Por: Lucas Sebastián Raffo. 22/11/2024
La crisis del peronismo y el ocaso de una narrativa política que históricamente partió del Estado como estructurador y ordenador de la vida social.
Gran parte de los análisis acerca de la crisis electoral y representativa del peronismo se focalizan en las particularidades domésticas de nuestra economía y la ineficacia del Frente de Todos a la hora de cumplir su contrato electoral.
A todo esto, se le suma el desarrollo de una interna dañina y destructiva para dirimir el liderazgo del aparato partidario. Algo que nunca fue significativo dentro del justicialismo, ahora parece una prioridad.
Efectivamente la performance desastrosa del Frente de Todos entre 2019 y 2023, el descalabro económico con el que entregó el poder el 10 de diciembre del año pasado y la ausencia de un liderazgo claro que unifique los clanes del universo peronista explican parte de la crisis.
Mi pregunta es si todo este combo en realidad no es el síntoma de algo más profundo: el ocaso de una narrativa política que históricamente partió del Estado como estructurador y ordenador de la vida social, el cual “debe intervenir” en la economía vía redistribución del ingreso,garantizando la protección de las clases populares otorgando derechos sociales y económicos.
La erosión de este tipo de narrativas (propias del progresismo, la centroizquierda y la izquierda) no es monopolio de la Argentina. Salvo excepciones (México y Brasil), en todo el mundo se observan fenómenos similares, con distintas temporalidades.
Leviatanes anémicos
Zygmunt Bauman en “En Busca de la Política” (1999) sugiere que “al ser las instituciones políticas existentes cada vez más incapaces de regular la velocidad del movimiento de capitales, el poder está cada vez más alejado de la política.”
La separación entre capital y el territorio me atrevo a decir que es inevitable en la sociedad de la Internet, y convierte en impotentes a las institucionesgubernamentales. Esta debilidad necesariamente trae (y profundizará) problemas de funcionamiento, con perspectivas no tan alentadoras. Los Estados con sus burocracias terminan siendo leviatanes anémicos.
Bauman también recupera, esta vez de Freud, el concepto de “sicherheit” (al que ya nos hemos referido anteriormente en otro artículo) un vocablo alemán que condensa tres significados: seguridad, certeza y protección.
Estos tres ingredientes el autor los expone como requisitos necesarios para que los individuos puedan pensar y actuar racionalmente, con independencia. La narrativa política del peronismo y el progresismo que pone al Estado como el garante de esa sicherheit se ve desafiada. En términos comunicacionales solo podemos esperar un divorcio entre la narrativa (lo que el Estado debe hacer) y la realidad efectiva.
En nuestro país hace años que el Estado dejó de brindar prestaciones de calidad. La versión argentina del sicherheit fue la vieja máxima alfonsinista “con la democracia se come, se cura y se educa.” 40 años después, los resultados son desalentadores.
Pero las quejas sobre la calidad de la salud, la educación y las prestaciones sociales no son únicamente patrimonio local. Si el “sicherheit” tiene tres requisitos para ser garantizado, a medida que defecciona el Estado se aferra al asegurar únicamente el de la seguridad. En Argentina, ni eso.
La pregunta que el peronismo debe responder
¿Cómo volver a construir una alternativa electoral? ¿Cómo ponerle un freno a Milei? ¿Dónde encontrar un liderazgo? ¿Derechizarse es una opción? Todas estas son preguntas que el peronismo se hace. A mi juicio está olvidando la más importante: ¿Cómo volver a representar? La pregunta por la representación es más profunda que un líder o una elección. Implica una reconfiguración de la esencia. No se trata solamente de posicionarse en algunos temas de agenda, sino de trabajar una nueva narrativa, de construir un nuevo sujeto político a representar, y de replantearse si solo el Estado debe ser el garante del tridente protección-certeza-seguridad.
Lo cierto es que el “unsicherheit” (el concepto que Bauman acuña para referirse a la desprotección-incertidumbre-inseguridad) no solo está presente en la vida política, sino en la vida cotidiana. Nuestra existencia está teñida de ella (inclusive la vida sexoafectiva).
Toda respuesta al unsicherheit es frágil: las estatales, las comunitarias y las individuales. Para colmo en tanto el fracaso del Estado y la debilidad de los lazos comunitarios exacerban las respuestas individualistas: meritocracia y “me salvo solo”. El paroxismo está en el boom de las estafas piramidales prometiendo independencia financiera, las apuestas y el onlyfans.
Una posible (e incompleta) respuesta:
La tentación en la cual no se debe caer es seguir el camino de las nuevas derechas. El peronismo no puede ser únicamente una antítesis del individualismo mediante una respuesta comunitarista, identitaria, que reúna colectivos alrededor del odio a un enemigo común.
En la fragilidad hay una oportunidad. El unsicherheit no distingue clase, ni segmento, ni lugar de residencia. Todos tenemos un motivo para sentir que estamos a merced de la desprotección, de la inseguridad o de la incertidumbre.
Desde ese punto en común es posible establecer una cabeza de puente para representar. Mitigar los efectos del unsicherheit es una tarea común, fundamentalmente porque todos los días existen iniciativas destinadas a ello: los clubes, las organizaciones no gubernamentales, inclusive actores del sector privado, toda agrupación de individuos en algún punto tiene como objetivo mitigar algún aspecto de la desprotección, la inseguridad o la incertidumbre.
La construcción de una narrativa en ese sentido requiere además de liderazgos comprometidos con la idea.
En este sentido es que, volviendo al origen de la nota, la interna peronista muestra su costado más destructivo: no solamente porque los actores que la disputan son percibidos como profundizadores de la debacle actual (intenciones aparte), sino porque los objetivos de corto plazo son los que terminan prevaleciendo. Focalizarse únicamente en construir una alternativa electoral lleva a repetir la experiencia frentetodista.
No tengo claro si solo se requieren nuevas canciones, pero algo es claro: repetir una y otra vez el mismo tango puede significar el certificado de defunción como alternativa política.
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Fotografía: El estadista. El peronismo pierde cada vez más elecciones. .