Por: Cándido Josué Flores Contrera. Coordinador de la Línea de Trabajo: Educación pública y Tecnologías. Tensiones entre el mercado y el derecho a aprender. Articulación por la Educación Pública. 24/06/2020
En un pequeño país convivían unas ovejas nobles, buenas y aguantadoras como nadie, en ese lugar habitaban también una manada de lobos que además de ser carnívoros eran políticos y empresarios. Estos lobos eran capaces de devorar cualquier cosa que llevará la marca de un dólar.
Las ovejas eran buenas y bondosas, los lobos lo sabían, se valieron de parlantes que les llamaban “medios de comunicación” para hacerles creer a las ovejas que eran los únicos aptos para gobernar la pradera, ya que tenían el divino respaldo del creador.
Las ovejas nobles y buenas les entregaron a los lobos lo más preciado que tenían la protección de sus propias vidas. Los lobos decidían donde vivían, donde comían y si una oveja se enfermaba ellos decidían donde tenía que ser tratada. Les parecerá extraño que un país de ovejas lo gobiernen los lobos, pero fue así yo lo viví porque era una oveja pequeña en ese tiempo. Hoy les contare la historia que vivimos para que ojalá a nadie le vuelva a pasar.
Las Ovejas teníamos un Hospital, que nosotras mismas manteníamos, una vez los lobos saquearon todos los recursos de ese hospital para enriquecerse y generar que nosotras siempre estuviéramos enfermas. Pero no solo eso hicieron los lobos traficaban lana de oveja a otros lugares de manera ilegal. Todo eso lo sabíamos, pero no actuamos para revertirlo. En una ocasión un lobo de esa manada le vendió a nuestro hospital pastilla hechas de cal. Dirán ustedes seguro esa fue la gota que derramó el vaso… “NO FUE ASÍ” seguimos aguantando. Los Lobos nos engañaron, siempre lo lograban; tanto así, que elegían de nuestro rebaño de ovejas a un grupo para que fueran los encargados de la seguridad, los equipaban con armas y en vez de cuidarnos a nosotras, ellas cuidaban a los lobos. Seguro eso les parecerá extraño.
Cada vez que las ovejas buenas salíamos a quejarnos a las pedreras de los lobos, nos esperaban esa guardia lista para darnos un reverendo sopapo (golpe).
Recuerdan que no teníamos medicina en nuestro hospital, pues eso no es todo, nuestras crías estaban con hambre, no sabían leer, unos pocos aprendían y comían porque el pasto también era de los lobos.
Recuerdo que en una ocasión para terminarla de empeorar un virus ataco las ovejas y a los lobos también, pero no a todos nos atacó igual. Recuerdo que en el corral (por cierto, un lobo casi se llama igual) había un pánico enorme por el virus, no podíamos salir, ni a ver a mi tía Carmela legue les cuento de ella.
Los lobos que vivían en grandes casas en la pradera y salían de lugar en lugar, nos dijeron que se harían cargo, nos prometieron 92 hospitales. Como olvidar ese día las ovejas celebramos porque tendríamos salud gratis.
En la medida que el virus avanzaba los hospitales no llegaron, nosotros teníamos lana ahorrada que le entregamos a los lobos para administrarla, ellos nos dijeron que con esa cantidad compraría los hospitales.
El tiempo paso y nos instalaron en el corral unas carpas, con camas improvisadas, ellos nos dijeron “no se preocupen, es por mientras compramos los verdaderos hospitales” paso el tiempo y no llegaron, mientras tanto nuestras ovejas morían por el virus, pero otro monto por el hambre ya que no podían salir a la pradera a buscar comida, a porciento, un lobo nos prometió sacos de comida que seguro el rio de la pradera se los llevo, porque nunca llegaron a nuestro corral.
Un día, un grupo de ovejas buenas fueron a preguntar por el dinero y la lana, se llenaron de valor, pero así también las llenaron de macanazos (golpes) los lobos, les dijeron que ellos habían entregado toda la lana de buena fe, a los que vendían los hospitales y que ya no había lana ni hospitales, pero que debían ser fuertes porque lobos y ovejas son hermanos y hermanas.
Las ovejas cansadas de tanta humillación se reunieron me acuerdo yo, fue en secreto porque esos lobos son mañosos. Las ovejas ya no querían ser humilladas, ni tampoco devoradas por los lobos, la guardia compuesta de ovejas, esta vez estaba dispuesta a apuntar las armas para el lado de los lobos, unas agarraron palos, encendedores, hasta me acuerdo que mi tía Carmela con un tenedor inicio la revolución de las ovejas, juntas no importaba el color de la lana, ni de que corral fuesen, desfilaron para la pradera donde estaban los lobos, esa primavera se podía sentir vientos de cambio, cuando llegaron a la pradera desterraron a los lobos, descubrieron que eran más ovejas que lobos, según mi tío Martín eran 200 ovejas por cada lobo. Los lobos al ver tantas ovejas no les quedo de otra que salir de la pradera, pero según mi tía Carmela hasta moretes llevaban de los macanazos que les dieron las ovejas.
Desde ese entonces comenzaron las ovejas a organizar la pedrera… el gobierno de las ovejas inicio… Pero eso será una historia para otro momento.