Por. Julio Samuel Aguilar Galdámez- El Salvador. 03/01/2018
La última banqueta color mugre que había servido por tanto tiempo como silla, fue acomodada en una esquina de la carreta de don Chente; un viejito narizón y el más acomodadito de la zona. Pues aunque ruidosa y nada confortable tenía una carreta tirada por una yunta de bueyes cuyos costados podrían en un momento de necesidad musical servir de tableros de marimba.
El sonoro iiiiiiiyá se oyó por todo el patio de la finca, el boyero daba la señal de inicio del viaje. Esa misma señal sirvió para que también el coro de perros iniciara al unísono su destemplada sinfonía detrás de la carreta. Perdidos entre todos los chunches iban Toño y Adán, dos cipotes morenos y cabezas de güisquil, muy contentos de ir en aquella hamaqueante y ruidosa carreta. Atrás quedaban las güimbas que habíamos jugado con pacunes, chibolas y cualquier cosa que rodara, las tardes de foot-ball con pelotas hechas de calcetines viejos y plásticos amarrados con mecate o pitas, los viajes a los vertientes donde asegurábamos haber visto a la ciguanaba sin dientes y enormes chiches.
Los acarreos de leña, las construcciones de carretas en las que en más de alguna ocasión nos mal matamos deslizándonos en una polvorienta calle. Y también los ratos de darnos copia de la tarea del siguiente día. Cuando la carreta pasaba justo enfrente de mi mamá y yo, en el preciso momento que ella tendía la ropa húmeda recién lavada, le inquirí: -Mamá se van los cipotes de mi tío. Ella presintiendo desde hacía largo rato esa pregunta, me respondió. -Con que se va el invierno, hijo.
Hoy traigo a mi memoria esa lejana anécdota porque en la vida nos vienen hechos que nos traen algún desasosiego o tristeza como la que en aquel momento significó la partida de aquellos cipotes. Pero la filosofía popular nos enseña que en esta vida nada es eterno y que todo pasa. Esto es bueno cuando se trata de penas o dolor, la virtud está en saber tener tino ya sea en alegrías o tristezas pues como sabemos: “también se va el invierno”.
Fotografía: artelista