Por: Tzamtrecesemillas. 26/11/2021
Una constante que se halla en la concepción del mundo de muchos de los pueblos originarios de este territorio ha sido la proyección del cuerpo de las personas sobre las edificaciones, las viviendas y los refugios que nos hemos construido: las casas tienen espalda, tienen ojos y tienen bocas cuando son nombradas en muchas de las lenguas indígenas de este país. Es como si el hogar que es nuestro cuerpo se proyectara también en nuestras casas y ellas a su vez son colocadas dentro de un techo universal que es la naturaleza. Las casas, nuestros hogares, nuestras habitaciones y sus características están atravesadas por la cultura. Los materiales, las maneras en las que se construyen, las ideas que les sirven de cimientos a las viviendas que edificamos están totalmente atravesadas por nuestros sistemas culturales. Podríamos hacer libros completos sobre la cultura de los pueblos centrándonos en la relación ritual, simbólica y material que establecen las sociedades con el proceso de construir y habitar una casa, una vivienda o un refugio.
Desde distintos contextos, mujeres indígenas dialogan ahora con esta semilla. Pueden leerse dos extremos que enmarcan estas reflexiones; por un lado, las creadoras reflexionan sobre los rigores de esa particular condición que las ciudades ofrecen en cuanto el derecho a un techo digno: el pago de un alquiler. Por otro, lado se habla sobre el esfuerzo festivo y colectivo que durante mucho tiempo ha entrañado la construcción de una casa en muchas de las comunidades indígenas. Aún recuerdo la compasión con la nuestras abuelas escuchan de alguien que tiene que pagar un alquiler en las ciudades, el espacio propio, nuestra casa, se convierte para las mujeres en un espacio que no solo es un refugio en un sentido físico, es sobre todo un espacio simbólico en el que los hechos fundamentales de la vida adquieren sentido.
En esta semilla, hallamos una serie de reflexiones visuales y verbales sobre ese otro cuerpo, convertido en derecho humano dentro del sistema jurídico occidental, que es una casa, una vivienda, un refugio. Un techo cuerpo, un cuerpo externo que es hogar.
Para los zapotecas, el concepto de casa/techo/vivienda va más allá de las cuatro paredes. La casa es la familia, una hamaca, el río, las aves, la mar, los árboles, la montaña, los caminos, el pueblo y los hogares de nuestros paisanos y familiares
Aurora Catalán Pueblo zapoteco
Regreso, regreso de nuevo al pueblo, regreso a casa / dentro de nosotras yace la luz para caminar / para abrazar a nuestro pueblo / para amar la vida / estoy aquí volviendo a mirar, / estoy aquí, he vuelto a casa / he vuelto a vivir
Wilma Esquivel Pat Pueblo maya
El trabajo colectivo, la buena administración de recursos y el uso de materiales locales ayudaron a que este pequeño pueblo de menos de mil habitantes lograra reconstruir sus casas
Bia’ni Madsa’ Juárez López Pueblo mixe / zapoteco
En la cosmovisión nahua se considera que el único hogar, el gran techo, es la madre tierra y todo lo que la conforma como los ríos, los mares, las lagunas, los cerros, los montes y las montañas
Griselda Romero Pueblo nahua
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Fotografía: Tzamtrecesemillas