Por: LEONIDAS VATIKIOTIS. 16/08/2021
Un llamamiento a la austeridad y a los presupuestos equilibrados o incluso con superávit, tras el gasto extraordinario necesario para hacer frente a la pandemia de Covid-19. Es lo que plantea un artículo escrito por el subdirector gerente del Fondo Monetario Internacional, Geoffrey Okamoto, en el blog del FMI.
El economista estadounidense, que asumió el cargo en marzo de 2020 procedente del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, describe en primer lugar el alcance de las intervenciones estatales llevadas a cabo en medio de la pandemia, para librarse de la acusación de …dogmatismo: En marzo de 2020, los gobiernos proporcionaron 16 mil millones de dólares en apoyo fiscal, mientras que los bancos centrales inflaron sus balances con otros 7 mil quinientos millones. Para los aficionados a las estadísticas, debemos mencionar que en 2019 el PIB mundial se situó en 87.340 millones de dólares, es decir, ¡los gobiernos inyectaron en la economía el 18% de la riqueza mundial generada en 2019!
El estado de emergencia económica impuesto por la pandemia también se ve subrayado por el aumento de los déficits fiscales a niveles sin precedentes para todo el periodo de posguerra. Sobre todo, por la pérdida de 15 mil millones de dólares en todo el mundo. Ni que decir tiene que estas pérdidas no se distribuyeron de forma equitativa y simétrica en todas las regiones del mundo. Los Estados Unidos, por ejemplo, salieron a flote, mientras que los campeones en la caída económica fueron los países emergentes de Asia (excluida China), América Latina y el Caribe, el África subsahariana, Oriente Medio y Asia Central, etc. Sin embargo, los conflictos internacionales no son los únicos que la pandemia ha exacerbado.

En este contexto, “sabemos que algunas reformas favorables al crecimiento han sido pospuestas, si no revertidas”, señala el funcionario del FMI, para indicar sin más las siguientes tres reformas “necesarias”, según el primer subdirector gerente del FMI:
En primer lugar, acelerar la liquidación de las pequeñas y medianas empresas (sic). Un reciente estudio del FMI mostró que se espera que la pandemia acelere la tasa de impago de las pequeñas y medianas empresas (PYME) en 2021 del 10% al 16% en los 20 países más avanzados de Europa y la región de Asia-Pacífico. Se prevé que el cierre de PYMES suponga la pérdida de 20 millones de puestos de trabajo, lo que equivale al 10% de sus trabajadores. El aumento de las quiebras puede compararse con el registrado tras la crisis financiera mundial de 2008. Sin embargo, hay una diferencia: Si aquella oleada de impagos se materializó en un periodo de 5 años, la actual se materializará mucho antes. Así que aquí viene la “muerte súbita del comerciante”…
Evidentemente, para los diseñadores de las políticas neoliberales la crisis se convierte en una oportunidad para reducir la competencia y repartir el pastel del mercado entre cada vez menos actores. Dicho esto, la reticencia del gobierno griego a cancelar parte de los pasivos de cientos de miles de pequeñas y medianas empresas por el anticipo reembolsable es poco menos que inexplicable. Su exigencia de devolver el dinero, aunque sea en 72 plazos, equivale a aplicar las instrucciones del FMI para acelerar la quiebra de las PYMES…
En segundo lugar, políticas activas más fuertes en los mercados de trabajo. El objetivo del FMI es fomentar la movilidad del mercado laboral, que considera un remedio para el desempleo y los trastornos creados por la pandemia. En definitiva, infra-demanda de mano de obra en la restauración, la hostelería y el comercio y sobre-demanda en la distribución, la informática y el comercio mayorista. Sin embargo, pasa por alto algo muy sencillo: no todos los camareros pueden convertirse en administradores de bases de datos, al igual que no todos los recepcionistas pueden convertirse en distribuidores. El desempleo es el resultado de la falta de demanda de puestos de trabajo, no de un desajuste entre la oferta y la demanda de mano de obra. Este enfoque del desempleo exonera a las políticas que lo generan y trata de culpar a los propios trabajadores que supuestamente no tienen las habilidades que el mercado demanda.
En tercer lugar, mejorar la competencia. “La reducción de las barreras de entrada en las industrias debe garantizar que no haya fosos alrededor de las empresas”. Se trata de la tan conocida como fracasada política de liberalización de los mercados, que se supone que acelera el crecimiento económico, crea empleo, etc. Es la biblia de la Troika y compañía. Baste recordar que el IOBE también predijo que la economía griega despegaría si se suprimían una serie de regulaciones (desde el salario de los ingenieros hasta el horario de los camioneros), de modo que Grecia acabaría perdiendo una cuarta parte de su PIB… En realidad, por supuesto, los monopolios están vivos y en plena forma, bajo la tolerancia no sólo de los gobiernos sino también de las organizaciones internacionales. Basta con ver el cártel de la telefonía móvil, el cártel del petróleo, el control de la agencia de prensa por parte del editor V. Marinakis, etc.
En su versión más moderna, las promesas neoliberales para llevar a cabo las reformas mencionadas incluyen el pago de la deuda, recursos para la inversión e incluso recortes fiscales, según el artículo del subdirector gerente del FMI. Son promesas que nunca se han materializado, a diferencia de la austeridad que, cada vez que se aplica, agrava la pobreza y las desigualdades a costa de los más débiles.
(*) Leonidas Vatikiotis es economista y periodista griego.
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Fotografía: Mundo obrero