Por: Jessica Dos Santos, Ricardo Vaz. INVESTIG’ACTION. 02/04/2020
El coronavirus y los modelos políticos.
Tal como en el resto del mundo, el coronavirus llegó para dominar la realidad latinoamericana. Conflictos internos, elecciones, disputas diplomáticas fueron gradualmente desplazadas para un segundo plano mientras los gobiernos buscan enfrentar la pandemia.
La pandemia llega al continente en condiciones diferentes a las de China o de Europa (ver entrevista), y los gobiernos latinoamericanos tienen las experiencias de países como Italia para saber qué políticas aplicar, o no aplicar.
Pero, al mismo tiempo, crecen las dudas sobre la capacidad de los sistemas de salud para lidiar potencialmente con decenas de miles de casos, principalmente en los países pobres que han tenido gobiernos neoliberales o en aquellos fuertemente sancionados por EE.UU.
Las respuestas de las diferentes naciones hasta ahora también han también reflejado sus prioridades y orientaciones políticas.
En Venezuela, el gobierno bolivariano reaccionó de forma inmediata y drástica, imponiendo una cuarentena en todo el país, cancelando vuelos internacionales, cerrando todo menos los servicios esenciales. La idea es controlar al máximo el contagio (inevitable) en la fase inicial. El sistema de salud venezolano se encuentra en condiciones muy complicadas, en gran parte debido a las brutales sanciones norteamericanas, y no tendrá capacidad para enfrentar un brote descontrolado del coronavirus.
En contraste, la reacción en países como Colombia o Brasil ha sido mucho más retrasada. Los vuelos solo se cerraron esta semana, y Brasil sigue recibiendo vuelos de Estados Unidos. Como consecuencia, son de los países con más casos tanto de contagiados como de muertos.
En Colombia, el gobierno de Duque revirtió cuarentenas y otras medidas de contención impuestas por alcaldes y gobernadores. Más aún, sólo después de la intermediación de la Organización Mundial de la salud (OMS) empezó a coordinar con el gobierno venezolano, luego de abandonar la ficción de que el autoproclamado Juan Guaidó tiene la capacidad de hacer algo en esta situación.
Por su parte, el derechista brasileño Jair Bolsonaro fue más lejos aún, refiriéndose al coronavirus como una “gripecita”, oponiéndose a las medidas de los gobiernos locales. La respuesta, o falta de respuesta, de las autoridades brasileñas ha sido duramente criticada en las redes sociales y con varios cacerolazos.
Mientras tanto, en EEUU el gobierno de Trump parecía más interesado en negar la situación y ganar puntos xenofóbicos que en enfrentar la pandemia. El resultado es que 5 % de todos los casos de coronavirus en el mundo se encuentran solamente en Nueva York.
Otro caso extremo es el de Chile, donde el gobierno neoliberal de Piñera se ha resistido a tomar medidas que puedan afectar la economía, y en particular a los grandes empresarios. Todo esto ha venido acompañado de una política comunicacional absurda. Por ejemplo, el ministro de salud chileno dijo que sería un error tomar medidas demasiado drásticas, ya que el virus podía sufrir mutaciones genéticas y volverse “buena gente”.
El “buen ejemplo”, como suele ser en este tipo de situaciones, es Cuba.
Desde la década de 1960, brigadas médicas cubanas se han desplegado en decenas de países para enfrentar las más distintas amenazas y reforzar los sistemas de salud de países sobre todo del llamado tercer mundo. Hasta hace poco, Cuba tenía desplegados 37 mil médicos en 77 países del mundo.
Esta vez, los médicos cubanos fueron unos de los primeros que brindaron ayuda internacional en Wuhan para atender a los enfermos y asistir a las autoridades chinas en terreno. Además, llevaron medicamentos de producción nacional incluyendo una variedad de Interferón utilizado para tratar el cáncer.
Los doctores de la isla también se dirigieron a España e Italia, países abandonados por su propia casa: la Unión Europea. Asimismo, ayudarán a prepararse para el brote en Nicaragua. También en Venezuela llegó un contingente para reforzar los más de 20 mil médicos que ya se encuentran desplegados en el territorio. Además del envío de médicos, Cuba tiene también mucho que enseñar sobre epidemiología y medicina comunitaria.
Lo que se avecinan serán tiempos difíciles dónde se exige mucha solidaridad y espíritu colectivo, todo lo contrario de lo que inculca el capitalismo. Y en algún momento la contradicción entre las ganancias del capital y la sobrevivencia misma del pueblo será insuperable. En este contexto recordamos lo que dijo Chávez: “ésta es una lucha de clases. Cada cual escoja su bando”.
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Fotografía: INVESTIG’ACTION.