Por: Raúl Prada Alcoreza. 19/12/2024
El secreto está en el momento constitutivo, en la composición del momento constitutivo. Esto es válido para las formaciones económicos sociales, políticas y culturales. Una formación nacional nace en su momento constitutivo, su estado inicial es un momento constitutivo. La composición de ese momento constitutivo hace, a su vez, de condición de posibilidades histórico, política, económico y cultural. Lo que se llama metafóricamente destino nacional tiene que ver con ese momento constitutivo. Por eso, hay que revisar históricamente el momento constitutivo de las formaciones nacionales y de su formaciones estatales.
Los Estados Unidos del Norteamérica nacen con un componente religioso y con un componente racial. Ambos componentes se refuerzan mutuamente. El protestantismo viene a ser una continuidad de la guerra contra el catolicismo y de la lucha religiosa de lo que va a ser la reforma, que escapa a su persecución. Racialmente se trata de una población conquistadora anglosajona. Ciertamente el componente jurídico y político es una constitución liberal, se trata de un Estado que se asume como República Federal. Al principio, el componente federal es preponderante, en tanto que exige la autonomía de los Estados, que corresponden a las trece provincias inaugurales del Estado nación en cuestión. Se acerca más a ser un Estado confederado de Estados componentes, que plantean su propia autonomía en términos jurídicos y políticos, incluso respecto a las decisiones institucionales. Sin embargo, desde un principio, se plantea el problema de la unión entre los Estados federados, el problema de la unidad, que puede ser conseguida mediante la centralización federal. La primera cuestión radica en la compulsa entre el federalismo de los Estados y la unidad de todos los Estados, la conformación del Estado de la unión.
A lo largo del tiempo esta compulsa se va resolver en beneficio de la unidad, del centralismo y de una República que va a articular a sus Estados federados, transfiriendo competencias estratégicas al Estado central, dejando otras competencias para el movimiento autónomo de cada uno de los Estados. El problema si no se resolvía iba a ser más complicado, en la medida que aparecieran más Estados, en esa expansión conquistadora y colonizadora hacia el centro y hacia el oeste del continente norteamericano. Esta es la razón por la que se va a tender a resolver el problema del federalismo y del centralismo en el sentido de La Unión.
Hablando de la composición inicial del momento constitutivo, el más importante componente tiene que ver con el carácter de la conquista y el carácter colonial en contra de las naciones y pueblos indígenas, a quienes se va a desconocer todos sus derechos sobre sus propios territorios. Se los ignora campeantemente, suponiendo su “incompetencia” para ejercer “autogobierno”. Se los arrincona, se los empuja hacia la nada, se los extermina y a los sobrevivientes se los arrastra a reservas, para que estén en condición de eternos prisioneros de una República, que se supone liberal y respetuosa de los derechos civiles y políticos, empero se trata de los derechos civiles y políticos de los anglosajones, nunca de los indígenas, tampoco de los demás, que van a convertirse también en víctimas de este temprano imperialismo, bajo una composición barroca entre República e imperialismo, bajo el empuje de la búsqueda de hegemonía de los anglosajones.
El problema indígena va a ser resuelto con el exterminio. En cambio, el problema afrodescendiente, que viene de la esclavización generacionalizada del África subsahariana, va a ser resuelto por medio de la guerra civil. La llamada guerra de secesión es, en principio, una guerra contra la esclavización, por lo tanto, contra los Estados del sur, que eran Estados esclavistas, que perseguían mantener la esclavización, basándose en el criterio del autonomía de los Estados en la conformación de la República Federal.
Cuando el Abranham Lincoln gana las elecciones para los Estados del sur estaba claro que venía la guerra, que, además, quedaba claro, se hacía evidente que tenían que declarar la guerra, que tenían que hacer la guerra al norte, que, además, de ser antiesclavista, buscaba mantener la unidad, no solamente evitar la extensión de la esclavización a otros Estados, sino también evitar el desmembramiento por medio de esta “autonomía” federal esclavista de los Estados del sur. Por otra parte, era evidente e incongruente la relación entre República liberal y esclavismo.
En ese sentido, podemos hablar de que hay como dos momentos constitutivos, la declaración de la independencia y la guerra de secesión. La guerra de secesión, la victoria del norte sobre el sur, la victoria de la economía industrial contra la economía del algodón y esclavista define el carácter unitario de la República, en combinación con el carácter federal de la República. Se da lugar a un Congreso federal y a un perfil presidencialista del Estado de esa República federal.
Sin embargo, en el segundo momento constitutivo no desaparece la composición del primer momento constitutivo. Para decirlo de manera contundente, no desaparece el crimen contra las naciones y pueblos indígenas, sino que, al contrario, se va expandir, se va a volver a perpetrar el crimen con el avance y la expansión imperialista hacia el oeste de norteamérica, contra las naciones y pueblos indígenas, que se encuentran en ese extensa geografía del centro hacia el oeste. Después se va hacer la guerra contra el Estado mexicano; se le quita más de la mitad de su territorio. La guerra soterrada continua, de manera latente, contra los afrodescendientes, a quienes se libera pero se los deja en suspenso respecto a los derechos de propiedad de la tierra y otros derechos, que tienen que ver con los derechos civiles y políticos. Es decir, son reconocidos como ciudadanos de segunda clase; los ciudadanos de primera clase son los anglosajones. En otras palabras, Estados Unidos de Norteamérica nace con una psicología supremacista, desde un principio, esto va a marcar su decurso a lo largo de la historia, dejando bien patente en su expansión por los océanos y por los territorios que aparentemente “libera”, pero que, en la práctica, los sojuzga. Estos son los casos patentes y patéticos de la intervención de los Estados Unidos de Norteamérica en la supuesta liberación de Cuba y en la supuesta liberación de Filipinas, interviniendo tardíamente en la lucha y en la guerra de independencia como colonias de España. Estados Unidos de Norteamérica declara la guerra a España, en lo que respecta a Cuba, después lo hace en lo que respecta a Filipinas. España es vencida, pero cuando se redacta la rendición y se cumple la ceremonia de rendición y se documenta ese acto, se plasma jurídicamente la rendición, no son invitados los verdaderos luchadores por la independencia cubana y los verdaderos luchadores por la independencia de Filipinas. Esta es una muestra incuestionable del nuevo imperialismo, no europeo, sino norteamericano, ya no monárquico, pero si es republicano.
Una vez que se constata esto los filipinos se lanzan a la guerra de guerrillas contra el supuesto ejército “libertador” norteamericano. Una vez que se constata esto, el nuevo imperialismo, las tensiones entre una especie de protectorado norteamericano y la formación social cubana va darse de manera cada vez más evidente, en constante incremento. El desenlace de esta contradicción en la isla del Caribe se va a resolver con la revolución cubana, a mediados del siglo XX.
La participación norteamericana en la primera y la segunda guerra mundial, la victoria en la primera y la segunda guerra mundial, que es para el mando y los países aliados, va dar lugar al despegue mundial de la dominación estadounidense norteamericana. Este desenlace va implicar la emergencia, en el contexto mundial, de la superpotencia de los Estados Unidos de Norteamérica, compartiendo el dominio del mundo con la otra superpotencia, la Unión de República Socialista Soviéticas (URSS). Entonces, podemos hablar de un tercer momento constitutivo, el correspondiente al desenlace mismo de las guerras mundiales. El momento constitutivo de la superpotencia, del complejo económico, militar, tecnológico, científico, cibernético y comunicacional, que, en principio, compite en el reparto del mundo con el otro complejo económico, científico, tecnológico y militar de la URSS. Después del derrumbe de la URSS queda sólo una hiperpotencia, que deambula por los siete mares con sus acorazados y submarinos cargados de ojivas nucleares, que vuela por los cielos con sus bombarderos cargados de ojivas nucleares, empero esta vez no hay ningún enemigo a la altura de la hiperpotencia. ¿Contra quien se arma de una manera no solo desmesurada sino demoledora? ¿Quién es el monstruo al que se tiene que atacar con un arsenal capaz de destruir al propio planeta? Como no hay este enemigo hay que inventarlo.
