Por: Norberto Soto Sánchez*. 07/12/2024.
El 4 de diciembre, a propósito del cumplimiento de medio siglo de la caída de Lucio Cabañas ─2 de diciembre de 1974─, se llevó a cabo en el Museo Casa de la Memoria Indómita (Ciudad de México) un conversatorio y exposición de documentos bibliográficos y hemerográficos (relacionados con Cabañas y el Partido de los Pobres), en el cual participaron el historiador Francisco Ávila Coronel, el sociólogo Eduardo Rivas López y Daniela González, integrante del Observatorio de Derechos Humanos de los Pueblos.
En el evento se habló del contexto en el que emergen las organizaciones de las que Lucio Cabañas, al igual que otrxs campesinxs y docentes de Guerrero, fueron fundadores y militantes: el Partido de los Pobres (1967) y la Brigada Campesina de Ajusticiamiento (1970).
A nivel internacional, comentó Eduardo Rivas, el escenario era el de la Guerra Fría, es decir, de la confrontación indirecta entre la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y Estados Unidos, la primera encabezada por Leonid Breshnev (1964-1982) y el segundo por Lyndon B. Jhonson (1963-1969) y Richard Nixon (1969-1974), estos últimos caracterizados por su férreo anticomunismo y por ser los impulsores de políticas imperialistas sumamente agresivas que produjeron una intensificación de la intervención yankee en Vietnam.
A la vez el espíritu de época estaba imbuido por guerras de liberación nacional y revoluciones triunfantes relativamente recientes, cuyos procesos habían sido encabezados por direcciones de orientación guerrillera como son los casos de Argelia y Cuba.
Además, en latitudes suramericanas había experiencias similares en Uruguay, con el Movimiento de Liberación Nacional Tupamaro, en Argentina con las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Ejército Revolucionario del Pueblo ─por mencionar solo algunos ejemplos─, por lo que la estrategia guerrillera, como vía para el cambio social o la revolución, era percibida como algo factible.
En México los gobiernos de Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970) y Luis Echeverría Álvarez (1970-1976), caracterizados por su talante represivo, sofocaban cualquier manifestación de inconformidad. El primero tenía expresiones abiertamente anticomunistas mientras que el segundo proyectaba a nivel internacional una imagen de progresismo; ambos pasaron a la historia por el diseño de políticas de terror estatal que encontraron sus puntos de clímax en las masacres de Tlatelolco (2 de octubre de 1968) y el Halconazo (10 de junio de 1971), con la participación de los cuerpos paramilitares del Batallón Olimpia y los Halcones, respectivamente.
En Guerrero, entidad controlada por caciques, era la época de los gobiernos de Raymundo Abarca Alarcón (1963-1969), Caritino Maldonado Pérez (1969-1971), Roberto Rodríguez Mercado (1971) e Israel Nogueda Otero (1971-1975), miembros de la élite política priista estatal impulsora del caciquismo ─en sus distintos avatares─ que pisoteaba los derechos de los sectores populares tanto rurales como urbanos, así como de las comunidades indígenas, a la vez que bloqueaba todo intento de participación política por la vía de violencia tanto estatal como paraestatal.
Por su parte, el historiador Francisco Ávila dio un recorrido por la trayectoria de Lucio Cabañas, enfatizando que su origen marcó su consciencia política hasta el fin de su vida, pues el revolucionario nació el 15 de diciembre de 1938 en el seno de una familia campesina pobre y de antepasados zapatistas ─su abuelo Pablo Cabañas─, en el pueblo de El Porvenir, en el municipio de Atoyac, en la sierra guerrerense.
Cuando Lucio tenía apenas 12 años, Cesáreo Cabañas, su padre, fue asesinado a causa de una rencilla que tenía con un primo ligado al caciquismo en la región.
