Por: Heriberto Antonio García. Maestro Universitario UV/UVM/CECDMO. 10/03/2016
Rousseau aseguraba que el hombre inserto en la sociedad debía poseer ciertas cualidades para constituir la democracia radical; su apreciación destaca que la libertad y la educación eran imprescindibles para el desarrollo de la soberanía y por ende, para el bien de todos. Lo cual no por ello, deja de ser importante para el contrato social al dirimir los asuntos del pueblo en relación con la soberanía. Así, Rousseau creía que la educación natural basada en los instintos, sentimientos y juicios, reducía los vicios del hombre ante la extrañeza de los otros, los hombres civilizados o “educados”.
En la actualidad, la educación superior no rebosa como una condición en la sociedad, menos por instinto natural o sentido común; su desventaja es evidente y cada vez se pone en riesgo el espíritu libre, creador y crítico de las universidades. El presupuesto anual que se destina a la educación superior en México según el INEGI, es de 123, 153, 75 mdp; la institución que mayores percepciones recibe en este rubro es la UNAM, con 23, 072, 90 mdp. En Veracruz, la UV recibe anualmente 2 mil 293 millones 200 mil pesos, para este año (2016) tuvo una reducción de 172 millones 265 mil pesos a comparación del año 2015. Ciertamente, el financiamiento público a pesar de las reservas o juicios que genere, debe ser una premisa eminente que apoye el acceso a la educación de calidad. La captación de dichos recursos económicos determina necesariamente la gestión escolar, administración, salarios, infraestructura, investigación y sobre todo en la transformación de la ciudadanía.
Omitir los retos de la educación superior para el presente y porvenir de los jóvenes, estriba en volverse una educación calca, es decir, que copia o reproduce ciertos procesos –incluso implemente modelos educativos de otros países– para transformarse en presa fácil de las transnacionales; es ceñir la educación superior sólo bajo un enfoque utilitarista y mecánico. Tal efecto, limita el dinamismo de la universidad pública para cultivar y enseñar a los jóvenes nuevos saberes, prácticas y aprendizajes.
El surgimiento de las universidades interculturales es un ejemplo de situar los aprendizajes y conocimientos de un contexto; donde crear espacios de alteridad y sustentabilidad en los pueblos originarios, resalta la vigencia los retos de la educación superior como una puesta llamada “escuela al centro”, lo cual significa, focalizar las necesidades del alumno y del ambiente en la educación, o sea en la escuela. La educación superior no debe ser una calca, por el contrario, debe ser un semillero de profesionales que propicien y generan cambios en la sociedad, de manera que se prolongue la temporada de bonanza en los espacios de este México, que tanta falta le hace a la educación.
Fotografía: De la redacción.