Top Posts
Un balance de la lucha de la CNTE:...
Asamblea de Daniel Noboa aprueba instalación de bases...
La (des)nazificación de Alemania
El sistema de castas y los dilemas de...
AgroALBA arrancó en Venezuela: estrategias solidarias para producir...
¡No en nuestro nombre! Manifiesto de feministas contra...
Presidente Maduro propone Escuela de Agricultura Regenerativa para...
EE. UU. vs. China: ¿quién manda en el comercio...
Entre el wokeismo y el populismo de derecha
PALESTINA Y LA SOLIDARIDAD INTERNACIONAL
  • Colectivo Insurgencia Magisterial
Portal Insurgencia Magisterial
Banner
  • Inicio
  • Nosotros/Legal
  • Directorio
  • Alianzas
  • Columnistas
  • Voces que seguimos
  • Calendario de eventos
  • Educooperando
Espacio principalEspacio secundarioLuis Armando González

Democracia y uso de la fuerza

por RedaccionA enero 12, 2023
enero 12, 2023
1,6K

Por: Luis Armando González. 12/01/2023

En los ordenamientos democráticos –ya sea que estén bien o poco consolidados— el tema del uso de la fuerza (y de la dosis de violencia que ello pueda conllevar) es, por lo general, algo controvertido. Casi que se da por establecido que, en una democracia, el uso de la fuerza no está permitido, porque se considera que, justamente, se trata de un régimen político en el cual –si de verdad es tal— la fuerza y la violencia han sido anuladas, pues los acuerdos dialogados, el consenso y la cooperación ocupan su lugar. Cuesta entender que, en realidad, un ordenamiento democrático lo que hace es atenuar el uso de la fuerza, pero no lo extingue por completo. Y no sólo eso: lo modera, encauza y concentra en instancias estatales específicas que, a su vez, están (deben estar) sometidas a múltiples controles institucionales y sociales, para evitar que se desboquen y den lugar a arbitrariedades. Robespierre no tenía ningún problema al respecto, como se colige de estas líneas:

“Cuando se trata de la salvación de la patria, el testimonio de todo el universo no puede suplir la prueba testimonial, ni la misma evidencia puede suplir la prueba literal. La lentitud de los juicios equivale a la impunidad; la incertidumbre de la pena estimula a todos los culpables. Y todavía se lamentan de la severidad de la justicia: ¡se lamentan por la detención de los enemigos de la República! Buscan ejemplos en la historia de los tiranos porque no quieren cogerlos de la de los pueblos, ni extraerlos del genio de la libertad amenazada. En Roma, cuando el cónsul descubrió la conjura y la ahogó al instante con la muerte de los cómplices de Catilina, fue acusado de haber violado las formas; ¿y sabéis quién le acusó? El ambicioso César, que quería aumentar su partido con la horda de los conjurados, con Pisón, con Clodio y con todos los perversos ciudadanos, los cuales temían la virtud de un verdadero romano y la severidad de las leyes. Castigad a los opresores de la humanidad: ¡esto es clemencia! Perdonarles sería barbarie. El rigor de los tiranos tiene como fundamento solamente el rigor: el del gobierno republicano tiene, por el contrario, el bienestar. Así pues, ¡ay de aquel que ose dirigir contra el pueblo el terror que sólo debe dirigirse contra sus enemigos! ¡Ay de aquel que —confundiendo los errores inevitables de la virtud cívica con los errores calculados de la perfidia o con los atentados de los conspiradores— olvida al peligroso intrigante para perseguir al ciudadano pacífico! ¡Perezca el infame que osa abusar del sagrado nombre de la libertad, o de las terribles armas que ésta le ha confiado para llevar el luto o la muerte al corazón de los patriotas! Es indudable que semejante abuso ha tenido lugar. Sin duda alguna, ha sido exagerado por la aristocracia; y, sin embargo, aunque en toda la República sólo existiera un hombre virtuoso perseguido por los enemigos de la libertad, el gobierno tendría el deber de buscarlo con solicitud y de vengarlo clamorosamente”[1].

