Top Posts
«La existencia, como la rosa, acontece sin porqué»
¿Una nueva fase del capitalismo o la lógica...
“Hay intereses del Gobierno y de empresas para...
Analista chino: “Contrarrestar la hegemonía de EE.UU. seguirá...
Sociedad civil, la última frontera hacia el totalitarismo...
Guardianes del mañana: Humanidad 3.0
La distopía de Nauru
¿Hemos entrado en la era de la “geoeconomía”?
Redadas migratorias en EEUU: nacionalismo Trump vs el...
El dedo que señala el bloqueo y la...
  • Colectivo Insurgencia Magisterial
Portal Insurgencia Magisterial
Banner
  • Inicio
  • Nosotros/Legal
  • Directorio
  • Alianzas
  • Columnistas
  • Voces que seguimos
  • Calendario de eventos
  • Educooperando
Espacio principalEspacio secundario

Carta improbable al Che.

por La Redacción octubre 11, 2020
octubre 11, 2020
843

Por: Juan Montaño Escobar. Rebelión. 11/10/2020

Muchos como yo crecimos con sus hazañas, con sus escritos y con el disco de 45 rpm, donde la voz de Fidel leía su carta. La vecindad de mi colegio secundario debió sabérsela de memoria, porque en las ‘tomas’ del edificio la difundíamos por los altoparlantes. La revolución estaba a la vuelta de la esquina. Parecía, porque se suponía un sacrificio fácil y triunfal. Pertenecíamos a esa onda guevarista en estado químicamente puro.

(En este 8 de octubre)

De usted supe un domingo, meses después de su asesinato, en una escuelita de Higueras, porque alguien que andaba en líos conspiratorios me lo alcanzó y como los adultos de aquellos años 60, me soltó con el mismo tono dirigido a Moisés, en el bíblico monte Sinaí (o Horeb): ¡Toma, lee! Era su Diario, así sin más como cuando esa misma persona, apurada en sus afanes insurgentes, me mandó a leer Diez días que estremecieron al mundo. A este lector de revistas ilustradas mexicanas, oído atento a las radionovelas y cinéfilo en ciernes. Algo bueno: ya andaba en el rumbo de la lectura sin orientador vocacional, sino al buen tuntún de los amigos que me recomendaban a Emilio Salgari, Julio Verne, Karl May, esos eran los primeros de la lista. Con el punto de lectura en formación, no le agarré el ritmo de interpretación a su Diario y aunque lo terminé, me quedó la sensación de que era una novela insuficiente. Al revés del libro de John Reed (con sus bolcheviques, mencheviques y trudoviques) al suyo lo leí completo; su Diario estaba en formato de revista con su imagen y el título: «El diario del Che». La imagen fue la estampita para todas las procesiones estudiantiles que incluía quema de neumáticos y veloces escapadas de una caterva de policías que nos pisaban los talones, procesiones de todos los primeros-de-mayos, en camisetas para desafiar a los tibios, en los dormitorios porque vigilaba los sueños de querer ascender a alguna montaña o simplemente porque Carlos Puebla y sus tradicionales convirtió su canción-homenaje en santo y seña para templar el axê revolucionario. El monosílabo más querido y más discutido.

Mi generación, llamada baby boomer[1], se la buscó al poder político burgués (se estiraba la definición hasta donde alcanzara) desde aquella rebeldía que parecía tener el cielo como límite y a veces ni esa era la frontera. Mucho cimarronismo y al granel. Era prestigiosa de los booms. Literarios, científicos, de rebeldías con causas y también por las santas y puras. Boom del anticolonialismo. Y el antirracismo. Y de las familias grandes, de las grandes hazañas y de las grandes personalidades, por montón. Y booms de revolucionarios jóvenes. Jóvenes culpables de buscar por dentro aquello que fastidia por fuera. Unos triunfantes, otros derrotados y todos con sus héroes y heroínas. Mojón de perro quien no fue ‘revolucionario’ contagiado por su invención romántica de serlo y parecerlo. “Los revolucionarios como los poetas se mueren jóvenes”, escribió un periodista de derecha. Parecía una certeza trágica.