Desde muy joven Lucio tuvo que trabajar como peón en el campo. Hasta los 17 años terminó la primaria y pudo concluir su formación como normalista a los 24 años, en 1963, cuando egresó de la normal rural de Ayotzinapa. Antes ya había sido Secretario General de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (1961-1963), posición a la que llegó tras un importante proceso de elección ─del cual participó después de experiencias que tuvo en distintas luchas contra el gobierno estatal del General Raúl Caballero Aburto (1957-1961)─ en el que le fue arrebatada la dirección de la Federación al priismo.
Desde la FECSM Lucio pudo visitar muchas normales rurales del país, leer de primera mano sus realidades y consolidar muchos contactos que después le ayudarían a tejer una importante red de apoyo.
El inicio de la praxis docente del dirigente del Partido de los Pobres se dio en el ejido Mezcaltepec. Ahí se vinculó rápidamente a la lucha de ejidatarios contra compañías madereras. Estas últimas lo denunciaron ante las autoridades de la Secretaría de Educación Pública en la entidad y ordenaron que fuera transferido a la escuela primaria Modesto Alarcón en Atoyac donde, para 1965, funda, junto al profesor Serafín Nuñez, el Club de Jóvenes Democráticos de Atoyac, como una especia de filial local de la Juventud Comunista del Partido Comunista Mexicano.
En la escuela Modesto Alarcón, Lucio y Serafín logran consolidar una relación muy estrecha con padres de familia, y apoyan un movimiento para destituir a la directora de la primaria, Genara Reséndiz, quien imponía exigencias imposibles de cumplir a las familias pobres, como lo era la obligatoriedad de uniformes escolares.
Si bien las movilizaciones logran la destitución de la funcionaria, los profesores Núñez y Cabañas son transferidos a una primaria de Tuitán, Durango, a finales de 1965. En esa entidad norteña se vincularían a otras luchas campesinas y de madres de familia, por lo que el gobierno estatal duranguense rápidamente los puso en la mira.
Mientras tanto, la gente de Atoyac pedía el regreso de los docentes. Las autoridades de la SEP accedieron a retornarlos a la primaria Modesto Alarcón y para mediados de 1967 ambos estaban involucrándose nuevamente en luchas democráticas de padres de familia. El 18 de mayo de ese año, las familias de alumnos de la escuela primaria Juan N. Álvarez llevaron a cabo un mitin en el que pedían la destitución de la directora: las razones eran las mismas que antes, pero en esta ocasión también se exigía la retirada de la Policía Judicial estatal que amenazaba a pobladores.
Transcurriendo el mitin, Lucio tomó la palabra; el capitán de la Policía, Enrique Arellano Castro intentó interrumpirlo y quitarle el micrófono. Hubo forcejeos y, mientras tanto, elementos policíacos comenzaron a disparar contra los asistentes. El resultado fue de 11 personas asesinadas, entre ellas una mujer embarazada.
Cabañas logró salir vivo de la masacre. Lo intentaron culpar de los hechos. Nunca pudo volver a dar clases a niñas y niños en las aulas. Al día siguiente ya estaba en la sierra donde, junto a otros campesinos, fundó el Partido de los Pobres (PdlP).
Francisco Ávila insistió a lo largo del conversatorio en que la acción armada de esta organización se dio en una tesitura netamente de autodefensa. Jamás hizo apología de la violencia ofensiva.
Para 1972, año en el que se conforma la Organización Partidaria ─antecedente de la Liga Comunista 23 de Septiembre─ el PdlP ya tenía 5 años combatiendo al Estado Mexicano en la sierra de Guerrero. La Partidaria intentaría incorporar a sus filas a la estructura del PdlP, sin embargo, las concepciones en torno a cómo hacer la revolución ─es decir a la teoría y estrategia─ eran totalmente distintas: la primera tenía la visión de conformar el partido del proletariado y el campesinado pobre, identificando a la clase obrera como el sujeto revolucionario; el segundo planteaba que dicho sujeto eran los pobres, enfatizando a los del campo, pero también a los indígenas.
