Se preocuparon tanto por robar
que se olvidaron de renovar
sus formas del robo.
Vox populli
Por Guataka. 18/01/2019
A casi un mes de que los ahorros de un año de los trabajadores de CMAS (Comisión Municipal de Agua Potable) no han sido entregados, la problemática interna de los empleados ya comienza a trascender tras el cierre de la calle de Alfaro, lugar donde se ubica la sede de su sindicato. A esto, el líder sindical (José Luis Hernández López) comenta que está mal que los trabajadores tomen las calles ya que pueden caer en un acto delictivo.
Resulta curioso pensar que en “la toma de calles” es donde surge la primera preocupación de este líder sindical, ¿por qué? Primero, porque como José Luis argumenta: si los empleados se meten en problemas, él es el que debe de dar la cara. Situación que pondría al descubierto ante la ciudadanía y a las autoridades —que han manifestado que ellos no se meten en la vida sindical—un problema todavía más grande. Y por otro lado, porque esperó casi 10 días para salir a dar la cara a sus agremiados tras las anomalías iniciales del 20 de diciembre de 2018.
Este señor, aún trabajador de CMAS, lleva 23 años al frente del sindicato en cuestión. Tiempo suficiente para profesionalizarse como administrador máximo de los intereses de sus agremiados o como un tirano fuera de la ley y del juicio popular, o como “simple secretario”, cómo él mismo se minimiza. Cargo que no resulta nada simple si se enlistan la cantidad de inmuebles de las que este “simple secretario” goza y a su vez se contrastan con los sueldos de otros trabajadores del mismo gremio.
Sin embargo, después de la pasada entrevista del 28 de diciembre en la que varios de los compañeros manifestaron su descontento frente al líder, quedan al descubierto dos cuestiones importantes que si no implican directamente un plan manifiesto, por lo menos se dejan entrever un par de intenciones de José Luis Hernández.
Primero, su falta de profesionalismo, al desconocer u ocultar las operaciones de los encargados de las cajas ahorradoras (ambos casos graves) y, segundo, las palabras de un discurso político, totalmente abstractas y vacías, que dirigió a los afectados ante una situación sumamente específica: “lo vamos a ver”, “se tiene que revisar”, “tiene que aparecer”, “ténganme paciencia”, se va a solucionar. Palabras que parecen que nada más están intentando ganarle tiempo al tiempo en lugar de buscar una real resolución.
Podríamos darle, a este señor, el beneficio de la duda al pensar que sea ajeno a las anomalías de la desaparición de ese dinero. Sin embargo, por qué unos minutos después de haber dicho que desconoce el problema a fondo, justifica adelantadamente que es cuestión de los deudores que no pagan.
Esto no es profesional, señoras y señores, esperaron hasta el último momento del fin de año para darse cuenta que no había dinero suficiente para darle a cada uno de los ahorradores su monto.
Hasta se aprecia como grosería que este líder dé la cara 8 días después cuando ya había obvias manifestaciones del descontento. Pero resultaría más descarado que la directiva, habiendo hecho “sus movimientos de dinero” y sabiendo que el descontento de los trabajadores vendría, no se hubieran tomado tantito tiempo ni siquiera para preparar una mentira lógica y creíble.
¿Quién tienen la culpa? Creo que todos la tenemos. Hemos dejado tanto en las manos de los líderes, que se nos ha olvidado que si nos interesa resolver nuestros problemas laborales tendremos que aprender a defendernos nosotros mismos y asociarnos entre quienes padecemos la misma problemática. No debemos aceptar ni mucho menos dejar al olvido esas pequeñas anomalías de dinero o de pactos bajo la mesa que los líderes suelen hacer con los altos mandos que después vienen a recaer en abusos de poder y en injusticia social.
Hoy, José Luis Hernández nos está pidiendo el voto de confianza y un tiempo extraordinario para la revisión de “las cuentas y los dineros”. El voto lo ha tenido cuando lo ha pedido en tiempo de renovación de su mandato, ahora se le exige cumplir con una obligación, nada de que “sí, usted resuélvalo y ahí nos avisa”. Al no haber cumplido la directiva en tiempo y forma con la entrega de los ahorros ni avisar de un posible déficit fiscal, es nuestro derecho poner las condiciones necesarias para que se dé una pronta respuesta y no se quede “al tiempo” como mismo “pollo” expresa. Si le vamos a dar más tiempo para verificar, se está hablando ya de un tiempo extraordinario, por lo tanto requiere condiciones extraordinarias, mas, cuando ha faltado a su palabra —en la que tanto insiste que nosotros confiemos— al repetir y repetir que el problema que actualmente nos acongoja es “asunto de los ahorradores”, exclusivamente de los agremiados, y llevar a una asamblea a un reciente electo senador.
“El pollo” lo sabe o ya debe estarlo pensando. Los siguientes meses habrán de ser de negociación. Para obtener los beneficios que él y sus allegados han venido obteniendo año con año, tendrán que ceder si es que quieren la permanencia del poder. Y SI ASÍ SUCEDIERA, las cajas tendrán que cambiar su esquema de trabajo y adaptarse al sistema de auditoría y transparencia donde cada agremiado trabajador de Aguas Potables puede ser un usuario escrutador de las cifras que se manejan en cualquier momento. “Ai” nomás para que no haya malentendidos y la lana, los bonos y las bases no desaparezca… como ya se viene haciendo costumbre en este.