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Por qué proteger el protocolo de Bluesky puede asegurar un internet descentralizado

por RedaccionA mayo 9, 2025
mayo 9, 2025
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Por: Eli Pariser y Deepti Doshi. 09/05/2025

Mark Zuckerberg anunció que Meta dejará pondría fin a la verificación de hechos por terceros. Aunque impactante, la decisión no resulta del todo inesperada. Es otro ejemplo de cómo los cambios de rumbo de los multimillonarios pueden influir profundamente en nuestra vida social en Internet.  

Tras el 6 de enero de 2021, Zuckerberg se presentó ante el Congreso de Estados Unidos presumiendo del “programa de verificación de hechos líder en la industria” de Facebook y tomó la decisión de bloquear a Donald Trump en la plataforma. Sin embargo, solo dos años después, permitió su regreso. Además, el año pasado, aseguró en privado al congresista conservador Jim Jordan que Meta ya no reduciría la visibilidad de contenidos cuestionables mientras se verifica su autenticidad. 

Meta no solo ha eliminado por completo la verificación de hechos, sino que también ha relajado sus normas sobre la incitación al odio. Esto ha permitido que en sus plataformas se toleren ataques personales muy graves contra inmigrantes y personas trans. Es un preocupante paso atrás en la moderación de contenidos. 

Zuckerberg no es el único CEO de redes sociales que va por mal camino. Desde que Elon Musk compró Twitter en 2022 y defendió la libertad de expresión como “la base de una democracia que funciona”, ha suspendido cuentas de periodistas, ha restablecido a miles de usuarios vetados (incluidos nacionalistas blancos), ha recuperado la publicidad política y ha deteriorado tanto las políticas de verificación como las normas contra el acoso.  

Por desgracia, estos multimillonarios caprichosos pueden hacer lo que quieran debido a un modelo de propiedad que prioriza el control único y centralizado a cambio de la rentabilidad de los accionistas. 

Esto ha dado lugar a un entorno digital en constante cambio, donde las personas pueden perder sus vías de comunicación y de vida en un instante a medida que cambian sus normas opacas. 

Internet no tiene por qué ser así. Por fortuna, ha surgido una nueva alternativa justo a tiempo. 

Si has oído hablar de Bluesky, probablemente lo hayas relacionado con un clon de Twitter donde los liberales pueden refugiarse. Sin embargo, su estructura interna es muy diferente y podría conducirnos hacia un internet más saludable para todos, sin importar la política o la identidad. 

Al igual que el correo electrónico, Bluesky se basa en un protocolo abierto, conocido como el Protocolo AT. Esto significa que cualquiera puede utilizarlo. Del mismo modo que no necesitarías el permiso de nadie para crear una empresa de newsletters que se base en el correo electrónico, la gente está empezando a compartir versiones modificadas de sus redes sociales creadas a partir de Bluesky. Parece poca cosa, pero piensa en todos los daños que han provocado los algoritmos de las empresas de redes sociales en la última década: insurrección, radicalización, autolesiones, acoso. Bluesky permite a los usuarios colaborar en la verificación y moderación compartiendo listas de bloqueo y etiquetas. Permitir que las personas den forma a su propia experiencia en las redes sociales es algo revolucionario. 

Lo más importante es que, si no estás de acuerdo con las decisiones de diseño y moderación de Bluesky, puedes crear algo diferente con la misma infraestructura y usarlo en su lugar. Esto es muy diferente a lo que hemos visto en las redes sociales centralizadas que han dominado hasta ahora. 

En el núcleo de la filosofía de Bluesky se encuentra la idea de que, en lugar de estar centralizada en manos de una sola persona o institución, la gobernanza de los medios sociales debe basarse en el principio de subsidiariedad. La economista Elinor Ostrom, ganadora del Premio Nobel, descubrió, al estudiar soluciones locales a problemas medioambientales en todo el mundo, que algunos problemas se resuelven mejor a nivel local, mientras que otros requieren una solución a un nivel superior. 