Desde el derrumbe de La Unión de República Socialistas Soviéticas y de los Estados socialistas de la Europa oriental, la hiperpotencia solitaria, sus aparatos ideológicos, sus aparatos mediáticos, sus servicios secretos y de inteligencia, su estructura monstruosa de máquinas de guerra, van a dedicarse a inventar enemigos. Empero, se trata de enemigos indefinidos e indeterminados, borrosos, con perfiles inciertos. Enemigos que van a ser identificados como “terroristas”; se trata de un término que se aplica a todo, dependiendo del momento, de las circunstancias y de la paranoia de la hiperpotencia. Se va a señalar al enemigo del narcotráfico, empero en cuyo gran negocio van a participar sus los servicios secretos y de inteligencia, además de los aparatos de interdicción de la hiperpotencia. Después, el enemigo va a ser el terrorismo fundamentalista de los yihadistas. Sin embargo, en este caso, le invención no es mediática, mucho menos ideológica, sino que se lo inventa materialmente, se lo organiza, se lo prepara, se lo arma y se lo lanza a la destrucción de los Estados nación árabes, que obstaculizan del dominio amplio de la hiperpotencia solitaria que domina un mundo en crisis múltiple.
El derribo de las torres gemelas el 11 de septiembre de 2001 ha evidenciado el sinuoso movimiento y conspiración de los servicios secretos de la hiperpotencia. Esta va a ser la excusa adecuada para la invasión de Irak, aunque quedaba claro que Irak no estaba implicado en el derribo de las torres gemelas, sino, más bien, la criatura de los servicios secretos de la híperpotencia, Al Qaeda, que ha operado en Afganistán contra el ejército rojo, que, después, termina operando en contra de sus amos, sus patrones, sus inventores.
Con la complicidad de Turquía y de Israel se inventa, se conforma y organiza, se arma y se lanza a una guerra Santa, al temible Estado Islámico, ISIS. La incursión fundamentalista ha terminado de destruir Irak. Maniobras y procedimientos parecidos se ejecutan en Libia, apoyando a múltiples organizaciones, que entran en guerra contra el Estado de Libia liderado por Muamar el Gadafi. Son las armas del ejército Libio las que se van a llevar a Turquía y se van a entregar al ISIS, con toda la complicidad, instrumentalización y acción operacional del Estado y del ejército turco. Después de un tiempo, estos mismos procedimientos se actualizan en una guerra sinuosa contra el Estado Sirio, al que se termina destruyendo. La toma de Damasco por un conglomerado de grupos fundamentalistas y yihadistas corresponde a una actualización, en el terreno, de aquellas estrategias, tácticas y procedimientos conspirativos de los servicios secretos y de inteligencia, de las máquinas de guerra de los Estados involucrados, esta vez de manera más compacta, contando con la articulación de los Estados Unidos de Norteamérica, de la OTAN y de Israel.
Ciertamente no se puede olvidar, de ninguna manera, el papel que juegan los Estados árabes, sus propias composiciones, sus propios momentos constitutivos, sus propias historias singulares, a lo largo de una convulsa compulsión contradictoria entre los propios Estados árabes y el Estado persa de Irán. En principio comprometidos en la guerra contra Israel, desde 1948. En la medida que se perdió la guerra se fue dejando la responsabilidad de la misma, en el contexto de la ocupación de Palestina, sólo a los palestino. En esa misma medida varios Estados nación árabes se han venido desentendiendo de la guerra contra Israel, que terminó siendo una guerra entre el pueblo palestino y el Estado de Israel. Sin embargo, también Palestina tiene su propia composición constitutiva y desconstitutiva; esta vez no hablaremos de momentos constitutivos sino de momentos desconstitutivos. Quizás el primer momento desconstitutivo es 1948, cuando se da lugar no solamente la derrota de los Estados árabes en la guerra, sino la expulsión de los palestinos de su propia tierra. Desde entonces van a vivir, para decirlo metafóricamente, como parias en refugios en otros países, desde donde se va a continuar la guerra contra el Estado de Israel, una guerra intermitente, que, en principio, la asume la Organización para la Liberación del Palestina (OLP), con filiación marxista y nacionalista.
La guerra de los seis días, 1967, va a definir una prolongada compulsa de la correlación de fuerzas entre Israel y los Estados árabes colindantes, con la victoria del Estado de Israel. Posteriormente la guerra del Yom Kipur, 1973, va a volver a definir la correlación de fuerzas a favor del Estado de Israel. Después de esta guerra, Egipto firma la paz con Israel, lo mismo va a ocurrir con Jordania. Arabia Saudita va a tender aproximaciones y acercamientos con Israel, con la mediación de los Estados Unidos de Norteamérica.
Hablando de momentos cruciales, que tienen que ver con puntos de inflexión, por ejemplo de cuando la OLP se compromete en un acuerdo de paz con Israel, emergen los fundamentalismos que están en desacuerdo con el acuerdo de paz, fundamentalismo tanto árabes como judíos. Los cuales van a conspirar contra el acuerdo de paz y van a evitar la realización de la paz y la conformación de un Estado palestino.
El mando de la guerra contra Israel pasa a manos del fundamentalismo de Hamás, en la franja de Gaza, y del fundamentalismo de Hezbolá, al sur del Líbano. Apoyado por el Estado sacerdotal de Irán. La guerra, en sentido pleno de la palabra, se vuelve a desatar a partir del 7 de octubre de 2023, con la incursión de Hamás al sur de Israel, cuando se comete una masacre en los kibuts, en los poblados del sur y en un festival musical. Desde entonces, de la misma manera cuando el presidente norteamericano, de entonces, del 2001, George Walker Bush, declara la guerra interminable y demoledora contra el terrorismo, lo hace el primer ministro de Israel Benjamin Netanyahu. Lo que llama la atencion aquí son las analogías. Porque después comienza el genocidio de Palestina, en la franja de Gaza, y se depliegan las acciones punitivas de colonos y del ejército de Israel en Cisjordania.
La guerra se extiende al Líbano, respondiendo al lanzamiento de misiles de Hesbolá, apoyados por Irán, Estado sacerdotal, que también lanza misiles contra Israel, teniendo el cuidado del previo aviso. El ejército de Israel incursiona el Sud del Líbano y lo ocupa después de bombardear, no solamente el sur del Líbano, sino también el centro del Líbano, afectando notoriamente a la capital, Beirut. El bombardeo sistemático, destructivo y demoledor se extiende al Líbano. La guerra adquiere una virulencia apocalíptica contra la población civil. Se llega a un armisticio entre el Estado de Israel y Hesbolá. Justo después del armisticio comienza la avanzada del conglomerado de yihadistas que toman Alepo, Homs y, después, otras ciudades en el camino hacia Damasco. Por último, terminan tomando Damasco, provocando la caída del denominado dictador Bashar al-Ásad.
Los medios de comunicación internacionales transmiten noticias que expresan la sorpresa por la rapidez de la toma de Damasco y de la caída estrepitosa de Bashar al-Ásad. Sin embargo, esta es la máscara mediática, que encubre la iniciativa en el proyecto y conspiración de las potencias europeas y de la hiperpotencia norteamericana, incluyendo al Estado de Israel. Proyecto conspirativo de reactivar las guerras de laboratorio, inventadas, organizadas y consolidadas por los servicios secretos y de inteligencia, que tiene como protagonistas a los fundamentalistas musulmanes. El actual líder, Abu Mohamed al Julani, uno del conglomerado yihadista, al mando del grupo armado Hayat Tahrir al Sham (HTS), el más importante de los que toman Damasco, define claramente el perfil de laboratorio de una guerra sinuosa, preparada de antemano por las potencias involucradas.
