Por: Salvador García Soto. 08/05/2024
Al interior del partido gobernante se han prendido los focos rojos ante los números internos que están levantando a menos de un mes de las elecciones locales en la Ciudad de México y el estado de Veracruz. En ambos casos hay alarma y preocupación por un escenario de derrota para Morena en dos de sus principales bastiones, especialmente en la capital del país, porque además esas dos entidades que representan juntas una votación de casi 14 millones –son 7.9 millones en CDMX y seis millones de votantes en Veracruz–, son parte de la lista de los cinco estados estratégicos por tener las listas nominales de electores más grandes de la República y que juntos los cinco concentran 38.5% de los votos.
Si se vuelve a presentar ese fenómeno y aflora un descontento ciudadano que no alcanzan a medir las encuestas, Morena perdería no sólo la segunda entidad con más votos a nivel nacional, sólo superada por el Estado de México con sus 13 millones de votantes, sino que una derrota en la CDMX significaría también perder el control del bastión más emblemático del morenismo y de la 4T, porque fue justo en la capital de la República donde cobró fuerza y relevancia nacional el movimiento lopezobradorista en 2006, que después daría pie al rompimiento con el PRD y la fundación de Morena en el año 2015.
El temor que tienen en Morena es que la persistencia de la campaña en contra de Nahle, que no ha reaccionado bien al golpeteo político y mediático y ha aparecido enojada y con su tono prepotente negando las acusaciones, pero sin presentar documentos que prueben la verdad sobre su patrimonio y el de su familia, pueda tener un efecto inesperado en el electorado veracruzano y genere un voto de molestia o rechazo hacia su candidata, de tal tamaño que pueda revertir la ventaja que todavía, a tres semanas de las votaciones, le otorgan las encuestas a la morenista.
Apenas el pasado lunes, ante consejeros regionales del banco BBVA, el más grande de México en este momento, la candidata presidencial, Claudia Sheinbaum, les dijo a los banqueros que la elección del 2 de junio es para ella un mero “trámite” pues según los apoyos que ha recibido en su recorrido por la República, ella cree que ya ganó la Presidencia, aun cuando ni siquiera han votado los mexicanos. Veremos si los electores no le hacen más complicado el trámite a Sheinbaum, a Morena y al verdadero jefe de sus campañas, el presidente López Obrador y les dan otra sorpresa que no se esperan arrebatándoles sus bastiones más emblemáticos… Giran los dados. Acecha la Serpiente.