De ahí surge la perspectiva “pobrista” del PdlP, y de dichas discusiones también emerge la emblemática frase “ser pueblo, hacer pueblo y estar con el pueblo” la cual, aclaró Ávila, “Lucio no la decía así tal cual, o sea, lo que históricamente conocemos como las frases célebres de Lucio, en sus grabaciones no está así… sin embargo, los compañeros reivindican esa frase que sintetizaba las discusiones, porque lo que Lucio le decía a los de la Partidaria era, primero, que no por leer marxismo ya eres revolucionario, en segunda, tú no vas a llegar a enseñarle al pueblo, porque los marxistas (de la Partidaria) llegaron así, hablando del ‘Estado y que la lucha de clases y la burguesía y el proletariado, y que aquí no hay pobres, sino que se llama proletariado’ y todo eso, y por eso Lucio les decía, es que hay que sacar la línea del pueblo, hay que aprender del pueblo, el pueblo es el que nos enseña, y entonces nosotros sacamos esa enseñanza y de ahí sacamos la lucha, de ahí sacamos las claves para la revolución”.
Contrario a ello, la Organización Partidaria ponía un gran énfasis en la discusión y elaboración teórica; ya conformada la Liga Comunista 23 de Septiembre, formularon un planteamiento estratégico-pedagógico en el cual consideraban que a través de ensayos insurreccionales que llamaran a la huelga política ─la cual no solo entendían en términos de objetivos políticos, sino como paros con una intensa actividad política, misma que equivalía a mítines relámpago, propaganda armada e instigación a la destrucción de los medios de producción, expropiación de bancos y comercios, así como a la confrontación armada con los órganos represores del estado burgués─ podían ganar a las masas a la causa de la lucha por el socialismo.
Esta pedagogía de masas planteada por la Liga ya venía conformándose desde casi 3 años antes de su fundación, en 1970, con el documento titulado “El Tiempo que nos tocó vivir (El proceso revolucionario)” de Raúl Ramos Zavala, uno de los precursores teórico-ideológicos de dicha organización, a quien por el énfasis que ponía en la educación política se le ha llamado también como “el educador del proceso revolucionario”.
Esa orientación insurreccionalista ─que además consideraba que la guerra civil revolucionaria estaba en puerta─ no fue aceptada por el PdlP, lo cual, aunado a otras circunstancias muy particulares de la visita de los militantes de la Partidaria a la Sierra de Guerrero, terminó por separar los caminos de ambas organizaciones.
Finalmente, Ávila comentó que, contrario a lo que se ha dicho, el movimiento del PdlP no fue solo local, sino que tuvo acciones en estados como Morelos, Aguascalientes, Durango, Sinaloa y Ciudad de México. Además que dicho Partido tuvo una perspectiva indígena más cercana a la del México Profundo que la de organizaciones político militares como la Liga Comunista 23 de Septiembre.
Lucio Cabañas cayó en combate contra el Ejército Mexicano el 2 de diciembre de 1974 en El Otatal, municipio de Técpan de Galeana, Guerrero, tras la complicación que trajo el haber secuestrado en mayo de ese año a un personaje sumamente oscuro de la política estatal: el senador priista Rubén Figueroa Figueroa.
Para reprimir al PdlP y su brazo armado, la Brigada Campesina de Ajusticiamiento, las Fuerzas Armadas emplearon un abanico de instrumentos del terror como lo es la tortura, las ejecuciones extrajudiciales, la desaparición forzada, los vuelos de la muerte y la ignominiosa Operación Aldea Vietnamita, con la cual se bombardeó a comunidades rurales indefensas de la sierra guerrerense.
El conversatorio fue una gran oportunidad tanto para reflexionar sobre la vigencia de las condiciones que dieron nacimiento a la lucha del PdlP, pero también sobre las estrategias para lograr un cambio revolucionario en clave anticapitalista.
* Psicólogo, Maestro en Educación y extrabajador de la Universidad Autónoma de Sinaloa, actualmente doctorante de la UPN Ajusco
Fotografía: Norberto Soto Sánchez.