En los juegos geopolíticos entre las potencias, que disputan la jerarquía del orden mundial de las dominaciones, se desenvuelve, al sureste de Europa, la guerra de Ucrania, la guerra entre la Federación Rusa y la República de Ucrania. También se trata de una guerra soterrada. Desde la caída de la Unión de República Socialista Soviéticas, desde el referendo por las autonomías de los estados de la ex URSS, parte de los Estados componentes de la del Pacto del Varsovia se incorporan a la Unión Europea, algunos se incorporan a la OTAN. Ucrania se declara autónoma de la Federación Rusa y forma su propia república, empero no se incorpora a la Unión Europea, tampoco se incorpora a la OTAN. La estrategia de OTAN es incorporar más países, que rodean a la Federación de Rusia, tanto a la Unión Europea como la OTAN. El punto álgido de hacerlo es precisamente Ucrania, que tiene que ver, desde la perspectiva rusa, con el momento constitutivo de Rusia. La Federación de Rusia concentra fuerzas en la frontera de Ucrania y luego la invade, estalla la guerra. El ejército ruso no logra tomar Kiev, como lo había previsto, si no que se ve obligado a retroceder hacia la frontera, hacia el borde geográfico que colinda con la Península de Crimea, que había sido tomada, con anticipación, por la armada y el ejército ruso, considerando la península como estratégica para la defensa, la sobrevivencia y la influencia de la Federación de Rusia. Podemos decir que la guerra se estanca, se detiene en una guerra de trincheras, en una guerra de bombardeos intermitentes, en una guerra teledirigida con aviones bombarderos no tripulados, los drones, con desplazamientos cortos del ejército, de tanques, colocando la artillería en lugares apropiados, buscando la disposición de los cañones de manera disuasiva. Las fronteras ampliadas en el caso de la Federación de Rusia y la fronteras restringidas en el caso de Ucrania no avanzan, quedan prácticamente en el sitio, dejando cientos de miles de soldados muertos en ambos bandos.
Es en este contexto cuando vuelve a estallar la guerra interminable en el Medio Oriente. Entonces, en el mapa geopolítico se tiene dos guerras en el continente de Euroasia, la guerra de Ucrania y la guerra confusa, abigarrada y soterrada del Medio Oriente. El desenlace reciente de la guerra en Siria termina arrinconando al Estado sacerdotal de Irán, termina afectando grandemente a Hesbolá y termina derribando al régimen de Bashar al-Ásad. Israel toma el Golán, rompe el acuerdo de 1974, invade Siria y llega a las puertas de Damasco. El líder y protagonista de la toma de damasco, Abu Mohamed al-Julani, dice que no va a guerrear con Israel. Queda claro que son aliados, incluso más, Mohamed es una construcción del Mossad.
Inmediatamente después de la toma de Damasco por los yihadistas Israel tiene como objetivo militar a Siria, bombardea a los aeropuertos, las instalaciones militares, los arsenales, destruye los aviones militares y hunde a la flota Siria. Todo esto se hace bajo la mirada complaciente de Estados Unidos de Norteamérica y de la OTAN. Lo que demuestra que lo que hace Israel es parte de un proyecto mundial de dominación, que no solamente disputa la jerarquía del orden mundial de las dominaciones, sino que busca la dominación absoluta del mundo, apuntando a la guerra principal que es la guerra contra la República Popular China, la principal potencia económica, con proyección a ser la principal hiperpotencia militar del mundo, el principal complejo económico, tecnológico, científico, cibernético y comunicación del mundo.
Este es el contexto geopolítico en el que debemos realizar la interpretación de lo que ocurre en el acontecimiento bélico, en el presente de la guerra de Ucrania y de la guerra en el Medio Oriente. Para hacerlo debemos, como hemos dicho varias veces, salir de todo esquematismo dualista, de buenos y malos, de fieles e infieles, de amigos y enemigos, de izquierda y derecha, de progresistas y conservadores. Lo que ocurre escapa a la mirada estrecha de todos esquematismo dualista.
Estados involucrados en la guerra
Rusia
Al hablar de la formación social, económica, política y cultural de Rusia debemos referirnos a varios momentos constitutivos, incluso más antes de la confirmación de la Rus de Kiev. Se trata de una federación de tribus eslavas orientales, que se extendió desde finales del siglo IX hasta mediados del siglo XIII, fue regida por la dinastía Rúrik. La Rus de Kiev tiene sus orígenes en la Fundación de Kanato de Rus y el surgimiento de la dinastía rúrika en el año 862 después de Cristo. Hay que anotar que fue durante el reinado del príncipe Oleg, un príncipe vikingo, quien en el año 882 extendió la expansión territorial de Nóvgorod al valle de Dniéper. Otro momento constitutivo se da con la conformación del imperio ruso cuya duración se extendió desde 1721 hasta 1917 el año de la revolución rusa. Hablamos del sucesor del Zarato ruso y de su capital situada en San Petersburgo.
Otro momento constitutivo indudablemente es la revolución de febrero de 1917 y su desenlace en la revolución de octubre del mismo año. Estas revoluciones pusieron fin a la monarquía zarista de la dinastía Romanov. Se conformó la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, federación soviética que duró desde 1922 hasta 1991. Con el derrumbe de la URSS se dio lugar a la conformación de la hoy llamada Federación de Rusia, que se fundó en 1991, después de la disolución y desmembramiento de la URSS.
Se puede hablar de un milenio de historia, que está compuesta por momentos constitutivos y momentos desconstitutivos. Periodos de duración de regímenes y de sociedades, de despliegues, de crisis, de quiebres y de rupturas, en una continuidad discontinua de lo que se viene en llamar la historia de la formación social, cultural, política y económica en cuestión. Se puede observar que se trata, a lo largo de la historia política y de las estructuras de poder, de desplazamientos sociales y culturales, pero también de cambios y trasformaciones, que, en todo caso son retenidos en la memoria social. A pesar de las rupturas y transformaciones, como las dadas con la revolución socialista, de todas maneras, el peso de los tejidos sociales y culturales gravita de tal manera que incide en el nuevo régimen y la nueva característica social.
Indudablemente la gran ruptura y el marcado momento constitutivo se da con las revoluciones de 1917. Se transforma el Estado y se transforma la sociedad. Sin embargo, como lo dijo Karl Kautsky, la revolución socialista en un país complejo, abigarrado y de incipiente desarrollo industrial, deriva en lo que él denomino, usando un concepto elaborado por Karl Marx, modo de producción asiático, en otras palabras, deriva en el despotismo asiático. Los bolcheviques llevaron a cabo una industrialización militarizada, sin embargo, es discutible hablar de un modo de producción socialista. Lo más acertado es hablar de un capitalismo de Estado.
En lo que respecta a la historia de las guerras hay que distinguir las guerras de expansión del imperio zarista de las guerras que se desatan en el periodo soviético. La guerra civil contra los rusos blancos, que, en realidad vienen apoyados y acompañados por las potencias europeas, norteamericana, japonesa y turca, es una guerra, como dice el discurso político de defensa de la “Patria socialista”. La segunda guerra mundial involucra a la URSS con la invasión de la Alemania nazi, es una guerra de defensa, pero también de ofensiva, que termina en la ocupación de parte de Alemania. La llamada guerra fría es una guerra secreta, latente, limitada, que, empero lleva la guerra a las periferias, donde se enfrentan localmente las potencias enfrentadas. Características de esta guerra fría, transferida como guerra caliente a la periferia, son la guerra de Corea y la guerra del Vietnam. La guerra de Afganistán, en la que se involucra el ejército rojo, es una guerra en apoyo al régimen pro-socialista, también guerra de ocupación.
