Top Posts
«La existencia, como la rosa, acontece sin porqué»
¿Una nueva fase del capitalismo o la lógica...
“Hay intereses del Gobierno y de empresas para...
Analista chino: “Contrarrestar la hegemonía de EE.UU. seguirá...
Sociedad civil, la última frontera hacia el totalitarismo...
Guardianes del mañana: Humanidad 3.0
La distopía de Nauru
¿Hemos entrado en la era de la “geoeconomía”?
Redadas migratorias en EEUU: nacionalismo Trump vs el...
El dedo que señala el bloqueo y la...
  • Colectivo Insurgencia Magisterial
Portal Insurgencia Magisterial
Banner
  • Inicio
  • Nosotros/Legal
  • Directorio
  • Alianzas
  • Columnistas
  • Voces que seguimos
  • Calendario de eventos
  • Educooperando
Espacio principalEspacio secundarioLuis Armando González

Sancho y Víctor

por RedaccionA febrero 21, 2024
febrero 21, 2024
1,2K

Por: Luis Armando González. 21/02/2024

No es inusual que, en películas en cuya trama se incluye un juicio en el que a un jurado le toca deliberar sobre la culpabilidad o inocencia de un acusado, de boca del juez salga la siguiente recomendación para los integrantes del jurado: “de existir una duda razonable, no deben declarar culpable al acusado”.  Ante de llegar al momento en el cual el jurado pronuncia su veredicto, sus integrantes no sólo deben escuchar a las partes, sino sopesar y valorar las pruebas aportadas por ellas. Argumentos y pruebas son el asidero desde el cual aquél llegará a su conclusión, pues su veredicto es eso.  

      Y, según lo recomienda el juez, ese veredicto –esa conclusión—no puede ser condenatoria si en la mente de los jurados se ha incubado una duda razonable sobre la culpabilidad del acusado. Es claro que esa duda razonable sólo puede deberse, en lo fundamental, a los desaciertos de la parte acusadora en la presentación de las pruebas incriminatorias. A mayores fallas en el rubro de las evidencias destinadas a probar que alguien ha cometido un delito, mayor florecimiento de la duda razonable sobre su culpabilidad.

      El criterio de la duda razonable, usado en los tribunales, puede convertirse en una suerte de “principio” más general que puede formularse así: “cada vez que se presenten resultados conclusivos (o finales) sobre un proceso, cabe la duda razonable sobre esos resultados si se han dado fallas y desaciertos en los procedimientos y el tratamiento de la información que debe respaldarlos”.  

      Este principio puede ser de gran utilidad en ambientes como los actuales, en los cuales se ofrecen a las personas resultados o conclusiones –que se espera que ellas acepten—, pero sin mostrarles los procedimientos o evidencias que supuestamente respaldan determinados resultados o determinada conclusión. O, en otras situaciones, los procedimientos y evidencia mostrados son anómalos y, por tanto, insuficientes para aceptar el resultado o conclusión sugerida, pese a lo cual se induce a las personas a que acepten el uno o la otra, es decir, que den un veredicto favorable al resultado o conclusión propuestas.

      ¿Puede esto aplicar a la política? Por supuesto que sí, en concreto a un proceso electoral, cuyos resultados pueden ser sometidos al principio de la duda razonable. ¿Cuándo? Cuando, por ejemplo, los procedimientos, en el registro y manejo de la información sobre la votación, adolecen de fallas extraordinarias en lo técnico, lo organizativo o lo logístico. O, en otro ejemplo, cuando el conteo de votos muestra vicios debido a manoseos en las mesas que lo llevan a cabo o las mesas están sometidas a presiones de personas o grupos ajenos al escrutinio. O cuando los ciudadanos son inducidos a votar, en las mesas de votación, por uno u otro partido o por un candidato. O cuando el sistema electoral ha sido vulnerado por un sector político que ha tratado de amoldarlo a sus intereses. La lista de ejemplos se puede extender, pero los anotados son suficientes para dar legitimidad, y hacer necesaria, la duda razonable sobre los resultados de un proceso electoral con esas características.    

      ¿Tiene cabida la duda razonable en el recién finalizado proceso electoral salvadoreño dedicado a la elección de presidente y diputados? Sólo si se quiere dar la espalda a la realidad, se puede decir que no. Y es que, dados todos los desaciertos, fallas técnicas, organizativas y logísticas, presiones (“matonería”, se escucha decir en algunos ambientes), desorden y manoseos de actas y votos, entre otras linduras, es imposible aceptar, sin que exista una duda razonable, el veredicto que ofrecen los resultados de las elecciones. O sea, los resultados oficiales de las elecciones es lo que hay, guste o no. Pero los mismos no están exentos, y así quedarán en la historia política de este paisito trágico cómico, de la duda razonable, esa que hace que cualquier persona sensata se quede, para sí, con la pregunta por cuáles fueron los votos reales obtenidos por los contendientes. Quizás nunca se sepa, sobre todo ahora que los registros electrónicos pueden ser alterados o borrados, siempre que se tengan los recursos y habilidades para hacerlo.  En “tiempos de conciliación”, cuando los registros en papel era lo que se imponía, desaparecer cajas con actas de una votación tenía sus complicaciones.

