Por: ORALIA CARRILLO PÉREZ, ISAÍAS BAHENA PERALTA, SERAPIO MUCHA YAROS. 11/09/2023
Los principios rectores de la sociedad contemporánea son la defensa, la
protección y la operación de los bienes jurídicos tutelados: la vida, la
propiedad, la libertad y la democracia. Sin estas labores-tareas no existen
los derechos fundamentales y las responsabilidades que el Pacto Político
consagra con vehemencia y claridad. El Estado de Derecho, la convivencia
pacífica y el vivir en el bienestar suceden cuando los principios y los valores
supremos globales llegan a sedimentar las relaciones históricas. La
coexistencia y la cohabitación de la multiformidad existencial y la
poliformidad vivencial se logran con la realización de las aspiraciones de las
poblaciones disímiles.
Por la presencia y la concurrencia de las razas, las clases sociales, los
pueblos originarios y las poblaciones polarizadas en los espacios, los
territorios y las localizaciones nacionales la convivencia amena, las
relaciones amigables y las interacciones corresponsables quedan melladas,
enfrentadas y hasta relegadas. Los intereses confrontados, los ideales
diferenciantes, las creencias seccionantes y las ideas polarizantes no ayudan
a lograr un consenso general, duradero y permanente. La población nacional
altamente fragmentada, sectorizada y separada por motivos ideológicos,
políticos, religiosos y morales se halla atrapada por la propaganda
proselitista y las ilusiones políticas.
Las afiliaciones, las acreditaciones y las membresías institucionales son los
procedimientos elementales de la polarización poblacional. Porque
pertenecer y ser miembro, socio o integrante de una organización implica
efectuar tres actos: combatir los intereses y los ideales de las otras personas;
convencer y sustraer las membresías de las organizaciones opuestas;
imponer una doctrina, un programa y una dirección tanto a las personas
como a las agrupaciones. Así el vivir emerge en una lucha por la identidad,
la personalidad, el reconocimiento y la conglomeración.
Cruzamiento, entretejimiento y amalgamación de estilos de vida, sistemas
políticos, razas y clases sociales permean al orden social actual. La
cotidianidad es un hervidero de subjetividades, pasiones, esperanzas y
anhelos. Cada sector poblacional, desde o fuera de las múltiples
organizaciones, emite su razón de ser, clama por sus derechos y exige la
satisfacción de sus necesidades…
En la gran batalla por la vida y la subsistencia, con el proceso de la territorialización de las ocupaciones y las
actividades económicas, busca impulsar una manera significativa de
producir, crear y disponer los medios de sustento. Al estar situado en un
espacio con abundantes o escasos recursos disponibles procura atender sus
necesidades, carencias y proyecciones conforme a la disponibilidad que
tiene de la cuaternaria: los medios de producción, las tecnologías, el capital
y los conocimientos.
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Fotografía: Centro Transdisciplinario para el Humanismo Económico