La Federación de Rusia también se va a involucrar en guerras, que llamaremos de retención de Estados, para evitar más desmembramientos. En este sentido tenemos que hablar de la primera y segunda guerra chechena, la guerra ruso-georgiana, la guerra de Abjasia, la guerra de Alto Karabaj, del conflicto de Ostetia del Norte, del conflicto de Ostetia del Sur, del conflicto de Transnistria, de la crisis de Crimea y, por último, de la guerra de Ucrania.
La característica de la guerra no tiene que ver tanto con la forma, con los desplazamientos de la guerra, con el análisis bélico y militar, con el proyecto de dominación inherente, a la que nos acostumbra lo que se viene a llamar el análisis geopolítico, que en realidad es una ideología de dominación, basada en una restricción y un recorte sesgado de la ciencia geográfica. Lo que importa es la composición involucrada en la guerra, las formaciones sociales involucradas, las estructuras de poder involucradas, los dispositivos y máquinas de guerra involucradas, en un periodo determinado y hasta una coyuntura determinada. Entonces, la guerra como imagen y como idea queda corta al momento de explicar la composición y las lógicas inherentes de la guerra. No hay que dejarse confundir con un término que se comparte, guerra, en realidad se habla de un concepto en constante devenir y situado de manera intermitente, en distintos contextos y en distintos condicionamientos relativos a su composición. Esto es importante al momento de analizar el presente de la guerra de Ucrania, a través de un análisis del presente mediante una mirada retrospectiva del pasado.
La guerra de Ucrania no solamente es una guerra de ofensiva y de ocupación, como lo presentan los medios internacionales “occidentales”, sino también es una guerra de defensa, defensa contra la ofensiva de la OTAN, que proyecta su expansión alrededor de la Federación de Rusia y, por último, proyecta, en el futuro, una guerra contra Rusia. En un contexto donde la OTAN y los Estados Unidos de Norteamérica se preparan para una guerra contra la República Popular de China. Se trata de una guerra por la jerarquía del orden mundial de dominaciones, también una guerra de dominación mundial. Es en este contexto cuando se vuelve a desatar la guerra interminable del Medio Oriente.
Siria
La formación social, económica, política y cultural de Siria abarca una larga historia, que se puede datar a partir de cierta ancestralidad, desde lo que se denomina prehistoria hasta la contemporaneidad. Lo que se considera la región de Siria tiene que ver con lo que se viene en llamar civilización semita, conformada en torno a las ciudades antiguas de Ebla y Ugarit. En lo que respecta a la antigüedad, lo que hoy se llama la República Árabe de Siria fue ocupada y regida bajo el control de distintos imperios, entre ellos el sumerio, el mitanio, el asirio, el babilónico, el egipcio, el hitita, el cananeo, el fenicio, el arameo, el amorreo, el persa, el griego, también el romano. Como se puede ver, todo esto forma parte de la historia compleja, antigua y cambiante, de acuerdo con los regímenes y los imperios, del Medio Oriente.
Siria surge como país independiente el 24 de octubre de 1945 después de la firma de la carta de las Naciones Unidas, que involucra tanto al gobierno sirio como al mandato francés. Trece años después se conforma la República Árabe Unida, unificando Siria y Egipto, después de haberse dado el plebiscito por la unificación de ambos países. Empero, en 1961 Siria se separa y se constituye como República Árabe de Siria. Desde 1970 ha estado gobernada por la familia Assad, que dirige el partido Baaz. El dominio de la familia Assad va a ser cuestionado varias veces; durante las primeras décadas del siglo XXI se va a dar lugar a resistencias y oposiciones activas, inclusive acciones militares. Posteriormente Siria se fractura entre distintas organizaciones rivales militarizadas, en una guerra duradera, que se denomina guerra civil de Siria. Como sabemos, recientemente, se produce la caída de Bashar al-Ásad y de su régimen, a pesar de contar con el apoyo de la Federación de Rusia y de Irán.
Refiriéndonos a los momentos constitutivos tenemos que diferenciar la República Árabe de Siria de lo que fue el Reino Árabe de Siria, que se dio lugar en 1919, aunque de corta duración, gobernado por el emir Faisal I de la dinastía Hachemita. El mismo, después, se convirtió en el rey de Irak. El Congreso nacional sirio proclama rey a Faisal al año siguiente. La geografía política del Reino Árabe de Siria se extiende desde las montañas Tauro, en Turquía, hasta el desierto del Sinaí, en Egipto. Su reinado culmina después de la batalla de Maysalun, cuando se enfrentaron a las tropas francesas, que tomaron el control de Siria, ocasionando la salida de Faisal.
No hay que olvidar que uno de los desenlaces de la primera guerra mundial es la disgregación del Imperio Otomano. Después de este suceso, con la disolución del Imperio Otomano, en la conferencia de San Remo, la Liga de las Naciones entregó el dominio de la antigua Siria al Reino Unido y a Francia, cediendo al Reino Unido Transjordania y Palestina, a Francia lo que serían Siria y Líbano. Los medios de comunicación “occidentales”, los analistas de pantalla, la propaganda y la publicidad imperialistas ocultan estos hechos, que muestran fehacientemente el involucramiento de las potencias europeas colonialistas en la crisis desatada y continúa del Medio Oriente. En realidad, una de las causas de esta crisis prolongada hay que buscarla aquí, en la ocupación imperialista y colonialista del Medio Oriente por parte de las potencias europeas.
Podemos hablar de momentos desconstitutivos de Siria, uno de ellos corresponde a la intervención imperialista, después de la primera guerra mundial. Otro de estos momentos desconstitutivos corresponde a la crisis y al conflicto interno, al desacuerdo político. Otro momento desconstitutivo corresponde a las consecuencia de la guerra contra Israel, sobre todo debido a las derrotas sufridas en la guerra de 1948, en la guerra de los seis días, en la guerra del Yom Kipur y en la reciente guerra civil prolongada, que deriva en la caída del régimen de Bashar al-Ásad, cuando Israel invade Siria y se encuentra a las puertas de Damasco.
Turquía
La historia de la formación social, económica, política y cultural de Turquía se retrotrae a la ancestralidad. Cuenta con asentamientos humanos en la península de Anatolia desde el llamado neolítico. La península ha sido poblada por distintos pueblos, por ejemplo, los hititas, los griegos, los persas, los selyúcidas y también los otomanos, durante la conformación, consolidación y expansión del Imperio Otomano. Contando con los estudios arqueológicos se constata el período del imperio hitita, que dura desde los siglos XVII y va a los siglos XII, antes de Cristo. En todo caso se puede decir que el primer imperio turco, propiamente hablando, se estableció en 1037, nos referimos al imperio selyúcida. La extensión de este imperio abarca los territorios de Turkmenistán, Afganistán, Irán e Irak. Sin embargo, el imperio más conocido es el Imperio Otomano, que se dio lugar desde 1299, contando con la figura gobernante de Osman. Este imperio se alarga hasta el desenlace de la primera guerra mundial, cuando se derrumba el Imperio Otomano.
Posteriormente al Imperio Otomano se da lugar, después de una dramática guerra, la llamada República de Turquía, constituida el 29 de octubre de 1923, aboliéndose el cargo de sultán. El artífice de la República de Turquía es Mustafá Kemal Atatürk, Quién fue el presidente de la República. Entonces debemos hablar de, por lo menos, dos momentos constitutivos, la conformación del Imperio Otomano y la constitución de la República de Turquía.