      Pero bien, ante tantas fallas y desaciertos, es inevitable no buscar un responsable. Y las miradas se dirigen, como no podría ser de otro modo, al Tribunal Supremo Electoral (TSE). Hay una especie de consenso al respecto, y lo que se debate en algunos círculos es qué tan duras o qué tan suaves y matizadas deben ser las criticas a la máxima autoridad electoral. Visto el tema de una manera más global, la cuestión no es la dureza o suavidad de la crítica al TSE. Tampoco se trata de debatir sobre su responsabilidad en las graves anomalías de la elección para la presidencia y la Asamblea Legislativa, pues esa responsabilidad –se señale esto con suavidad o con dureza—existe.      

      La pregunta de rigor es la siguiente: ¿por qué una institución con una trayectoria casi impecable en el manejo de varias elecciones presidenciales y legislativas cometió fallas inauditas (técnicas, de organización, de control, logísticas y de pérdida de autoridad)? A quienes se prefieren quedarse sólo con el recuento de las fallas que marcaron las elecciones (sea una lista larga o una lista corta) durante el día de la votación (a nivel local y en el extranjero), después del cierre de los centros de votación y durante las dos semanas de escrutinio de votos, posiblemente les parezca inútil preguntarse por el (o los) por qué de lo sucedido.

Pero sin tener una idea realista de esos por qué, será imposible diseñar las soluciones más pertinentes en orden a que lo sucedido no se repita. Es decir, hay que explicar lo sucedido y no sólo describirlo. La descripción de un problema o un conjunto de problemas, por muy completa que sea, no basta para proponer soluciones (o recomendaciones). Lo razonable es identificar los factores que generaron ese problema o esos problemas, pues son esos factores los que deben ser atacados o alterados para que el problema o los problemas se solucionen o sean menos graves.

      De ahí que no sea absurdo o ilógico preguntarse por los factores que explican (o podrían explicar) los desaciertos y las fallas del TSE en la primera fase del proceso electoral salvadoreño en este 2024. A lo mejor sea útil intentar, primero, identificar –en las fallas y desaciertos— aquellos que se debieron en exclusiva al TSE; y segundo, aquellos que, aunque tuvieron como agente inmediato al TSE, fueron causados o inducidos por otros agentes de mayor peso. Quizás sirva de ayuda en el análisis de lo que se acaba de anotar la película de Pedro Almodóvar Carne trémula (1997).  He aquí un resumen de una parte de esta estupenda película:

Su contexto es la transición de España del franquismo a los primeros años de la democracia.  El nacimiento de Víctor en un autobús marca el inicio de la trama. Este, siendo joven, se enamora de Elena, quien lo desprecia, luego de haber tenido un encuentro fugaz (de tipo sexual) con él. Víctor se cuela en el departamento de Elena para pedirle explicaciones sobre su comportamiento y discuten. Un disparo accidental hace que una vecina llame a la policía. Sancho y David, dos agentes, se hacen presentes en la escena. El primero, con varios tragos de alcohol en su cuerpo, se muestra agresivo en contra de Víctor que, con la llegada de los dos agentes, se amedrenta y no suelta el revolver que tiene en su poder; el segundo, trata de calmar los ánimos. Sancho se lanza sobre Víctor y ambos caen al suelo. Del revolver que ambos se disputan sale un disparo que da en la espalda de David, quien termina con una parálisis en sus extremidades inferiores. Deja la policía, se casa con Elena y se convierte en estrella de basketball en silla de ruedas. Víctor es condenado a purgar una pena en la cárcel. Sancho, amargado y alcohólico, continua en lo siempre: maltratar a Clara, su esposa. Al salir de la cárcel, Víctor tiene la firme intención de conquistar a Elena, pero quiere hacerlo como un experto en dar placer sexual. Casualmente conoce a Clara, quien se muestra dispuesta a ayudarlo. Víctor entra en contacto con Elena; David se entera y lo encara, manifestándole que no permitirá que le arrebate a Elena y culpándolo de la condición en la que se encuentra. Víctor lo derriba de la silla de ruedas y toma una pistola de juguete que, con fuerza, pone en manos de aquél. Lo hace colocar su dedo en el gatillo, encima de su dedo pone el suyo y lo presiona para que dispare. Enseguida le aclara que si bien es cierto que aquel día fatal él tenía el arma en su mano y su dedo estaba en el gatillo, quien presionó su dedo fue Sancho, siendo éste el que en realidad le había disparado, en venganza porque (David) había tenido un amorío con Clara.

