Por: insurgente.org. 10/11/2020
Atribuir únicamente a la derecha sin careta la debacle de gobiernos girados hacia la izquierda (que no socialistas); creer que ciertos dirigentes “progres” no son también responsables de sus propias caídas (con el conocido sufrimiento para los pueblos) es estar ciego o, simplemente, cerrar los ojos para no presenciar la evidencia.
Introducción
Sabemos que criticar a ciertas personas situadas, por no poca gente, en la izquierda y hasta en el socialismo (esto último ya es de juzgado de guardia) conlleva el riesgo de ser señalado de hacer el juego a la derecha. Pero lo cierto es que, precisamente, el ser complaciente con ese tipo de gente, es lo que nos lleva adónde estamos: a un escenario donde la reacción más ruda y salvaje campea a sus anchas.
Atribuir únicamente a la derecha sin careta la debacle de gobiernos girados hacia la izquierda (que no socialistas); creer que ciertos dirigentes “progres” no son también responsables de sus propias caídas (con el conocido sufrimiento para los pueblos) es estar ciego o, simplemente, cerrar los ojos para no presenciar la evidencia.
En el caso que nos ocupa (Brasil-Lula) se podrá decir que él y su sucesora eran mejores que Bolsonaro. Eso nadie lo pone en duda porque, dicho sea de paso, no es tan difícil. Ahora bien, ¿hicieron Lula y Dilma Rousseff todo lo que pudieron?
Es evidente que no. En el caso de Lula se puede decir, sin posibilidad de equivocarse, que tuvo un caudal de votos y una demanda de la población como para haber dado, si hubiese querido, un vuelco real al país. Pero no lo hizo. Como buen socialdemócrata, se limitó a dar migajas-limosnas a los más desfavorecidos sin tocar ni un ápice los privilegios de los grandes capitalistas. De hecho, Lula defendió, abiertamente y como si eso fuera posible, el capitalismo de rostro humano. «El capitalismo nació chorreando sangre y lodo por todos sus poros», dijo Karl Marx, y sigue chorreando lo mismo.
Después de tantos años gobernando, a pesar de que ciertamente sacó a muchas personas de la pobreza extrema (no a todas), en Brasil seguía habiendo pobreza (también de la extrema, que no se había erradicado del todo). Insistimos que, mientras tanto, las élites empresariales, seguían amasando sus ingentes fortunas sin grandes (ni pequeños) problemas.
Si después de tantos años eso lo permite un gobierno “izquierdas”, ¿qué clase de izquierdas es? De esto se puede hablar mucho, pero aquí lo dejamos; que el lector y la lectora saque sus propias conclusiones.
Tan solo decir que es harto significativo que, ante el triunfo del agente del gran capital y próximo jefe del imperialismo mundial, Lula da Silva haya expresado que “el mundo respira aliviado con la victoria de Biden”.
Serán sus pulmones. Que les pregunte a las millones de víctimas que, junto a Barack Obama, Biden provocó en todo el mundo en su época de vicepresidente del imperio.
¿Es que acaso Lula lo desconoce? ¿O es que le falla la memoria? Ni desconocimiento ni falta de memoria parecen ser la causa de las palabras del señor Lula da Silva.
La noticia
El ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva celebra el triunfo de Biden y le pide forjar nexos con América Latina, fundamentados en valores humanos (lo que es pedir peras al olmo, y Lula lo sabe muy bien).
Lula expresó ayer a través de su cuenta de Twitter: “El mundo respira aliviado con la victoria de Biden. En este momento tan importante en el que el pueblo estadounidense se pronunció contra el trumpismo y todo lo que representa, de rechazo a los valores humanos, odio, abandono de la vida y agresiones contra nuestra querida América Latina”.
En este contexto, puso su esperanza en que Biden emprendiese relaciones más constructivas con América Latina, guiándose en los valores humanistas que caracterizaron su campaña electoral (¿).
El también líder del Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil hizo frente durante su mandato (2003-2010) a lo que consideraba el intervencionismo y el imperialismo de Estados Unidos, coincidiendo en este sentir con varios Gobiernos de izquierda que dirigieron algunos países latinoamericanos en esa etapa.
Su sucesora, Dilma Rousseff (2011-2016), le tomó el testigo progresista (reformista). No debemos olvidar que quien le apartó de la presidencia fue su viceministro, Michel Temer. ¿Qué clase de gobierno progresista o de izquierdas podía ser el de Rousseff con ese siniestro señor como vicepresidente?
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Fotografía: insurgente.org