Alguien comenzó la mitología química soñadora y terminó por alojarse en los renglones más sensibles de esa juventud sesentera, setentera, ochentera y quizás de los noventa. Después como que decayó, no sé. A unos, muchachos y muchachas, más y otros menos los sedujo esas ganas de pelearse con las burguesías, unos se dejaron melenas y barbas o afro-look, otros usamos boinas negras, buscamos imitar el sencillo aire marcial que Usted debió tener en Sierra Maestra (Cuba), en el Congo o en Bolivia. Algunos quisimos estudiar medicina para después tener que elegir entre el botiquín y un arma abandonada por las prisas de la contienda. Volvimos a leer su Diario con la reverencia de Come-candelas amateur, después, para entender su personalidad, leímos un lote importante de biografías. Dos mejoraron mi percepción. Una: aquella que escribió Paco Ignacio Taibo II, que juré conservar para siempre, pero falté al juramento por elogiarla tanto me la pidieron prestada y aún está el espacio vacío. Dos: la escrita por Jon Lee Anderson (¡no la presto!).

Usted fue una presencia fantasmal en muchos lugares del mundo, ¿dónde no estuvo más como deseo de amigos y enemigos? Hasta en Esmeraldas, mi ciudad, hubo hasta testimonios de viva voz que por arranques de ingenuidad creímos. ¿Y sus muertes y resurrecciones? Lo hicieron muerto en Vietnam y resucitado en el Congo (actual República Democrática). Los teletipos de aquella época alarmaban porque se lo vio en varias capitales americanas a la misma vez mientras usted leía en un hotel de Praga. Muchos como yo crecimos con sus hazañas, con sus escritos y con el disco de 45 rpm, donde la voz de Fidel leía su carta. La vecindad de mi colegio secundario debió sabérsela de memoria, porque en las ‘tomas’ del edificio la difundíamos por los altoparlantes. La revolución estaba a la vuelta de la esquina. Parecía, porque se suponía un sacrificio fácil y triunfal. Pertenecíamos a esa onda guevarista en estado químicamente puro. Esa fue nuestra juventud hasta que nos venció la realidad, esa otra, inmediata, explicable y matadora de romanticismos. Julio Cortázar escribió: la vuelta al día en ochenta mundos. Una “metáfora de la búsqueda”[2] personal revolviendo las lecturas de Verne y los otros, para saltar del respetable y juvenil quijotismo a esta vida de ahora. ¿Nada mal?   

Mi generación carga con la mitología de las mejores personas que andaban por ahí fajándose por las injusticias, a veces a trompada limpia y también a los tiros. De ese tiempo salió aquella canción de las más revolucionarias: Yo vengo a ofrecer mi corazón[3]. ¿Era usted o eran todos, mujeres y hombres de todos los colores y de todas las geografías? ¿O usted puso la marca que desmarcó a todas las juventudes muertas y resucitadas en canciones que ahora casi ni se cantan? Su Diario, fue best seller y sus biografías se vendieron muy bien. Fascinaba su personalidad, qué cosa, a la muchachada proletaria y más a la muchachada burguesa, pretexto confortable de rebeldía contra qué, nunca lo supieron, porque su imagen tiene magnetismo rockero, pero la esencia está sus actos. De aquellos para los cuales “la guerra no constituye simplemente  un acto político, sino un verdadero instrumento político, una continuación de la actividad política, una realización de ésta por otros medios”[4]. Lo suyo, comandante hermano, no era la política por esos otros medios, creo que lo suyo fue la escritura. Lectura y escritura, creo que en ese orden.