La trama de Carne trémula sigue, pero es este último aspecto el que sirve para uno de los propósitos de estas reflexiones. Y es el de sembrar la inquietud de preguntarse, siempre que sucede algo trágico, desagradable o condenable, por los Sanchos que presionaron el dedo de otros para apretar el gatillo. Estos otros sí tuvieron su dedo en el gatillo y señalarlo no es decir una mentira; pero, si se quiere impedir que se produzcan más disparos, es el dedo de los Sanchos el que debe ser alejado de la pistola.

San Salvador, 20 de febrero de 2024

Fotografía: Google

Compartir 1 FacebookTwitterWhatsapp
RedaccionA

noticia anterior
César Cantoni: “La poesía es una experiencia que trasciende la mera retórica de la escritura”
noticia siguiente
La impunidad con el cobro de piso de los delincuentes

También le podría interesar

LA CRUELDAD DISCURSIVA Y LA PRODUCCIÓN DE SUBJETIVIDADES...

junio 10, 2025

La fórmula latinoamericana

junio 10, 2025

Musk y Trump: divorcio en la familia ultra

junio 9, 2025

Visitantes en este momento:

461 Usuarios En linea
Usuarios: RedaccionA,73 Invitados,387 Bots

Blog: Perspectivas comunistas

Desde el Plantón magisterial en el Zócalo de la CDMX

Nuestras redes sociales

Blog de la Columna CORTOCIRCUITOS

Nuestros grupos de difusión

Artículos publicados por mes

Síguenos en Facebook

Síguenos en Facebook

Artículos por AUTORES

Artículos publicados por FECHA

junio 2025
L M X J V S D
 1
2345678
9101112131415
16171819202122
23242526272829
30  
« May    

Artículos más leídos esta semana

  • 1

    Del Acuerdo Educativo Nacional al Plan de estudios 2022.

    septiembre 13, 2022
  • 2

    Redadas migratorias en EEUU: nacionalismo Trump vs el deep state

    junio 12, 2025
  • 3

    La Casa de los Famosos: ¿es posible no mirar?

    septiembre 19, 2024
  • 4

    Pago de seguros institucionales: burda simulación de Cuitláhuac.

    octubre 13, 2024
  • 5

    Incongruencias de la NEM de Marx Arriaga: luchar contra el neoliberalismo promoviendo un concurso de Círculos de estudio sobre Freire, con premios de 10 mil pesos a los ganadores y con mecanismos de exclusión

    septiembre 25, 2024
  • 6

    Milei, una bomba de tiempo.

    diciembre 3, 2023
  • 7

    Ekaitz Cancela, autor de Utopías digitales: Imaginar el fin del capitalismo: “El diseño de la tecnología no es asunto exclusivo de las startups con sede en Silicon Valley”

    septiembre 17, 2024
  • 8

     Reforma judicial: transición de la partidocracia a la coprocracia*.

    septiembre 15, 2024
  • 9

    La revolución del amor vs la cobardía reaccionaria

    septiembre 27, 2024
  • 10

    La CNTE y el acto de desenlatar la lucha de clases en México

    junio 6, 2025
  • 11

    La verdad sobre los 43 tras los muros del 27 batallón del ejército

    septiembre 24, 2024
  • 12

    “Érase una vez la colonización”: Carlos Vives cree que la conquista fue una película de Disney

    septiembre 19, 2024
  • 13

    DESPUÉS DEL DÍA 1, ¿QUÉ ES LO QUE VIENE PARA EDUCACIÓN?

    octubre 4, 2024
  • 14

    Luce, la polémica “mascota” con que El Vaticano busca acercarse a los jóvenes

    noviembre 16, 2024

Rolando Revagliatti. Argentina

Raúl Allain. Perú

Juan Antonio Guerrero O. México

Vanesa Monserrat. Argentina

Carolina Vásquez Araya

Ilka Oliva-Corado

Javier Tolcachier

Columna: CORTOCIRCUITOS

Manuel I. Cabezas González

Luis Armando González

Iliana Lo Priore

Jorge Salazar

Adolfo del Ángel Rodríguez

Oswualdo Antonio G.

José Eduardo Celis

Daniel Suárez

Güris J. Fry

Jorge Díaz Piña

Ángel Santiago Villalobos

Andrés Brenner

Alejandra Cortina

José Carlos Buenaventura

Luis Palacios

@2020 - Insurgencia Magisterial

Portal Insurgencia Magisterial
  • Inicio
  • Nosotros/Legal
  • Directorio
  • Alianzas
  • Columnistas
  • Voces que seguimos
  • Calendario de eventos
  • Educooperando
Portal Insurgencia Magisterial
  • Inicio
  • Nosotros/Legal
  • Directorio
  • Alianzas
  • Columnistas
  • Voces que seguimos
  • Calendario de eventos
  • Educooperando
@2020 - Insurgencia Magisterial

Leer también:x

El síntoma del tendedero

noviembre 28, 2024

Tiempo de repensar la sociedad argentina y...

enero 21, 2025

Resultado político

marzo 1, 2023