Por: Fausto Giudice. La Pluma. 19/12/2017
La fecha del lunes 27 de noviembre de 2017 debe señalarse con una piedra negra en el calendario de la Europa de los pícaros y bellacos: la Comisión Europea votó la renovación por 5 años de la autorización del glifosato, un producto tóxico, cancerígeno y superfluo (“de comodidad”, que dicen) producido por el pulpo Monsanto-Bayer.
Así pues, los representantes de 18 de los 28 Estados Miembros de la UE han votado a favor, tomando el grave riesgo de verse un día acusados de complicidad en crímenes de lesa humanidad y naturalicidio, mientras que los de otros 9 han tenido la decencia de votar en contra, y que uno se abstuvo.
La enérgica campaña realizada por los opositores al glifosato ha ganado una semi-victoria: era inicialmente cuestión de renovar la autorización por 15 años. Y el voto superaba a duras penas (0,71%) el 65% de población «representada» necesaria para una mayoría.
El trabajo de cabildeo del pulpo emisor de Roundup – vende entre 4 y 5 mil millones de euros al año en el mundo-, demostró ser más fuerte que el de los anti-glifo: cuestión de medios (Goliath contra David).
Si en este asunto, el premio de la lengua bífida vuelve de nuevo a Alemania merkeliana, la del jesuitismo vuelve de nuevo a Macron, el Presidente genéticamente modificado francés: prometió una prohibición del glifo «tan pronto como se encuentren alternativas, y a más tardar en tres años». Eh ho Manu, ¿hay que esperar tres años para que contraten desherbadores y desherbadoras? Esta es ya la alternativa, no hay necesidad de buscar más
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Fotografía: La Pluma