         Lejos estamos de esta violencia sin clemencia contra los “enemigos de la República”. Su control institucional y social es clave para el funcionamiento normal de la democracia. Esta vive de la crítica, el debate y los acuerdos tomados sin coacciones o miedos por quienes participan directamente en las dinámicas políticas. También aquel control es clave para una convivencia social libre de amenazas y coacciones arbitrarias provenientes del poder político, especialmente del ámbito del que dependen los aparatos coactivos del Estado. Y cuando esas amenazas y coacciones provienen de sectores no estatales –por ejemplo, de grupos criminales—, corresponde al poder político la decisión de hacer el uso de la fuerza respectivo, en el marco de determinados controles legales e institucionales, para asegurar una convivencia social pacífica y libre.

         Es decir, una democracia puede requerir del uso de fuerza para protegerse. No obstante, no se trata de cualquier uso de la fuerza, sino de uno estrictamente regulado y controlado por los mismos procedimientos democráticos. Pareciera tratarse de un círculo vicioso que, en una democracia, amarra el ejercicio de la fuerza (y de la coacción) estatal incluso contra aquellos que atentan en contra de los cimientos del propio ordenamiento democrático. A lo mejor se trata de un círculo virtuoso que, pese a la gravedad de los desafíos antidemocráticos que se tengan que enfrentar, impide que las espirales de violencia tomen el mando en la convivencia social y política.

         De todos modos, lo que aquí se quiere anotar es que la democracia no está reñida con el uso de la fuerza y la violencia. Una democracia amenazada puede ser (debería ser) defendida con las dosis de fuerza y violencia que se requieran para su salvaguarda, pero sin que ello conduzca idolatrías respecto de aquéllas. Fue el tema que ocupó, durante la segunda guerra mundial, a los principales líderes de las potencias occidentales durante la segunda guerra mundial; es un asunto que ocupó a los dirigentes políticos, a los intelectuales y a los medios de comunicación de occidente después de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001.  

         Y así como es legítimo usar la fuerza para defender a la democracia, también lo es para conquistarla. En efecto, son abundantes las experiencias históricas en las que se hace patente que sólo se ha llegado ordenamientos democráticos luego de extenuantes jornadas de lucha social popular en absoluto pacíficas. En estas experiencias es claro que la democracia no es un regalo, sino algo costoso en términos de sacrificios individuales y colectivos. Quizás sea un exceso decir que la violencia es la partera de la democracia –copiando la idea de Marx, según el cual la violencia es la partera de la historia—, pero sin una dosis de ella –variable según los contextos— muchas democracias no habrían visto la luz. También dosis excesivas de fuerza y violencia –de dentro y de fuera de ellas— han ahogado proyectos democráticos que se consideran firmes. 

         En fin, democracia y fuerza (y violencia) no se excluyen, sino que pueden coexistir de formas variadas. Es un error suponer que la primera, si es firme, anula a la segunda. La fuerza puede ser necesaria, aunque suene paradójico, para defender la democracia, pero para ello debe estar siempre bajo un control social institucional que la limite y modere. Los demócratas deberían ser conscientes de que el recurso a la fuerza, para defender a la democracia, no les está vedado; los enemigos de la democracia deberían ser conscientes de que la fuerza y la violencia no son de su exclusividad. La inconsciencia en ambos lados termina por debilitar a los primeros y fortalecer a los segundos.

San Salvador, 10 de enero de 2023


[1] Robespierre, “Sobre los principios de la moral política”. Texto de discurso pronunciado el 18 Pluvioso, año II (5 de febrero de 1794). https://www.marxists.org/espanol/tematica/cienpol/robespierre/moralpolitica.htm

Fotografía: Fundación para el Progreso

Compartir 0 FacebookTwitterWhatsapp
RedaccionA

noticia anterior
Melancolía
noticia siguiente
Otros mapas de conflictos sindicales: luchas feministas en los márgenes del trabajo

También le podría interesar

«Ahora nos toca aplicar la democracia directa»

junio 3, 2025

“Me quiero madrear a esta vieja, ya no...

