Por: Juliana Leao-Coelho/Laura de Grado Alonso. 28/04/2025
Desde la implantación en 2022 del primer protocolo contra la violencia sexual en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), se han registrado 34 casos de distinta gravedad, y aunque el miedo a enfrentarse al proceso y los desequilibrios de poder siguen siendo un obstáculo, la rectora, Amaya Mendikoetxea, destaca que la tendencia está cambiando y que “cada vez más mujeres se animan a denunciar”.
“Lo que pasa en la Universidad no es diferente a otros ámbitos de la sociedad; puede ser un poquito diferente porque somos un entorno más cerrado en cierto modo”, afirma Mendikoetxea en una entrevista con EFE.
La rectora, que se presenta a la reelección el 8 de abril, admite que en la universidad existen “desequilibrios de poder” y explica que se debe a que se establecen relaciones “en las que la carrera académica de una persona puede depender de su director de tesis o su director de departamento o del grupo de investigación”.
“Ello puede llevar a que muchas situaciones no se denuncien. Además, el coste emocional y personal de meterse en un proceso de este tipo, echa a muchas mujeres para atrás. Algunas prefieren abandonar, otras mantener un perfil bajo, alejarse, cambiar de grupo de investigación“, explica la rectora.
Sin embargo, desde que se puso en marcha el primer Protocolo de violencia sexual, sexista y por razones de género, en 2022, la que es la única rectora de universidad pública actualmente en Madrid asegura que “cada vez más mujeres se animan a denunciar”.
“Desde que pusimos en marcha el Protocolo en 2022 hemos tenido 34 casos de distinta gravedad porque están clasificados en diferentes niveles de gravedad”, explica Mendikoetxea, y matiza que esta cifra incluye denuncias de acoso entre estudiantes, profesorado y personal de la universidad.
Y explica que “el protocolo no solo es para denunciar, sino también para la detección y prevención” de la violencia en la universidad.
“Hacemos cursos de formación para que los jefes de servicio, directores de departamento y equipos directivos estén sensibilizados. Esto está creando un clima en el que denunciar se percibe como algo más normalizado”, señala la rectora.
Además, el protocolo incluye apoyo psicológico a las víctimas, un recurso que ha sido especialmente valorado por quienes han pasado por el proceso.
Mujeres en puestos de responsabilidad en la universidad
A pesar de los avances en igualdad dentro del ámbito académico, el acceso de las mujeres a los puestos de mayor responsabilidad sigue siendo limitado.
Factores como los “techos de cristal”, los “suelos pegajosos” y el “síndrome de la impostora” dificultan el ascenso de las mujeres en la jerarquía académica.
Dentro de los equipos directivos de las facultades, del Rectorado, explica Mendikoetxea, hay paridad e incluso en muchos casos más mujeres que hombres. Sin embargo, su presencia se reduce cuando se trata de liderar los equipos.
“Encabezar el equipo es lo que a las mujeres parece nos echa un poquito más para atrás. En parte es miedo a esta exposición pública, a la exposición pública que supone encabezar una candidatura. Te estás exponiendo, recibes críticas, comentarios de todo tipo. Te sientes cuestionada muchas veces y ahí creo que hay una cierta falta de confianza y quizá poco apoyo del entorno para dar esos pasos”, asegura.
No obstante, observa un cambio positivo: “Cada vez hay más candidatas a rectoras. Y creo que eso actúa como un referente para que otras mujeres se animen a dar esos pasos”.
En España hay 21 rectoras de las 91 universidades públicas y privadas, lo que supone un porcentaje del 23 %, según datos de 2024 del Instituto de las Mujeres.
La Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU), al permitir “presentarse a rector sin ser catedrático”, también pretendía que “más mujeres pudieran presentarse a rectoras; creo que ese motivo no va a tener las consecuencias que se quería, porque el problema es otro. Para ser decano o decana tampoco se necesita ser catedrático y hay muchos más decanos que decanas”, asegura.
En su caso admite que ser un modelo a seguir la intimida, pero también entiende su importancia porque anima a otras mujeres “a pensar ‘yo también puedo hacerlo'”.
La perspectiva de género en la formación académica
Para la rectora, la UAM ha sido pionera en la incorporación de la perspectiva de género en sus planes de estudio. “Contamos con un Instituto Universitario de Estudios de la Mujer que fue pionero en el sistema público español y un máster en estudios de género”, destaca Mendikoetxea.
Además, la universidad ofrece asignaturas transversales sobre cuestiones de género abiertas a estudiantes de cualquier grado o posgrado.
En carreras como Derecho, Psicología o Medicina cuenta que se han introducido modificaciones para garantizar un enfoque con perspectiva de género. “Es un tema que tenemos muy presente y queremos extenderlo a todas las titulaciones que impliquen el trato con personas”, afirma.
Financiación y retos futuros
Mendikoetxea también ha abordado la preocupación por la nueva Ley de Enseñanzas Superiores, Universidades y Ciencia (Lesuc) de la Comunidad de Madrid, que podría reducir la financiación pública de las universidades al 70 % y empuja a las universidades a obtener el 30 % restante de otras fuentes como constituir fondos de inversión.
Lo que más preocupa a los rectores y rectoras, dice, “es la figura del Interventor”, que ejercerá el control económico en cada universidad. “Tenemos que hablar, matizar y ver qué función tendría este interventor”, asegura la rectora para quien “todo lo que está en el borrador está abierto a discusión”.
A pesar de la incertidumbre, la rectora confía en un “diálogo abierto y franco” con la Comunidad.
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Fotografía: Efeminista.