Por: Efeminista. 29/11/2024
La violencia psicológica es la forma de maltrato más recurrente en nuestra sociedad, pero también la más difícil de detectar. Su carácter sutil y la falta de secuelas físicas contribuyen a que esté profundamente normalizada, pese a que afecta a millones de mujeres en todo el mundo.
“Siempre que hay maltrato, hay violencia psicológica, aunque no siempre exista violencia física”, asegura a Efeminista la psicóloga de la Asociación de Psicología y Psicoterapia Feminista, María Martín Fuente.
En la Unión Europea, cuatro de cada diez mujeres ha sufrido violencia psicológica por parte de su pareja desde los 15 años, según la Agencia de Derechos Fundamentales de la UE (FRA).
Esta forma de maltrato se caracteriza por comportamientos y actitudes destinados a controlar, humillar y dominar a la víctima. A menudo comienza de manera gradual, con acciones aparentemente inofensivas que van ganando intensidad y dejando profundas cicatrices emocionales.
La violencia psicológica se manifiesta de diversas maneras: el agresor busca invalidar emocionalmente a la víctima, desvalorizarla, aislarla de su entorno social y familiar, y hacerla sentir culpable de las dificultades en la relación. También ejerce un control constante, que puede incluir revisar su móvil, exigir contraseñas o vigilarla mediante mensajes constantes. Si la víctima no accede, se enfrenta a amenazas o castigos que perpetúan un ciclo de miedo y sumisión.
Las consecuencias de la violencia psicológica
Una de las tácticas más dañinas es la conocida como “luz de gas”, donde el agresor manipula los recuerdos y percepciones de la víctima para que dude de su propia realidad. “Lo que hace el agresor es quitarte el control sobre tus propias percepciones y recuerdos, porque todo lo que has vivido, según él, no ha ocurrido”, explica Martín Fuente.
Las consecuencias de este tipo de violencia son devastadoras. A nivel emocional, genera ansiedad, estrés, inseguridad e irritabilidad. Muchas mujeres víctimas viven en un estado de hiperalerta constante, lo que afecta su bienestar físico: problemas en la piel, dolores de estómago, caída del cabello y otras dolencias psicosomáticas son comunes. En los casos más graves, aumenta el riesgo de depresión, ideación suicida e incluso suicidio.
En España, las mujeres maltratadas tienen cinco veces más probabilidades de experimentar pensamientos suicidas que aquellas que no han sido víctimas, según datos de la Macroencuesta de Violencia de Género de 2019.
Sin embargo, pese a su gravedad, la violencia psicológica es menos denunciada y castigada que la física, debido a la dificultad para identificar sus efectos y la falta de pruebas visibles.
El ciclo de la violencia psicológica también incluye momentos en los que el agresor muestra afecto y hace que la víctima se sienta especial, reforzando el vínculo emocional y dificultando la percepción del maltrato. Esta alternancia entre abuso y cariño genera tolerancia al maltrato y normaliza las situaciones de violencia, perpetuando el ciclo de control y dependencia.
Distintas formas de violencia machista
Con motivo del 25N Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, lanzamos una campaña de videos y textos cuyo objetivo es visibilizar y explicar las diversas formas de violencia machista que afectan a las mujeres. A lo largo de esta serie, exploramos diferentes tipos de violencia, presentando datos, casos y testimonios que muestran cómo se manifiestan la violencia física, psicológica, sexual, digital, económica, institucional y vicaria.
Todos los videos de la campaña los podéis ver en la lista de reproducción de YouTube 25N | Manifestaciones de la violencia machista.
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Fotografía: Efeminista