mayo 30, 2025

Nueva ley de transparencia menoscaba la democracia y...

mayo 30, 2025

Visitantes en este momento:

726 Usuarios En linea
Usuarios: 221 Invitados,505 Bots

Blog: Perspectivas comunistas

Desde el Plantón magisterial en el Zócalo de la CDMX

Nuestras redes sociales

Blog de la Columna CORTOCIRCUITOS

Nuestros grupos de difusión

Artículos publicados por mes

Síguenos en Facebook

Síguenos en Facebook

Artículos por AUTORES

Artículos publicados por FECHA

junio 2025
L M X J V S D
 1
2345678
9101112131415
16171819202122
23242526272829
30  
« May    

Artículos más leídos esta semana

  • 1

    Del Acuerdo Educativo Nacional al Plan de estudios 2022.

    septiembre 13, 2022
  • 2

    Luce, la polémica “mascota” con que El Vaticano busca acercarse a los jóvenes

    noviembre 16, 2024
  • 3

    Entrevista a Paulina Hunt, dramaturga y actriz humanista y coautora del libro «Pedagogía de la Expresión»

    agosto 25, 2024
  • 4

    Pako Belmonte: «Necesitamos la complicidad de la gente para defender la función social de las bibliotecas públicas y evitar recortes»

    noviembre 8, 2023
  • 5

    Incongruencias de la NEM de Marx Arriaga: luchar contra el neoliberalismo promoviendo un concurso de Círculos de estudio sobre Freire, con premios de 10 mil pesos a los ganadores y con mecanismos de exclusión

    septiembre 25, 2024
  • 6

    Milei, una bomba de tiempo.

    diciembre 3, 2023
  • 7

    La Casa de los Famosos: ¿es posible no mirar?

    septiembre 19, 2024
  • 8

    Geopolítica del despojo: biopiratería, genocidio y militarización

    noviembre 8, 2023
  • 9

    ¿Primacía o hegemonía?

    agosto 27, 2020
  • Promotora del Paro Nacional, instalará Tendedero informativo en Xalapa.

    abril 21, 2016
  • 11

    La nueva Reforma Tributaria de Petro planta cara a las petroleras colombianas

    diciembre 11, 2022
  • 12

    Lo arcaico y lo nuevo. Pensando la educación desde la potencia del brote

    marzo 26, 2022
  • Buscan que grueso de maestros se vaya con la finta y vayamos como borregos al matadero: maestros

    marzo 8, 2016
  • 14

    MOYSIKÓS: Susana Baca.

    diciembre 2, 2016

Rolando Revagliatti. Argentina

Raúl Allain. Perú

Juan Antonio Guerrero O. México

Vanesa Monserrat. Argentina

Carolina Vásquez Araya

Ilka Oliva-Corado

Javier Tolcachier

Columna: CORTOCIRCUITOS

Manuel I. Cabezas González

Luis Armando González

Iliana Lo Priore

Jorge Salazar

Adolfo del Ángel Rodríguez

Oswualdo Antonio G.

José Eduardo Celis

Daniel Suárez

Güris J. Fry

Jorge Díaz Piña

Ángel Santiago Villalobos

Andrés Brenner

Alejandra Cortina

José Carlos Buenaventura

Luis Palacios

@2020 - Insurgencia Magisterial

Portal Insurgencia Magisterial
  • Inicio
  • Nosotros/Legal
  • Directorio
  • Alianzas
  • Columnistas
  • Voces que seguimos
  • Calendario de eventos
  • Educooperando
Portal Insurgencia Magisterial
  • Inicio
  • Nosotros/Legal
  • Directorio
  • Alianzas
  • Columnistas
  • Voces que seguimos
  • Calendario de eventos
  • Educooperando
@2020 - Insurgencia Magisterial

Leer también:x

En el laberinto del olvido y la...

agosto 8, 2020

La crisis del capitalismo democrático

marzo 4, 2023

¿QUÉ HACER CON LA VIOLENCIA COLECTIVA?

enero 12, 2018