Por: Carmen Sigüenza. 14/11/2023
Cuando el premio Nobel de literatura, el sudafricano J. M. Coetzee escribió “Desgracia” en 1999, no sabía que veinticuatro años después de publicarlo, los temas que lo vertebran: el abuso de autoridad, la violación, el silencio, el racismo o el maltrato animal, serían ejes centrales del discurso social que hoy impregna todo y cuestiona y modifica parámetros muy asentados en la sociedad patriarcal.
Con el #MeToo, la sentencia de “la manada”, la ley del ‘solo sí es sí’, el caso Rubiales o el cuño del #SeAcabó… la tierra se ha movido y el gas de la botella abierta se ha derramado sobre las miradas y las cabezas.
“Desgracia”, abuso de poder y violación
Coetzee, un escritor duro que utiliza su bisturí para ahondar en el alma humana y poner frente al espejo los rincones menos visibles de los seres humanos, obtuvo el premio Booker Price por esta novela cuya lectura hoy se hace más necesaria e interesante si cabe.
“Desgracia”, publicada por Random House, narra en una Sudáfrica posterior al apartheid la historia de David Lurie, de 52 años, un profesor de Universidad de literatura romántica en Ciudad del Cabo, divorciado, que acosa y seduce a una joven alumna que, tras varios encuentros, decide denunciarle, apoyada por su novio y su familia y tras las faltas administrativas que le impone la Universidad.
Finalmente, después de las acusaciones del tribunal universitario, él calla y no se disculpa, no muestra arrepentimiento y es expulsado. Decide marcharse a casa de su hija Lucy, que vive en una hacienda en el campo, donde se dedica al cuidado de perros. Ahí, tras largos silencios y con dificultades en la comunicación, padre e hija intentan convivir.
Masculinidades tóxicas
Lucy se acaba de separar de su novia y en un momento se produce un hecho que da la vuelta a todo al ser violada de forma violenta por tres hombres asaltantes, que roban en la casa y hieren de gravedad a su padre. Estos tres hombres son conocidos de Petrus, el vecino al que Lucy ha arrendado parte de su tierra. Con muchas derivadas y muchas capas, como la relación entre blancos y negros, o el maltrato de los hombres hacia los animales, Coetzee pone la lupa en las masculinidades.
Las diferentes formas de ejercer la violencia sobre la mujer, la superioridad intelectual como abuso de poder, el acoso, la violación, la venganza territorial, entre otros temas, se dan la mano en una relato magistral sobre las masculinidades tóxicas que mueve al lector o lectora, tal vez más que un ensayo académico sobre estos asuntos, por su capacidad empática.
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Fotografía: efeminista