Por: Laura de Grado. 04/10/2023
Por primera vez en treinta años de trayectoria, la escritora más punk de las letras francesas y autora del icónico “Teoría King Kong”, Virginie Despentes, construye una novela “con la que uno se sienta bien cuando la lee” y lo hace en “Querido Capullo”, una correspondencia entre dos protagonistas en la que plantea preguntas y abre ventanas de reflexión sobre temas como las drogas y las adicciones, la sociedad del #MeToo, el odio en las redes, el sexismo en el cine o la reparación a las víctimas de violencia sexual.
El libro, que se acaba de publicar en España (Random House) tras vender más de 300.000 ejemplares en Francia en tiempo récord, llega en pleno apogeo del movimiento #SeAcabó, que, siguiendo la estela del #MeToo, ha denunciado la violencia sexual en diferentes ámbitos, especialmente en el fútbol, a raíz del beso no consentido de Luis Rubiales a Jenni Hermoso.
Y al que Despentes (Nancy, 1969) se ha referido como “un movimiento revolucionario que ha cambiado verdaderamente las cosas internacionalmente, que no van a poder volver donde estaban”.
En esta ocasión, la autora de “Fóllame”, de la trilogía “Vernon Subutex” o de “Apocalipsis bebé”, utiliza un tono lento, con silencios, matices y grises, para construir un diálogo entre Rebecca, una actriz de 50 años con una carrera en declive, y Oscar, un novelista acusado de acoso sexual por su antigua responsable de prensa, Zoe, quien lo hace público a través de un blog feminista.
Violencia sexual y reparación a las víctimas
Pregunta (P).- Es un libro de diálogos, de correspondencia, de comprensión también. Hay un momento clave que es la denuncia pública que hace una bloguera, Zoe, de una situación de acoso sexual por parte de Óscar. Y el libro plantea la pregunta de qué hacemos con estos hombres señalados que han acosado. ¿Qué quería contar con esto?
Respuesta (R).- Quería plantear la pregunta de qué necesita la víctima de un acoso. En este caso no puede ser encarcelarlo, pero puedes ir a juicio, y la pregunta que me hago con otras mujeres que han hecho el proceso es: ¿Te ayuda la justicia a ti a restaurarte de verdad? ¿Qué podemos esperar las unas de las otras o los unos de los otros para reparar? ¿Qué significa si la persona que te ha acosado reconoce lo que ha hecho? -Que generalmente no sucede, pero en este caso sí sucede- ¿Quieres aceptar sus disculpas o no te sirven?
Esto es un punto que a mi me interesa mucho y creo que la novela es una buena oportunidad para crear espacios para pensarlo porque hay respuestas, pero hay que buscarlas. Sí creo que el hecho de encontrar una escucha real en amigas o personas cercanas con quienes tienes confianza es un paso, no para olvidar, pero para restaurar o reparar. La pregunta sería ¿cómo puedes pasar página lo mejor posible?
En este caso no está cancelado. Pasa un mal rato porque Zoe lo denuncia públicamente, entonces tiene que pensar en sus actos. Hay consecuencias por una vez. Aquí es más una pregunta de responsabilidad, porque la victima pide acto de responsabilidad de lo que ha hecho, que en este caso es un hombre que la ha acosado en el ámbito laboral.
“#SeAcabó es un movimiento revolucionario internacionalmente”
P.- El libro se publica en pleno apogeo del movimiento #SeAcabó, que ha visibilizado la violencia sexual, el tema del consentimiento y que ha conseguido la dimisión de Luis Rubiales tras su beso no consentido a Jennifer Hermoso. En Francia pasó algo parecido con Noël Le Graët, presidente de la Federación Francesa de Fútbol, que fue acusado de acoso moral y sexual. ¿Cómo ha vivido estas movilizaciones?
R.- Lo he vivido con mucho interés. No me esperaba en mi vida ver una ola de feminismo que fue casi un tsunami, más que una ola. He visto que el feminismo de repente interesaba a muchas mujeres. Creo que es un movimiento revolucionario que ha cambiado verdaderamente las cosas internacionalmente, que no van a poder volver donde estaban, incluso a pesar de una reacción superfuerte. En Francia fue superduro, porque en el caso de Noël Le Graët, no dimitió, no tuvimos la fuerza colectiva para hacerle dimitir. Dimitió después por insultar a Zidane, pero por agresión sexual no. Esto de la cancelación en Francia veo que solo les ocurre a hombres débiles, pero a los poderosos no.
Fue la ocasión en las redes de escuchar y leer muchos testimonios, pero también de análisis de mujeres más jóvenes de muchos países. Por primera vez se creía en una red de mujeres capaz de hacer algo que impacta la realidad, de escucharse y de decir “te entiendo, sé de lo que hablas”. Esto me ha interesado mucho porque yo he crecido en un mundo donde no había esta red tan potente de escucha feminista. Y eso es lo que intento decir en el libro: que un punto clave es ser capaz de hacer una escucha activa e intentar que esa escucha sea un poco reparativa.
“Está bien que haya conflictos dentro del feminismo, no tenemos que ser un bloque uniforme”
P.- Justamente ha habido muchísima unanimidad en torno a este caso. Y en el libro también se habla de eso, de las separaciones, de los conflictos y peleas internas dentro del feminismo.
R.- Me parece bien a mí que nos peleemos dentro, no tenemos que ser un bloque uniforme. Está bien que haya pensamientos, conflictos y que podamos ser capaces de hablar de estos temas sin la misma violencia patriarcal. El conflicto me parece superinteresante, el hecho de que no seamos un bloque de pensamientos rígidos con respuesta única y de que sea un proceso de análisis vivo, entonces tienen que surgir contradicciones. Y eso es muy interesante del feminismo de hoy.