Transformaciones en el sistema mundo capitalista
Hay que situarse al final del siglo XIX y comienzo del siglo XX. En ese periodo entre el final y principios de siglo se puede observar que el mundo está cambiando, el sistema mundo capitalista está cambiando. Ya se ha dado la revolución industrial, es notoria la presencia del capitalismo financiero a nivel mundial. La inversión del capital financiero fue desarrollado por los norteamericanos también a nivel mundial. Es cuando se comprometían Estados y bancos en estas inversiones de capital, a su vez, se conformaban las garantías de estas inversiones y el seguro de las mismas, que incluso en algunos casos llevó a intervenciones militares.
Se puede observar que los imperialismos europeos estaban todavía vigentes, aunque ya en su crepúsculo. Por otra parte los imperios antiguos si hundían irremediablemente ante las transformaciones habidas en las estructuras mismas del capitalismo a nivel mundial. Lo que aparecía pujante, con toda su vitalidad, era un nuevo imperialismo que no requería, en sí mismo, del control territorial de colonias, aunque lo haya hecho en el caso de Cuba, de Puerto Rico y de Filipinas. Se trata de un imperialismo financiero basado en una revolución industrial permanente. Operado por un Estado liberal que tenía incidencia e influencia a nivel mundial.
El Imperio Otomano no pudo soportar estas transformaciones, que no fueron incorporadas en el desenvolvimiento de sus estructuras de poder obsoletas. Es en ese periodo cuando aparecen tendencias liberales y nacionalistas turcas en contra del Imperio Otomano, en contra del régimen heredado otomano y del gobierno del sultán. Un grupo llamado los Jóvenes Turcos van a jugar un papel importante desde entonces y hasta después de la guerra de la Independencia de Turquía, contra la ocupación de Estambul y la península de Anatolia por parte de las potencias europeas después de la Primera Guerra Mundial. Entre los miembros del grupo se encontraba Atatürk, el llamado padre de los turcos, de la República turca, que se extiende en la península de Anatolia, una Geografía y restringida de lo que fue otrora el gigantesco imperio otomano.
¿De dónde vienen los turcos?
Se dice que los turcos vienen con la invasiones mongoles. Empero tiene sentido hablar de turcos en plural para referirse a la variedad de grupos turcos. De todas maneras lo que viene a ser etnohistórico y etnogeográfico adquiere una connotación política, desde la autoidentificación como turcos de parte los llamados Jóvenes Turcos, después con la constitución de la República de Turquía.
Los turcos corresponden a grupos étnicos originarios del Asia Central, provenientes y asentados en las estepas del Turquestán. Se considera que los turcos o proto-turcos pudieron estar asociados a los hunos, los cuales dominaron las estepas asiáticas entre el siglo IV a.C. y el siglo II d.C. Los turcos fueron un pueblo seminómada, que, en principio, se dedicaba a la ganadería trashumante, particularmente de caballos, además de dedicarse al comercio.
Respecto a la lengua, se puede decir que el idioma turco pertenece al grupo lingüístico ural-altaico, junto con el mongol, el coreano y el japonés.
Los llamados turcos componen la mayoría de la población de Turquía, sin embargo no hay que olvidar la mayor población kurda se encuentra preponderantemente en Turquía.
De todas maneras, contando con todas estas procedencias etnohistóricas y etnogeográficas, durante el siglo XIX, la palabra Türk se refería a los campesinos de Anatolia. La clase dominante era la otomana, que se identificó como otomanos, no como turcos. Al finalizar el siglo XIX, cuando se dio lugar al nacionalismo, el término Türk tomó una connotación política.
Es en la época otomana cuando se definió a las comunidades sobre una base religiosa. Empero es a principios del siglo XX cuando los Jóvenes Turcos abandonaron el nacionalismo otomano, sustituido por el nacionalismo turco, adoptando el nombre de turcos, de esta manera se explica la denominación de la constitución de la República de Turquía.
El líder del movimiento Mustafa Kemal Atatürk concibió a la nación turca como el pueblo que estableció la república turca. Además, “los hechos naturales e históricos que llevaron a cabo el establecimiento de la nación turca eran: (a) unidad en la existencia política, (b) unidad en el lenguaje, (c) unidad en la patria, (d) unidad en raza y origen, e) estar históricamente relacionado y (f) ser moralmente relacionado”.
El conflicto turco-kurdo
No vamos hablar aquí del Kurdistán, ya lo hicimos en otros escritos y exposiciones. Nos vamos a referir a la guerra prolongada entre turcos y kurdos. Desde la perspectiva kurda se trata de una guerra de liberación, ahora, corresponde a una guerra de defensa en el contexto de la lucha por el Confederalismo Democrático, convirtiéndose durante la crisis del Medio Oriente en una guerra de defensa, incluso por la sobrevivencia.
Insurgencia del Partido de los Trabajadores del Kurdistán
El Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), sus colectivos insurgentes, demandan la independencia respecto de Turquía, con el objeto de constituir un Kurdistán independiente. El gobierno turco ha respondido con lo que llama una «guerra sincronizada contra el terror», señalando particularmente al PKK.
Conflicto en el Kurdistán sirio
Hace un tiempo la población kurda de Siria se encuentra en conflicto armado contra el gobierno de Bashar al-Ásad. Turquía mantiene una presencia militar en el norte de Siria desde 2016, con el objetivo de evitar que la milicia kurda de las Unidades de Protección Popular (YPG) incursione en Turquía.
Historia dramática
Se puede decir que los levantamientos de liberación de los kurdos se dan intermitentemente en Turquía, incluso desde la guerra de la independencia de Turquía.
Históricamente, tomando en cuenta los registros militares otomanos, ya estallaron antes rebeliones kurdas en Anatolia, por lo menos, durante más de dos siglos, en tanto que grandes revueltas tribales kurdas interpelaron al Imperio Otomano, sobre todo en su fase crepuscular. Se considera que el conflicto reciente, moderno, comenzó el 1922, en principio con el surgimiento del nacionalismo kurdo, en el contexto de la formación de la República de Turquía. Durante el año 1925, un levantamiento por un Kurdistán independiente, encabezado por Shaikh Said Piran, fue reprimido cruentamente; Said y treintaiseis de sus militantes fueron ejecutados. Otras rebeliones kurdas ocurrieron en Ararat y Dersim en 1930 y 1937. Horrorizado el cónsul británico en Tresbisonds, puesto diplomático más cercano a Dersim, se refirió a violencia brutal e indiscriminada perpetrada. A propósito efectuó una comparación con el genocidio armenio de1915. Dijo: “Miles de kurdos, incluyendo mujeres y niños, fueron asesinados; otros, en su mayoría niños, fueron arrojados al Éufrates; mientras que otros miles en áreas menos hostiles, que primero habían sido despojados de su ganado y otras pertenencias, fueron deportados a valiatos, es decir provincias, en Anatolia Central”.
Los kurdos acusan a los sucesivos gobiernos turcos de suprimir su identidad a utilizando procedimientos tales como la prohibición de los idiomas kurdos en la prensa y los medios. Atatürk concebía que la unidad y la estabilidad de un país residían en una identidad política unitaria, relegando las distinciones culturales y étnicas a la esfera privada. En contraposición la mayoría de los kurdos no renunciaron a su identidad y lengua. La guerra entre las fuerzas armadas turcas y el (PKK) se dio lugar en las décadas de 1980 y 1990, dejando más de 35 000 muertos.