A usted pudieron encandilarlo estos versos de Fito, tal como todavía nos alcanzan en los sueños y en los silencios meditabundos: “Luna de los pobres siempre abierta, / Yo vengo a ofrecer mi corazón/ Como un documento inalterable/ Yo vengo a ofrecer mi corazón”. ¡Qué caramba! Son por usted, para usted. Y para muchos cuyas ánimas trashuman todavía por Bolivia o el Congo, por Argentina o Angola, El Salvador o Colombia. A ofrecer su vida con la convicción de que su ética jamás se alteraría. Así de sencillo poderoso como un verso de seis palabras: yo vengo a ofrecer mi corazón. Esas décadas serán estudiadas porque millones se preguntaron al mismo tiempo que se respondían: “¿Quién dijo que todo está perdido?” ¿Cabe ahora decir preguntando y buscando, en ese mismo acto de preguntar, hallar la respuesta? Acaso es radical la diferencia para pregonar el mandato definitivo de ‘¡son otros tiempos!’ ¿Serán tan diferentes que su imagen es ya una reliquia? No sé, comandante Che. Hermano de corazón ofrecido. No sé, mi generación boomer prefiere contemplar la belleza callada de la nostalgia crepuscular.

“Queridos hermanos y hermanas de Harlem, me habría gustado estar con ustedes y el hermano Babu[5], pero las condiciones actuales no son buenas para esta reunión. […] Unidos venceremos”. Malcolm X lo dijo: “este mensaje es de Che Guevara”. A quien mucho estimó, según la soltura de sus palabras. 1500 personas aplaudieron. Y siguió con ese andarele para invitarnos a ser autónomos en nuestras decisiones políticas (y de las otras) y aplaudir  a quien nos salga del forro.

Usted escribió un manual para guerrillear y cartas a quienes llevaba consigo, justo ahí, en el reconcomio. En su epistolario usted dice  aquello que es, parafraseando al Abuelo Zenón “hace desde lo que dice que es”[6]. Esto escribió por algún pretexto filial: “otra vez siento bajo mis talones el costillar de Rocinante, vuelvo al camino con mi adarga bajo el brazo”[7]. Usted dice en la epístola que ya no será médico, no le interesa, pero creía que mejoraba como soldado. Es posible. Pero más mejoraba como lector-escritor. Del manual de los mejores, usted halla la frase precisa para conseguir la atención. Primera regla. ¿Qué no? Escuche: “Me recuerdo en esta hora de muchas cosas, de cuando te conocí en casa de María Antonia, de cuando me propusiste venir, de toda la tensión de los preparativos. Un día pasaron preguntando a quién se debía avisar en caso de muerte y la posibilidad real del hecho nos golpeó a todos”[8].

El Che en Bolivia, 1967. Foto cortesía Museo Che Guevara, La Habana, Cuba.

Esta carta imposible llegará tarde al buzón de su eterna trashumancia y sabrá que a las escuelitas de Las Higueras del planeta les hacen faltas vidas, entre ellas la suya. Me remito a su conclusión “las palabras no pueden expresar lo que yo quisiera, y no vale la pena emborronar cuartillas”.

Hasta la victoria siempre.

Juan X     

Notas:

[1] Llamada por la explosión demográfica. O sea por llamado boom poblacional.

[2] Frase tomada del escrito de Graciela Batarce Barrios, La vuelta al día en ochenta mundos: La teoría del camaleón, Acta Literaria Nº 27 (145-155), 2002, p. 145.

[3] Canción de Fito Paéz.

[4] De la guerra, Karl von Clausewitz, LIBROdoc.com, p. s/n. https://lahaine.org/amauta/b2-img/Clausewitz%20Karl%20von%20-%20De%20la%20guerra.pdf

[5] Abadulrahman Mohamed Babu (1924-1996), revolucionario de la República de Tanzania y líder del panafricanismo.

[6] Ver: Pensar sembrando/sembrar pensando con el Abuelo Zenón, Juan García Salazar y Catherine Walsh, Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador y Editorial Abya Yala, 2017, p. 137.

[7] Carta a sus padres, 1 de abril de 1965.

[8] Carta a Fidel, 1 de abril de 1965.

LEER EL ARTÍCULO ORIGINAL PULSANDO AQUÍ

Fotografía: Rebelión.

Compartir 0 FacebookTwitterWhatsapp
La Redacción

noticia anterior
[Chile] De vuelta a las calles.
noticia siguiente
Solicitan a Alta Comisionado ONU enviar misión observadores de DD.HH a Chile.