En Francia me encuentro luchando con feministas del cinema francés, aquí hay un momento donde aparece la clase, porque las mujeres no solo nacemos y somos asignadas a la feminidad. A mi me cuesta mucho estar al lado de feministas burguesas, incluso si respeto lo que dicen. Voy a sentirme más cerca de un chico de mi pueblo o de mi clase trabajadora. Pero no significa que la lucha que hacen no sea importante, sino que no puedo identificarme siempre con la identidad de feminizada.
La relación con las drogas
P.- Este libro está escrito con un lenguaje más pausado, lento, con silencios, distancia, quizá con menos rabia que otros…
R.- Fue un libro escrito justo en el covid y eso es un punto clave, porque he visto la gente a mi alrededor muy vulnerable. Y quizás por primera vez he pensado que quiero escribir una novela con la que te sientas bien cuando la lees, que te de más un algo como “todo irá bien”. Por primera vez me he sentido realmente privilegiada y en un punto donde podía decir lo que quiero traer al mundo ahora. Es algo, no positivo, porque no hay que exagerar tampoco, pero algo colectivo de “lo aguantaremos”.
El punto central de la novela realmente es la relación con las drogas y cómo los dos personajes paran de drogarse porque tenían problemas, se ayudan mutuamente a hacerlo. Y esto es más un mensaje de qué haces con tu ira, si tu ira es algo que te destruye más que una herramienta política, es algo que al final es una violencia contra ti mismo y contra todos los que te rodean. El punto de partida de la novela esta vez era la relación con la droga, que es un punto muy importante en mi vida.
P.- ¿Por qué quería darle esa centralidad a la relación con la droga?
R.- En mi vida es realmente un punto central porque he conseguido por primera vez en mi vida dejarlo todo a los 50 años. De los 30 años a los 50 fue un asunto esencial, que nunca hablo de este tema en mis novelas o en mis textos porque es difícil o porque he hecho otras cosas. Pero creo que está bien escribir textos que tratan del tema porque yo como persona que ha luchado mucho con sus problemas de drogas no he encontrado tantos libros que me ayudasen.
Virginie Despentes, 30 años escribiendo
P.- Decía antes que el libro se escribió en el contexto de la covid y también de haber dejado las drogas y las adicciones, ¿cree que esta situación le ha influido en la forma de escribir?
R.-A la hora de escribir no cambia mucho, pero a la hora de hacer entrevistas si te cambia mucho porque no tienes nada entre tú y lo que pasa. Te cambia más en la relación que tengo con el personaje público, sí, porque no hay una tercera cosa entre yo y lo que me pasa. Lo que cambia la escritura en mi caso, por ejemplo, es la edad o el hecho de que ahora hace exactamente treinta años que escribo.
P.- Otro de los temas que aborda la correspondencia entre Óscar y Rebecca es la guerra, la guerra que está en todos partes. ¿Por qué le interesaba incluir esto?
R.- Creo que la guerra es uno de estos temas, como la pornografía, como la droga o como la violación, que son las bases de nuestra vida colectiva. Y se olvidan naturalmente, es como algo que pasa en una generación, y la generación que sigue sigue sin tratar el trauma. Me interesa pensar cómo tratamos como individuos este trauma colectivo tan fuerte que es una guerra, y que los países europeos casi todos hemos conocido varias internas.
Pienso que no hablamos mucho de lo que significa y de lo que significa también en términos de géneros, que los hombres de una generación entera se han ido a la guerra y las mujeres se quedan en casa. Y casi nunca se cuenta qué les sucede a ellas. Pero, en general, toda esta historia de separarnos en géneros me interesa.
El cine de Hollywood, “un sitio de creación de sexismo”
P.- A través de Rebecca también hace una crítica a la industria del cine por cómo utiliza los cuerpos de las mujeres, pero también los cuerpos de los hombres, la sexualización…
R.- El personaje de Rebeca es una actriz que nunca tuvo nada que hacer con el feminismo, hasta que a los 50 años se da cuenta de la cancelación. Los cuerpos femeninos de más de 40 años desaparecen totalmente y parece absolutamente normal que nadie escriba personajes para ellas, pero esto tiene consecuencias para las actrices, que no trabajan más, y para el público, que no tenemos papeles en el imaginario colectivo. Y además es la edad de potencia en los personajes masculinos de Hollywood.
Me interesa mucho el cine porque es realmente el sitio donde ha nacido el #MeToo de Estados Unidos, pero también es el sitio donde ves la más potente resistencia a las consecuencias del #MeToo. Como cuando ves que en el Festival de Cannes este año está Johnny Depp y que en el Festival de Venecia invitan a Woody Allen y a Roman Polanski. Es un sitio de resistencia porque es un sitio de creación de sexismo, de feminidad y de masculinidad tóxica.
P.- Ahora se lanza también al teatro, ¿en qué está trabajando?
R.- Es un proyecto con un teatro en el norte de Francia, en Lille, me lo propuso el director y escribimos una obra a cuatro autores, Paul B. Preciado, Anne Pauly y Julien Delmaire y yo, que se estrena en marzo.
Tenemos un tejido de temas, pero cuando escribimos era el momento de manifestaciones superfuertes y con una represión increíble en Francia por la jubilación, con la impotencia que sentimos cuando la historia cambia tan rápidamente, o cuando ves la reacción de la policía, y cómo reaccionamos como escritores.
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Fotografía: Efeminista