No hay que olvidar, como dijimos, que ya se dieron antes rebeliones kurdas contra el Imperio Otomano, que se extienden dos siglos. El conflicto con los turcos se remonta a la abolición del Califato. Durante el reinado de Abdul Hamid II, que era califa y sultán, se consideraba a los kurdos súbditos leales del califa, por eso el establecimiento de una república secular, después de la abolición del califato en 1924, indujo a los kurdos a responder con otro nacionalismo. El establecimiento de la República de Turquía y de la ciudadanía turca clausuró el sistema millet, que consiste en la unificación de los pueblos musulmanes del Imperio Otomano. Los distintos pueblos musulmanes del antiguo Imperio Otomano fueron considerados “turcos” por la República de Turquía.
Historia de los levantamientos kurdos
Levantamiento de Bitlis, 1914
El levantamiento de Bitlis fue un levantamiento kurdo en el Imperio Otomano a principios de 1914. Fue apoyado por el Imperio zarista. Se luchó simultáneamente con un levantamiento kurdo no relacionado en Barzan, gobernación de Ebril, en el balístico de Mosul, que también fue apoyado por el Imperio zarista. La historiografía nacionalista kurda posterior describió el levantamiento como parte de una lucha nacionalista kurda, sin embargo, considerando sus causas reales, se opusieron al servicio militar obligatorio y a los impuestos. El levantamiento comenzó a principios de marzo, con una escaramuza entre combatientes kurdos y gendarmes otomanos, donde estos últimos se vieron obligados a retirarse. Posteriormente, los kurdos sitiaron la ciudad de Bitlis y la capturaron el 2 de abril. Luego, las fuerzas otomanas fueron enviadas desde Mus y Van para reprimir el levantamiento. Tras la derrota del levantamiento del 4 de abril, uno de los líderes rebeldes, Molla Zelanda, consiguió asilo en Rusia.
Rebelión de Koçkiri en 1921
Acontecida en la Provincia de Sivas entre el 6 de marzo y el 17 de junio, aplastada por Nureddin Bajá. Durante la guerra de la intependencia turca.
Rebelión de Beytussebab en 1924
Acontecida en la República de Turquía, debido a la prohibición de la lengua kurda y a la abolición del Califato Otomano. Iniciada en agosto en la Provincia Sirnark y rápidamente suprimida en octubre.
Rebelión de Sheikh Said en 1925
Acontecida en Sheikh Said, corresponde a un levantamiento nacionalista e islamista kurdo, dado en el sudeste de Anatolia durante al año 1925.
Rebelión de Ararat entre 1927-1930
La República de Ararat, en turco: Ağrı, fue un estado kurdo autoproclamado. Estaba ubicado en el este de la Turquía moderna, con su centro en la provincia de Şgri. La República de Ararat fue declarada independiente en 1927, durante una ola de revueltas entre los kurdos en el sureste de Turquía. La rebelión fue dirigida por el general Íhsan Nuri Pasha. Sin embargo, no fue reconocida por otros estados y careció de apoyo extranjero.
A fines del verano de 1930, la Fuerza Aérea Turca bombardea posiciones kurdas alrededor del monte Ararat. Según el general Ihsan Nuri Pasha, la la marcada ventaja militar turca, que cuenta con el desplazamiento de bombarderos de la Fuerza Aérea Turca, desmoralizó a los kurdos, en contraste, la desventaja los llevó a capitular. El 13 de julio, se reprimió la rebelión en Zilan. Se utilizaron escuadrones de una quincena de aviones para aplastar la revuelta. El 16 de julio, dos aviones turcos fueron derribados y los pilotos fueron a justiciados. Los bombardeos aéreos continuaron durante varios días y obligaron a los kurdos a retirarse a una altura de cinco mil metros sobre el nivel del mar. Para el 21 de julio, los bombardeos habían destruido varios de los fuertes kurdos. Durante estas operaciones, el ejército turco movilizó a 66 000 soldados y un centenar de aviones. La campaña contra los kurdos terminó el 17 de septiembre de 1930. La rebelión de Ararat fue derrotada en 1931, el Estado turco retomó el control del territorio.
El resurgimiento del movimiento kurdo de liberación reapareció en la década de 1970. El PKK declaró que su finalidad es la liberación de todas los territorios del Kurdistán de la opresión colonial, el establecimiento de un Estado kurdo socialista, unido e independiente. Desde un principio convocó a los estratos más pobres de la población kurda; se convirtió en el único partido kurdo no dominado por vínculos tribales. El dirigente del PKK, Abdullah Öcalan, caracterizó su lucha como una lucha anticolonial.
Cuando se dio el golpe militar de 1980 en Turquía, se desplegó una cruenta represión, eliminando a casi todas las organizaciones kurdas y de izquierda. El PKK fue el único partido kurdo que logró sobrevivir, incluso se incrementó su influencia en el pueblo, dando lugar, después, a una autocrítica y a la revolución de las mujeres, interpelando al patriarcado, en la perspectiva del Confederalismo Democrático. Logrando, al comienzo de la década de 1990, el establecimiento de su propia administración local en algunas áreas rurales.
Durante un periodo perentorio, el PKK cambió de táctica, experimentando pasar a una táctica de negociación, buscó lograr un acuerdo negociado con el gobierno turco, después de algunos contactos indirectos con el presidente Turgut Özal. La repentina muerte de Özal puso fin a esta posibilidad, el ejército turco, aprovechando la ocasión y desconociendo los acuerdos llegados, acentuó sus operaciones contra las bases del PKK.
El Estado de Turquía, como arma de guerra cultural e ideológica, inició un programa de asimilación forzosa de la población kurda. Proyecto que clausurado en 1984, cuando el PKK comenzó una rebelión contra el Estado turco, atacando objetivos civiles y militares. En 1999, el aumento de la presión turca sobre Siria condujo a la expulsión de Abdullah Öcalan, a su posterior arresto por parte de los “boinas rojas” turcas en Kenia, con colaboración del Mossad y servicios de inteligencia de la OTAN.
Se logró un alto el fuego en el añ 2014, sin embargo, debido al asedio de Kobane durante la guerra civil siria, el conflicto se reinició. Desde que comenzaron las operaciones militantes del PKK en 1984[1].
Estado de Israel
De principio hay que hacer una anotación exigida por las circunstancias. Respecto a la conformación del Estado de Israel incluso la resolución de Naciones Unidas es ilegitima, pues no se ha consultado al pueblo de Palestina por su partición. Se ha violado el derecho internacional y el derecho de los pueblos a la autodeterminación.
De acuerdo a la declaración de la independencia y bajo el reconocimiento de Naciones Unidas, Israel es un país soberano del Medio Oriente, ubicado en el Levante mediterráneo. Limita al norte con el Líbano, al noreste con Siria, al este con Jordania, Cisjordania y el mar Muerto, al oeste con la Franja de Gaza, al suroeste con la península del Sinaí y al sur con el golfo de Áqaba, en el mar Rojo. Cuenta con una población de casi diez millones de habitantes, la mayoría de los cuales son judíos, Israel es el único Estado judío del mundo. Es también el hogar de árabes musulmanes, cristianos, drusos y samaritanos, así como otros grupos religiosos y étnicos minoritarios. La capital, con reconocimiento internacional limitado, sede del gobierno y mayor ciudad del país es, según Israel, Jerusalén, también reclamada como capital por Palestina. El principal centro económico y financiero se encuentra en la ciudad de Tel Aviv, y el mayor centro industrial se localiza en Haifa.