También le podría interesar

Redes sociales, uno de los principales flancos de...

junio 8, 2025

Internacional. Rusia, Venezuela, Cuba e Irán firman acuerdo...

junio 4, 2025

Cuba niega presencia de bases militares chinas en...

mayo 28, 2025

Visitantes en este momento:

308 Usuarios En linea
Usuarios: 41 Invitados,267 Bots

Blog: Perspectivas comunistas

Desde el Plantón magisterial en el Zócalo de la CDMX

Nuestras redes sociales

Blog de la Columna CORTOCIRCUITOS

Nuestros grupos de difusión

Artículos publicados por mes

Síguenos en Facebook

Síguenos en Facebook

Artículos por AUTORES

Artículos publicados por FECHA

junio 2025
L M X J V S D
 1
2345678
9101112131415
16171819202122
23242526272829
30  
« May    

Artículos más leídos esta semana

  • 1

    Del Acuerdo Educativo Nacional al Plan de estudios 2022.

    septiembre 13, 2022
  • 2

    Redadas migratorias en EEUU: nacionalismo Trump vs el deep state

    junio 12, 2025
  • 3

    Pago de seguros institucionales: burda simulación de Cuitláhuac.

    octubre 13, 2024
  • 4

    Milei, una bomba de tiempo.

    diciembre 3, 2023
  • 5

    La revolución del amor vs la cobardía reaccionaria

    septiembre 27, 2024
  • 6

    REDALYC se deslinda de “Artículo” con denuncia de “plagio”

    noviembre 14, 2023
  • 7

    Incongruencias de la NEM de Marx Arriaga: luchar contra el neoliberalismo promoviendo un concurso de Círculos de estudio sobre Freire, con premios de 10 mil pesos a los ganadores y con mecanismos de exclusión

    septiembre 25, 2024
  • 8

    “Érase una vez la colonización”: Carlos Vives cree que la conquista fue una película de Disney

    septiembre 19, 2024
  • 9

    DESPUÉS DEL DÍA 1, ¿QUÉ ES LO QUE VIENE PARA EDUCACIÓN?

    octubre 4, 2024
  • 10

    La Casa de los Famosos: ¿es posible no mirar?

    septiembre 19, 2024
  • 11

    Luce, la polémica “mascota” con que El Vaticano busca acercarse a los jóvenes

    noviembre 16, 2024
  • 12

    La CNTE y el acto de desenlatar la lucha de clases en México

    junio 6, 2025
  • 13

    Slavoj Zizek: “ChatGPT dice lo que nuestro inconsciente reprime”

    septiembre 16, 2024
  • 14

    Lo presencial y lo virtual en educación: un replanteamiento

    septiembre 12, 2024

Rolando Revagliatti. Argentina

Raúl Allain. Perú

Juan Antonio Guerrero O. México

Vanesa Monserrat. Argentina

Carolina Vásquez Araya

Ilka Oliva-Corado

Javier Tolcachier

Columna: CORTOCIRCUITOS

Manuel I. Cabezas González

Luis Armando González

Iliana Lo Priore

Jorge Salazar

Adolfo del Ángel Rodríguez

Oswualdo Antonio G.

José Eduardo Celis

Daniel Suárez

Güris J. Fry

Jorge Díaz Piña

Ángel Santiago Villalobos

Andrés Brenner

Alejandra Cortina

José Carlos Buenaventura

Luis Palacios

@2020 - Insurgencia Magisterial

Portal Insurgencia Magisterial
  • Inicio
  • Nosotros/Legal
  • Directorio
  • Alianzas
  • Columnistas
  • Voces que seguimos
  • Calendario de eventos
  • Educooperando
Portal Insurgencia Magisterial
  • Inicio
  • Nosotros/Legal
  • Directorio
  • Alianzas
  • Columnistas
  • Voces que seguimos
  • Calendario de eventos
  • Educooperando
@2020 - Insurgencia Magisterial

Leer también:x

Muletas ideológicas.

marzo 3, 2020

Cuba: imperialismo, bloqueo y resistencia

julio 19, 2021

Silvio Rodríguez y La Colmenita siguen sembrando...

noviembre 27, 2017