Por Güris J. Fry. ECO’s Rock. 3 de junio de 2023
Razzhimaya Kulaki
Unclenching The Fists (Kira Kovalenko, 2021)
Segundo largometraje de la realizadora rusa Kira Kovalenko, graduada del seminario del también director -y considerado como uno de los mayores herederos de Andrei Tarkovski- Alexander Sokurov; taller mismo del que ha emergido el brillante talento de Kantemir Balagov (Beanpole, 2019), que bajo una fresca lupa feminista nos coloca en el devenir emocional del individualismo y la colectividad; principios en este caso subrayados ante el ansía de libertad y el núcleo familiar cual contrapeso. Muros invisibles y cuasi indivisibles que se enfrentan sin respuesta, que tanto alejan como acercan, que contrastan todo ámbito y escenario de regularidad social contemporánea. Nuestro personaje central, una joven fémina que no encuentra su paso y su peso dentro de una ciudad atemporal, debe de enfrentarse ante la desmedida fuerza de aquello que atendido desde otra perspectiva bien podría significar un campo meramente optimista: el cariño, el deseo y la atención. La normativa, aquí, es un elemento discordante que ataca la plenitud de quien osa crecer para hallar su camino.
Atacada la trama desde una óptica neo-realista, la orgánica sucesión de hechos nos ensimisma gradualmente en diversos escenarios y horizontes; internos y externos; la escala del encierro no es para nada parcial. La prisión explayada aquí es metafórica ante la arquitectura en la que habitan nuestros caracteres: vetustos edificios y solares que aparentemente han nacido con las mismas cicatrices que ahora los representan, como también cruenta y directa; la sobreprotección germinada en el temor de un microcosmos falto de partes elementales: un padre soltero, una enfermedad oculta en progreso, un hermano supeditado al cuidado de los demás, una mayúscula herida en el vientre y la confianza, así como la llegada de una magra esperanza que sólo habrá de acrecentar las dudas abnegadas para todos en pro del desencanto y una cuasi farsíca expiación. El misterio, aquí, es una declamación fundamental de la ficticia sapiencia del linaje: la problemática social nace desde los rincones más internos, desde las esquinas más comunes y triviales pero que resultan, más de lo que se quisiera creer, en ser las más hirientes y privadas de confianza.
La mano con que teje Kovalenko su filme contiene una fuerte dosis de garbo y naturalidad. Su mirada se posa en escenarios habituales y constantes; el horizonte de nuestra protagonista (admirable debut de Milana Aguzarova) es laberíntico, asfixiante y antagónico: la desilusión y el desencanto beben de la misma botella que la confianza y la ilusión. En el mundo que nos presenta la realizadora nada pasa en pro de una evolución; todo se genera a través del hartazgo y lo ordinario; sus consecuencias emanan la misma robustez que los ha hecho en primera instancia querer escapar. De a poco se pierde la guía y la luz, el escape es sólo una enmienda, un parche virulento de purificación. El círculo es dañino y vital, cristalino, pero sin puerta de salida.
Los puños a los que nos alude el título de esta obra no son simbólicos, son palpables durante todo el metraje. Su concepto es directo en plenitud: es el lance ante la vida misma que se presenta tanto tengas o no los ojos cerrados. Una amorfa carga que ha de posarse sobre ti, sobre los tuyos y sobre terceros con intereses dispares que habrán de afectarse minuto a minuto, jornada tras jornada. No sobrevive quien pegue más fuerte sino quien aguante más los golpes. El trabajo de Kovalenko, es crudo, áspero y cuasi hasta descarnado, pero no deja de ser honesto; su pantalla es un ventanal a las inclinaciones de un mundo que trata de amalgamarse, pero sin comprender del todo donde y como está parado; su representación mira hacia el futuro pero no concibe nunca el diagnostico presente. Una muy buena alegoría exploratoria de la disputa que habremos de ir sorteando a cada día, por siempre.
Unclenching The Fists de Kira Kovalenko
Calificación: 3 de 5 (Buena).
Fuente:
Fotografía: IMDB