El Estado de Israel identifica sus raíces con la antigua Tierra de Israel, un concepto central para el judaísmo desde hace más de tres mil años, de acuerdo a las escrituras sagradas, según la interpretación religiosa hebrea. Después de la primera guerra mundial, 1914-1918, durante la partición del Imperio Otomano, la Sociedad de Naciones aprobó el Mandato Británico de Palestina con la intención de crear un “hogar nacional para el pueblo judío”. En 1947, las Naciones Unidas sancionaron la partición de Palestina en dos Estados, uno judío y uno árabe. El 14 de mayo de 1948, el Estado de Israel declaró su independencia, es cuando estalló la guerra árabe-israelí de 1948. Los árabes se negaron a aceptar las resoluciones de la ONU. Las sucesivas victorias de Israel en una serie de guerras posteriores ampliaron las fronteras del Estado de Israel más allá de lo dispuesto en el Plan de Partición de las Naciones Unidas. Desde entonces, Israel ha mantenido numerosos enfrentamientos armados con los países árabes colindantes, en lo que se conoce como conflicto árabe-israelí.
Desde su fundación, las fronteras de Israel e incluso el derecho a existir del propio Estado han estado sujetos a controversias, particularmente entre los Estados árabes. Sin embargo, Israel ha firmado tratados de paz con Egipto y Jordania, de todas maneras se han hecho esfuerzos para alcanzar un acuerdo permanente con la Autoridad Nacional Palestina.
El denominado proceso de paz israelí-palestino se refiere a las propuestas y conversaciones intermitentes mantenidas por varias partes, con el objeto de resolver el conflicto pendiente. Se puede decir que desde 1970 se han desplegado esfuerzos institucionales para acordar la paz, sin embargo, en lo que respecta al conflicto israelí-palestino no se ha logrado, mas bien, se ha retrocedido.
Durante el año 1991 Israel y los países árabes involucrados directamente en el conflicto árabe-israelí acordaron y asistieron a la Conferencia de Paz de Madrid, convocada por el presidente de Estados Unidos, de entonces, George H. W. Bush, contando con la colaboración del secretario de Estado James Baker. La citada conferencia se dio después de la Primera Guerra del Golfo. Las conversaciones continuaron en Washington, empero produjeron pocos resultados.
Entretanto, paralelamente a la conferencia en Madrid, se dan lugar reuniones secretas entre negociadores israelíes y palestinos en Oslo, que culminaron en los Acuerdos de Oslo de 1993 entre palestinos e Israel. Se trata de un plan que debatía y colocaba posibles elementos y condiciones requeridas para un futuro Estado de Palestina sobre la base de las resoluciones dos 42 y 38 del Consejo de Seguridad de la ONU. Todo este proceso se interrumpió después del asesinato de Isaac Rabin en 1995, por parte de un fundamentalista sionista, el proceso de paz fue truncado. De la misma manera, conspiraron contra los acuerdos de paz los ataques suicidas con bombas humanas, enviados por parte de los fundamentalistas musulmanes.
El acuerdo de Hebrón y el acuerdo de Wye fueron firmados a fines de la década de los 90s, una vez que Israel considerará que sus condiciones fueron parcialmente cumplidas. El memorándum del río Wye era un acuerdo negociado para implementar, a su vez, los acuerdos de Oslo. Fue firmado por el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu y el presidente de la OLP Yasser Arafat; fue negociado en el río Wye, en Maryland, firmado en la Casa Blanca, contando con la presencia del presidente Bill Clinton, como testigo oficial el 17 de noviembre de 1998. El Parlamento israelí de 120 miembros, el Knéset, aprobó el memorándum, con una votación de 75 a 19. El acuerdo trataba de posteriores redistribuciones en Cisjordania asuntos de seguridad y otros problemas.
Del 2000 el presidente de Estados Unidos Bill Clinton convocó una Cumbre de Paz entre el presidente palestino Yasser Arafat y el primer ministro israelí Ehud Barak. Hubo una iniciativa de paz árabe, una hoja de ruta, propuesta entre el 2002 y 2003. Más tarde se dieron conversaciones israelí-palestinas durante el 2007 y el 2008. Así como otras conversaciones directas en el 2010. Lo mismo ocurrió entre el 2013 y el 2014. La Autoridad Palestina a través de Mohamed Abas, presidente en Cisjordania, presentó el 2014 un plan de paz.
En enero de 2020, el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, presentó junto al entonces primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, un plan de paz unilateral para resolver el conflicto, que fue rotundamente rechazado por los Estados árabes. En contraste con las buenas intensiones, por ambas partes, desde octubre de 2023 Israel está involucrado en una nueva guerra, declarada contra Hamás, contando con el respaldo de Estados Unidos[2].
Como se puede ver se dieron múltiples esfuerzos por acordar procesos de paz, sin embargo, constantemente, fueron bloqueados por fundamentalismos de ambas partes. Se puede decir que con respecto a la solución al conflicto israelí-palestino hay como tres alternativas: Dos estados en coexistencia, un solo Estado Palestino, recuperando los los los territorios ocupados; un solo Estado de Israel, que se proyecta más allá de las actuales fronteras como el Gran Israel. Lo que parece plaucible es la primera opción ante las otras alternativas, por así decirlo antagónicas. Sin embargo, los desenlácese no dependen de las consideraciones justas o racionales, sino de la correlación de fuerzas. Lo cierto es que el conflicto en el Medio Oriente, en la historia moderna, has sido causado por la ocupación imperialista europeas, por sus administraciones coloniales y por sus decisiones que no respetan los derechos de los pueblos.
Conclusiones
Hay que preguntarse: ¿Si los componentes y dispositivos involucrados en la guerra hacen a la caracterización y estructura de la guerra, o si la guerra termina utilizando y transformando a los componentes y dispositivos involucrados en la misma? Obviamente nos inclinamos más por lo primero, sin embargo, tampoco hay que descartar lo segundo. Es conveniente, entonces, considerar la dialéctica de la guerra, que concibe la incumbencia de su composición material y sus dispositivos institucionales involucrados, en su devenir.
Hemos expuesto una interpretación de los Estados involucrados en las guerras, en el presente del sistema mundo moderno, en pleno crepúsculo, en plena crisis múltiple. Retomando lo que acabamos de decir, podemos interpretar lo que ocurre en términos de acontecimientos bélicos, podemos decir que los Estados involucrados le dan una estructura y una característica determinada a las guerras presentes, concretamente a la guerra de Ucrania y a la guerra en el Medio Oriente. También podemos decir, desde la perspectiva dialéctica, que hemos mencionado, que las guerras que han estallado afectan preponderantemente a los Estados involucrados, de tal manera que develan sus propias composiciones y sus propias crisis, dando lugar a la comprensión de sus formaciones sociales, económicas, políticas y culturales, sobre todo a sus dinámicas y condicionamientos en el presente. En este sentido, podemos decir que la guerra hace también a los Estados involucrados. Esto es más válido en lo que respecta al Estado de Israel, que se ha constituido en la práctica y en la secuencia de las guerras en las que se ha visto involucrado y las que ha ganado. Sus victorias han terminado constituyendo y consolidando el Estado de Israel, incluso expandiéndose de una manera colonialista, a través del despojamiento y la de desposesión de los territorios del pueblo palestino.
En lo que respecta a la Federación de Rusia, podemos observar que la misma no escapa de su historia, su historia gravita de tal manera que vuelve a hacer resurgir la ampulosa trayectoria de una formación social, cultural, política y económica altamente compleja. Hay como una combinación entre los desplazamientos y las restauraciones de estructuras culturales y estructuras de poder habidas en el espacio tiempo euroasiático, que comprende a la historia rusa. La actual guerra contra Ucrania pone de manifiesto sus propias contradicciones no resueltas, sus anacronismos y sus articulaciones barrocas, al heredar tanto el Imperio zarista como a la Unión de República Socialistas Soviéticas. La Federación de Rusia se presenta como una república federal liberal, sin embargo, el peso gravitante de su historia, al no resolverse en el sentido de apertura histórica, apertura dada como propios horizontes históricos, con anhelo utópico, abiertos durante las revoluciones de 1917, termina entrampada en sus propias limitaciones, aunque recurra al caudal de su inmenso ejército, de su aparato militar, armado con armas de destrucción masiva, y todavía complejo tecnológico y científico.