En cuanto a la moderación de contenidos, los mensajes relacionados con el abuso sexual infantil o el terrorismo deben ser gestionados por profesionales capacitados que protejan a millones de personas.  Muchas decisiones sobre la libertad de expresión pueden resolverse a nivel de cada comunidad, o incluso de forma individual, a medida que los usuarios crean sus propias listas de bloqueo en Bluesky. 

Así, en Bluesky se reúnen todos los elementos necesarios para implementar esta nueva arquitectura en las redes sociales: una propiedad intelectual independiente, una nueva gestión de la popularidad que contraste con el de otras plataformas dominantes y un liderazgo con visión de futuro. Los retos siguen siendo significativos, y no podemos esperar que Bluesky tenga éxito sin el apoyo necesario 

Los críticos han señalado que Bluesky aún no ha generado beneficios y que, actualmente, opera con capital riesgo, la misma estructura corporativa que dio lugar a Facebook, Twitter y otras plataformas sociales. Por ahora, no es posible abandonar Bluesky y llevar tus datos y tu red contigo porque no existen otros servidores que utilicen el protocolo AT. Jay Graber, CEO de Bluesky, merece reconocimiento por su gestión hasta el momento y por intentar evitar los peligros relacionados con incentivos publicitarios, pero el proceso por el cual el capitalismo degrada los productos tecnológicos es tan predecible que Cory Doctorow acuñó un término popular para describirlo: enshittification. 

Por eso, es crucial actuar ahora para asegurar los cimientos de este futuro digital y hacerlo resistente a la enshittificación. Esta semana, varios tecnólogos destacados han lanzado un nuevo proyecto, que desde New_Public apoyamos, llamado Free Our Feeds. Este proyecto consta de tres partes. En primer lugar, busca crear una fundación sin ánimo de lucro que gobierne y proteja el protocolo AT, independientemente de la empresa Bluesky. También es necesario construir servidores para que todos los usuarios puedan llevarse sus datos o crear lo que deseen, sin depender de las políticas impuestas por Bluesky. Por último, debemos fomentar el desarrollo de un ecosistema basado en esta tecnología, proporcionando capital inicial y experiencia. 

Es importante destacar que no se trata de una operación hostil: Bluesky y Graber reconocen la importancia de este esfuerzo y han dado su aprobación. El problema es que no puede depender de ellos y que, para liberarnos de los caprichos de los multimillonarios, parte del poder debe estar fuera de Bluesky, Inc 

Si lo hacemos bien, muchas cosas serán posibles. No hace tanto, internet estaba lleno de creadores y personas trabajando juntas: la web abierta, el correo electrónico, los podcasts. Wikipedia es uno de los mejores ejemplos: un proyecto colaborativo que ha creado uno de los recursos públicos y gratuitos más valiosos de la red. La razón por la que aún lo conservamos es la infraestructura que se construyó a su alrededor: la Fundación Wikimedia, sin ánimo de lucro, protege el proyecto y lo aísla de las presiones del capitalismo. ¿Cuándo fue la última vez que construimos colectivamente algo tan valioso? 

Podemos cambiar el equilibrio de poder y reclamar nuestras vidas sociales de las manos de estas empresas y sus multimillonarios. Esta es una oportunidad para aportar mucha más independencia, innovación y control local a nuestras conversaciones en línea. Podemos construir finalmente la «Wikipedia de las redes sociales», o lo que queramos. Pero debemos actuar, porque el futuro de Internet no puede depender de que uno de los hombres más ricos del mundo se levante con el pie izquierdo 

Eli Pariser es autor de The Filter Bubble y codirector de New_ Public, un laboratorio de I+D sin ánimo de lucro que trabaja para reimaginar los medios sociales.  

Deepti Doshi es codirectora de New_ Public y fue directora de Meta. 

LEER EL ARTÍCULO ORIGINAL PULSANDO AQUÍ

Fotografía: Technology review

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