enojo porque se sumarán a ellos los trabajadores despedidos, desempleados, refugiados, artistas, campesinos, comerciantes y pequeños productores, afectados por la recesión. La clase media habrá reflexionado acerca de la profunda e injusta desigualdad que le vendieron como necesaria para producir riqueza y descubrirán cuáles cosas superfluas consumidas contribuyen a destruir los recursos naturales que pertenecen a las nuevas generaciones. Y tal vez, habiendo superado los paradigmas del capitalismo, elijan pasar a la acción solidarizándose con las comunidades que buscan en su entorno resolver la cuestiones fundamentales del proceso económico: ¿qué producir?, ¿cómo producir? y ¿quién lo va a producir? No será fácil; tales actitudes soberanas encontraran múltiples resistencias. Será necesario crear redes populares territoriales sin cacicazgos políticos.
Ya no queda espacio para la indiferencia ante acontecimientos tan aberrantes de acumulación como el ocurrido en E.U. En menos de un mes la fortuna de los multimillonarios se incrementó 282 mil millones de dólares mientras que en el mismo periodo 22 millones de trabajadores perdieron su trabajo. Tal despojo lo reportó el Instituto de Estudios de Política en Washington(https://ips-dc.org/wp-content/uploads/2020/04/Billionaire-Bonanza-2020.pdf). Eso es, sencillamente, brutal y canallesco.
Vienen vientos del norte, serán fuertes rachas acompañadas con aires gélidos; su entrada a territorio nacional provocará huracanes que de agarrarnos desprotegidos nos causarán más desastres que el Covid-19, la deuda (12 billones) y el FOBAPROA juntos. México, debido a su dependencia comercial-alimentaria y tecnológica de los E.U.A. será gravemente afectado por la contracción económica que esta ocurriendo allá. En el primer trimestre de 2020, por ejemplo, fue de 4.8 % y el pronóstico para el resto del año es peor. Si las remesas de dólares disminuyen, los intereses de la deuda aumentan, los precios de las materias primas siguen bajando, el turismo no se recupera, la fuga de capitales continúa y la inversión privada se estanca el régimen actual NO tendrá recursos para mantener los programas sociales ni fomentar el empleo. El FMI calcula sufriremos una caída superior al 6% del PIB, pero será peor si AMLO no recurre al endeudamiento (recomendado por aquella institución) o a medidas nacionalistas como gravar la riqueza, suspender el FOBAPROA (IPAB), declarar una moratoria de la deuda externa y recuperar el control del banco central, principalmente. La alternativa a estos cambios es más de lo mismo (pobreza, desempleo, saqueo, inseguridad, corrupción…) que nos heredaron los tecnócratas.