Por: El Diario de la Educación. 04/06/2018
El profesor de la Universidad de Granada Fernando Trujillo fue el pasado sábado el invitado estrella de la XVI Jornada Anual de la Xarxa de Competències Bàsiques, en la que participaron alrededor de 700 docentes. Entre bromas sobre inspectores y preguntas provocadoras, Trujillo fue colando mensajes de gran calado.
“Todos hemos visto la proyección astral, ¿verdad?”, pregunta Fernando Trujillo a la numerosa audiencia que llena las cocheras de Sants (Barcelona), alrededor de 700 docentes de infantil, primaria y secundaria. “Sí, hombre, es aquel momento en el que los niños dejan su espíritu en la cama y lanzan su cuerpo hacia el instituto”. Imagen que todo el mundo reconoce, y que Trujillo empalma con otra divertida metáfora: “La motivación no viene en la mochila, ahí están los libros, las carpetas, el bocadillo, pero buscas y buscas y la motivación no la llevan nunca!”. Profesor e investigador de la Universidad de Granada, Trujillo fue el pasado sábado el invitado estrella de la XVI jornada anual de la Xarxa de Competències Bàsiques (red de competencias básicas), de la que forman parte 6.500 docentes de 450 centros educativos catalanes.
Fernando Trujillo es profesor de Didáctica de la Lengua y la Literatura, además de autor de un blog que cuenta con muchísimos seguidores pero, sobre todo, es un experto y estudioso del ABP (Aprendizaje Basado en Proyectos), que este año era el leit motiv del encuentro de la Xarxa. Un total de 50 centros expusieron en roll up algunos de sus proyectos, y los talleres de después abordaron también cómo iniciar un trabajo por proyectos, cómo organizar a los alumnos o cómo evaluarlos.
Para Trujillo, el APB es sin duda un elemento clave para que la motivación vaya dentro de la mochila. “La implicación del alumno aparece cuando cree que pasará algo interesante”, afirma. Y para eso hace falta que la actividad reúna tres requisitos: que puedan intervenir (agency), que se la puedan hacer suya (ownership) y que tenga sentido (sense-making). “¿Las propuestas de aprendizaje que hacemos a los estudiantes les permiten dar sentido a la realidad, entenderla y actuar en ella?”. Pregunta retórica y provocadora, como todas las que irá lanzando.
Entre bromas sobre inspectores, preguntas provocadoras y citas a todo tipo de autores (muchos de los cuales catalanes: Francesc Imbernon, Neus Sanmartí, Marina Garcés, Xavier Martínez-Celorrio, Jordi Collet, Jaume Carbonell…), Trujillo va colando algunos mensajes de gran calado. No todas las ideas son propias. Que me disculpe el lector por haber perdido de vista la mayor parte de referencias.
La crisis de la tutoría
“¿Está dando resultado la tutoría?”. Nueva pregunta retórica que él mismo se responde: “Como concepto y como práctica está en crisis profunda”, sentencia, “la hemos llenado de tantos contenidos, como si fuera una materia, que se ha devorado a sí misma, y la hemos problematizado tanto que hemos olvidado que es mucho más sencilla; la tutoría es el tiempo de la escucha, es el recurso fundamental de nuestro trabajo, nosotros somos agentes de tutorización que además hacemos otras cosas, y es la base de la idea de escuela inclusiva”, asegura Trujillo. El problema, añade, es que todo el mundo es especialista en algo “y la tutoría no es de nadie”. Esta crisis, precisa, afecta a la tutoría clásica, puesto que hay una tutoría emergente, en el aprendizaje cooperativo, en la tutoría entre iguales, en el diseño universal del aprendizaje… que no lo está.
Un desafío relevante
“Hemos tenido que recurrir a una propuesta de finales de siglo, ¡pero del siglo XIX!, porque hemos percibido que nos teníamos que manchar las manos”, dice Trujillo en relación al ABP. El trabajo por proyectos tiene que arrancar con “un desafío relevante, una provocación al alumnado, plantearnos algo que no entendemos y que les haga sentir que merecerá la pena dedicar el próximo mes a trabajar sobre esto”. Por eso el docente tiene que hacer un ejercicio de humildad, que según el profesor quiere decir “sacarnos las máscaras”. “Ni sabemos de todo ni falta que hace, vamos a aprender juntos”, afirma. En el ABP, el alumno es un investigador, busca la información, y se sirve del docente para gestionarla. Llegados a este punto, todavía hacen falta tres pasos más: producir algo que sienta que no estaba creado, difundirlo, y hacer la evaluación. “Es así como los estudiantes aprenden a ser intérpretes críticos de la sociedad”, dice Trujillo citando a Michael Apple y James Beane.
Evaluar es dar feedback
La evaluación es uno de aquellos puntos siempre controvertidos. Nueva pregunta lanzada al aire: “¿Si no paramos de evaluar y después no cambiamos nada realmente qué estamos haciendo?”. Para Trujillo, la idea clave está en el retorno que se da a los estudiantes: en el feedback. “¿Y si en vez de hablar de evaluar hablamos de dar feedback a los alumnos? Ya sabemos que evaluar y calificar no son la misma cosa, pero evaluación ya es una palabra muy marcada; el feedback puede ser más efectivo si proporciona al alumno información sobre lo que es correcto”, sostiene.
Podar el currículum
Comenta Trujillo que su dietista le ha advertido que el currículum no se puede engordar más, que tiene exceso de sal, de azúcar, de aditivos… “A ver, ¿quién de los presentes que no sea profesor de Historia sabe cuáles eran las clases sociales en Esparta?”. Ninguna mano alzada. “¿Nadie?”. Silencio. “¡Pues esto lo aprenden nuestros hijos!”. “¡El currículum hay que podarlo ya! –exclama–, con las competencias básicas como eje sobre el cual pivote todo”.
La asociación eficaz
Otro concepto que ha cogido prestado de alguien, y que subraya con tinta indeleble: el del aula como un espacio de asociación eficaz entre docentes y estudiantes. “¿Y si esta idea fuera la clave de la mejora?”, se pregunta. El ABP precisa “responsabilidad colectiva”, dice, y en la pantalla se puede ver que esto se traduce en “equipos directivos con liderazgo (y recursos) y con equipos docentes comprometidos (y buenas condiciones laborales)”. Aplausos. Minutos después vuelve a ello: “Hace falta que los equipos directivos de los centros ejerzan el liderazgo educativo del centro, no la gestión, que la dirección se centre en las personas y no en los papeles”. Ovación.
¿Y la administración? “Me parece que ya se me ha acabado el tiempo, verdad?”, bromea Trujillo. A la administración este profesor le pide que, con el fin de garantizar el éxito educativo, priorice el frente social al educativo, lo que parece una contradicción pero no lo es: todos los estudios concluyen que el fracaso escolar está estrechamente ligado a las condiciones socioeconómicas del alumno. Por lo tanto, “cuanta menos pobreza haya, menor será el fracaso escolar”.
Transferencia de conocimientos
Mensaje final: “Hay que trabajar por proyectos en la formación inicial y en la formación permanente”. Y trabajar en red, como hace la Xarxa, a quién Trujillo no ha dejado de piropear durante toda la charla. “Se tiene que hacer en definitiva esta transferencia de conocimientos que hoy estáis haciendo aquí. Lo hago y lo cuento”.
LEER EL ARTÍCULO ORIGINAL PULSANDO AQUÍ.
Fotografía: El Diario de la Educación