Por: Salvador Mancilla Ortiz. 14/12/2016
¿De dónde se extraen las palabras? ¿Cuáles colocar en un entramado para que el armado final se apegue un poco a la realidad? ¿Cómo plasmar las precisas para reflejar con acierto un sentimiento surgido de lo profundo hacia una gran SEÑORA, hacia una enorme MUJER que es Maricela Domínguez Colio?.
Con anticipación manifiesto tener muchas reservas para lograr este cometido, a pesar de ello mi atrevimiento y deseo por hacerlo me avientan al ruedo.
Toda una vida la que se forja en los años que se brinda un servicio educativo, un vasto mundo de experiencias sazonadas con innumerables y apasionados debates, fuertes y notorias discusiones, intensas y agotadoras confrontaciones; intercambio y reforzamiento de conocimientos e ideas coincidentes, construcción de proyectos que detonaron infinidad de aprendizajes que impactaron nuestra formación. Palabras motivantes –unas más, acompañadas por el incesante signo de interrogación- que alentaron la búsqueda y el crecimiento profesional, la operación de iniciativas, propuestas, planes…
En mi caso, veintitantos años de caminar a su lado, un gran trecho de nuestra vida profesional, unas veces por senderos fatigantes y agotadores, otras, por parajes primaveralmente soleados, frescos y tranquilos; amplia variedad de “climas” en el trayecto en el que se fueron ciñendo lazos, lazos fusionados por un aire impregnado de cariño, afecto, amistad; aire por el que viajan expresiones intensas y profundas de genuino reconocimiento, innegable admiración y sincero respeto hacia ti María. Fuiste y eres -con todas sus letras- una extraordinaria SEÑORA, una mujer cuyo nivel de profesionalismo, de entrega, pasión y compromiso con las tareas desempeñadas durante tu paso por el terreno educativo, fue –y es, donde quiera que te plantes- sobresaliente.
Te correspondió librar muchas batallas, conformar todo un “ejército” de gente luchadora, atrevida, dispuesta y emocionada por enfrentar el fuerte y gratificante desafío de transformar –para satisfacción y bien de nuestros niños, para deleite de los docentes y beneplácito de los padres- la educación, siempre con miras a hacer de la calidad una realidad. Sólo por mencionar algunas y rememorar un poco tan fascinantes episodios, muchos caracterizados por las “acaloradas” e intensas confrontaciones, propias del ser humano cuando se enfrenta con postulados, teorías o planteamientos diferentes a sus esquemas. Así fue la dinámica que recuerdo de aquel Programa Estatal para Mejorar el Aprendizaje del Español y la Matemática (PMAEM). Vaya que se necesitaba coraje y convicción, confianza y seguridad…para coordinar un cuerpo colegiado estatal integrado por jefes de sector, supervisores escolares y apoyos técnicos de preescolar, primaria federal, primaria estatal y educación indígena.
Permanecer por varios años al frente de la Coordinación Estatal de Actualización, estableciendo e impulsando canales de comunicación, promoviendo el diseño y operación de cursos, exámenes y talleres de carácter estatal y nacional, con personal de todo Educación Básica, creando y ubicando Centros de Maestros –conocidos actualmente como los CRAM- en diferentes puntos de la geografía del territorio veracruzano, con la implícita y compleja labor de seleccionar al personal que fungiría como coordinador, subcoordinador, bibliotecario, asesor, secretaria e instalación de equipo audiovisual, tecnológico, de biblioteca y acondicionamiento de aulas para el estudio grupal, fue otra faena en la que quedó de manifiesto, una vez más, “de qué madera estabas hecha”. Un torrente constante de profesionales se inmiscuyó en una dinámica de búsqueda y manejo de información, lectura, análisis, discusión y producción de ideas, además de proyectos que se convirtieron en alternativas para atender y solucionar problemáticas propias de la labor docente.
Subdirectora de Educación Primaria Estatal, función que desempeñaste por más de 15 años ininterrumpidos ¡Cuántas reuniones con los supervisores a nivel estatal! ¡Innumerables eventos en los que participaste a nivel nacional! ¡Cuántas acciones con los cuerpos colegiados de docentes, directores, apoyos técnicos y supervisores a nivel regional! ¡Jornadas, talleres, cursos, mesas de trabajo e infinidad de actividades que durante tu gestión llevaste siempre con la frente y dignidad muy en alto!
Una mente privilegiada, analítica, clara y con un potencial de comprensión sorprendente; un pensamiento incansablemente activado que te llevó a ser protagonista en infinidad de acontecimientos que te colocaron como la mujer visionaria –tu dices que en algunos terminaste siendo visionuda, y yo… te creo- que fuiste, y que con total certeza afirmo, lo seguirás siendo.
Te ganaste el reconocimiento de personalidades como Margarita Gómez Palacio, Oralia Bonilla y Alba Martínez Olivé por mencionar algunas, quienes a través del dialogo e intercambio de perspectivas, pensamientos, posicionamientos y experiencias, inmediatamente vieron en ti a una magnífica e incondicional colaboradora.
A tu paso dejaste huellas imborrables en infinidad de trabajadores de la educación, desde profesores de grupo hasta supervisores escolares con quienes te encontraste en cada rincón de nuestro estado donde tus pies transitaron. No hay homenajes tan importantes, no existen homenajes tan significativos como aquel que llega sin pretenderlo día con día a través de una palabra, de una mirada proveniente de los niños, de los docentes, de los directores, de los supervisores, de los ATP; con la que expresan y transmiten GRATITUD, esa gratitud que retribuye con creces y alimenta la EMOCIÓN que hace vibrar el alma por la misión cumplida. Echa tu mirada hacia atrás y verás el cúmulo de anécdotas, exquisitas, placenteras, extraordinarias…con las que te seguirás deleitando.
Hay un lugar tan exclusivo como especial en mi corazón en el que permaneces, en el que estarás por siempre, más allá de la distancia, más allá del tiempo, y, ¿Sabes qué?, no soy el único…
GRACIAS María por tanto aporte hecho a mi vida.
GRACIAS por la convivencia total para con mi SER.
GRACIAS por la oportunidad, por permitirme entrar y estar en tu mundo.