En resumidas cuentas se trata de una guerra que no debería haberse dado. Ciertamente lo que decimos es válido para todas las guerras, puesto que las guerras son inducidas por los Estados, no por los pueblos. Son de interés de gobernantes y de clases dominantes llevar a cabo las guerras, sacrificando a sus pueblos y a su juventud. Sin embargo, en este caso se trata de un Estado, el de Ucrania, que formó parte de la URSS. Como hemos dicho varias veces, para responder a esta cuestión, es la beligerancia del OTAN y de los Estados Unidos de Norteamérica, los que han presionado de tal manera en el sitio y la emboscada geopolítica, lo que ha terminado obligando no sólo la defensa de la Federación de Rusia sino a uno ofensiva contra otro pueblo eslavo.
En lo que respecta a los estados involucrados en la guerra del Medio Oriente, vemos que la crisis del Medio Oriente no solamente es múltiple, no solamente responde a la crisis geopolítica del sistema mundo capitalista, crisis transferida a las periferias, sino que es una crisis desatada por las ocupaciones imperialistas, por sus proyecciones coloniales, por sus protectorados indebidos, a la caída del Imperio Otomano, por la partición indebida del territorio de Palestina, para resolver un problema atingente principalmente a los Estados europeos, el denominado “problema judío”. Desde la expulsión de los judíos de España hasta el holocausto nacional socialista alemán, tenemos un manejo estatal de la problemática judía inadecuada, represiva prejuiciosa y racista. El protectorado británico que controlaba Palestina se inmiscuyó en la solución del “problema judío”, a la usanza de una administración política monárquica e imperial, que no respeta a los pueblos.
En principio, tanto el pueblo palestino como el pueblo judío son víctimas de estas administraciones imperialistas y coloniales. En el transcurso del tiempo, en la medida que se produce la participación ilegítima de Palestina, en la medida que se decide por la guerra desde 1948, una de las víctimas sufre su propia metamorfosis hasta convertirse en verduga del pueblo de Palestina.
La herencia imperialista y colonialista se transfiere notoriamente, de una manera moderna y pragmática, a los Estados Unidos de Norteamérica, República convertida después de la Segunda Guerra Mundial en una superpotencia. La alianza entre los Estados Unidos de Norteamérica y el Estado de Israel no solamente es patente, sino que manifiesta claramente un proyecto geopolítico de dominación del Medio Oriente y del mundo.
Hay pues una conspiración sistemática desde hace un tiempo contra los Estados nación árabes resistentes a la dominación norteamericana. En un pragmatismo sinuoso los servicios secretos de inteligencia han inventado primero a Al Qaeda y después al ISIS, con el objeto de deteriorar a los Estados nación árabes resistentes u obstaculizantes de la dominación norteamericana y de la dominación israelita. Después, esta estrategia se convirtió en una estrategia de destrucción de estos Estados nación, lo que ha ocurrido efectivamente desde la destrucción de Libia hasta la destrucción de Siria, pasando, antes, por la destrucción del Líbano y, después, por la destrucción de Irak.
El problema es que los mismos estados árabes, además del Estado persa de Irán y del Estado turco, han contribuido a esta destrucción de los Estados árabes y de la continuación prolongada de la guerra en el Medio Oriente. Al convertir una demanda nacionalista palestina por la independencia y la liberación en una interpretación religiosa, se termina de debilitar la propia lucha palestina, además de debilitar la propia defensa de los Estados árabes, incluyendo, esta vez, también al Estado persa de Irán. Los Estados sacerdotales basados en la religión corresponden a anacronismos, que no pueden sostenerse en el tiempo presente, en la contemporaneidad y menos en las guerras modernas. De la misma manera que cayó el Imperio Otomano, que no supo y que no pudo integrarse a las transformaciones habidas en el sistema mundo moderno, en el sistema mundo capitalista, término derrumbándose.
Quizás el gran acierto de Mustafa Kemal Atatürk fue optar por la República de carácter liberal, inclinando el nacionalismo hacia un proyecto de modernización de las instituciones y de la sociedad. Empero todo esto quedó ahí, dando lugar, como se puede constatar, al surgimiento de un Estado moderno aunque barroco y a una sociedad moderna aunque abigarrada. ¿Qué es lo que falta?, para preguntar de ese modo.
Dada la vertiginosidad de las transformaciones sociales, sobre todo debido a las revoluciones tecnológicas y científicas, los Estados, la forma de Estado y el orden mundial de las dominaciones han quedado obsoletos. Se trata de anacronismos que corresponden a una modernidad tardía, rezagada en sus propias limitaciones. La modernidad caracterizada por la metáfora de cuando todo lo sólido se desvanece en el aire, la modernidad de la transvalorización de los valores, la modernidad de la vertiginosidad, la modernidad estética – no hay que olvidar que la modernidad es un concepto estético ideado por los “poetas malditos” -, la modernidad del iluminismo y de la crítica ha venido inhibiéndose por una modernidad impostora y simuladora, que corresponde a la restauración de diagramas y estructuras de poder inhibidores de la potencia social.
También podemos decir, respecto a la guerra del Medio Oriente, que esta guerra no debía haberse dado, incluso desde 1948. Fue una mala apuesta por la guerra, sobre todo de parte de los Estados árabes. Lo que se debería haber buscado es una resolución inventiva e imaginativa, a la vez que comprenda la complejidad histórica, que pueda dar lugar a una paz duradera, una paz del Medio Oriente, basada quizás en el confederalismo democrático de los pueblos.
Si bien ahora hay una ventaja militar y tecnológica del Estado de Israel, lo que convierte a sus desplazamientos militares prácticamente en imparables, hasta el momento, lo que convierte a sus bombardeos en arrasamientos de ciudades, lo que convierte a estas acciones en genocidios, esta ventaja no puede ser duradera, puesto que la ventaja militar solamente es eso, una ventaja en la capacidad bélica. Para decirlo de un modo que se entienda, no es una ventaja “civilizatoria”, pues se basa en la supremacía, que es otro de los anacronismos devenidos de las oleadas de conquista, de las oleadas de colonización y de esclavización generalizada perpetradas por Europa y el naciente Estados Unidos de Norteamérica contra las naciones y pueblos indígenas. La supremacía es un prejucio atávico, emergido de las miserias humanas y de una asombrosa ignorancia. Si sigue por este camino de la muerte, del arrasamiento, de la conquista y despojamiento, Israel estaría construyendo su propia destrucción. Se estaría vaciando de todo contenido, de toda perspectiva social, cultural y civilizatoria, estaría restringiendo los horizontes de futuro hasta hacerlos desaparecer.
Al respecto la paz no va a venir por parte de los Estados ni del orden mundial de las dominaciones, ni de Naciones Unidas, como se ha podido ver que ya no es respetada por un Estado que ha sido resultado de una resolución de Naciones Unidas, que es Israel. La paz sólo puede venir de un acuerdo espontáneo entre los pueblos para detener los genocidios, las marchas absurdas bélicas, las masacres y el patente nihilismo de Estados suicidas y de los conglomerados burgueses supremacistas.
Notas
[1] Ver Conflicto turco-kurdo en Enciclopedia Libre, Wikipedia.
[2] Ver Israel en Enciclopedia Libre, Wikipedia.
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Fotografía: Pradaraul