Por: Simón Royo Hernández. 04/05/2025
“El Revolutionary Anarchist Clown Bloc, con sus bicicletas de circo, sus pelucas multicolores y sus mazos chillones, confundieron a los policías atacándose unos a otros” (David Graeber The New Anarchists. New Left Review 13, Jan/Feb 2002).
El poder al desnudo es tan ridículo que mueve a risa y lo más hilarante de todo podría ser perfectamente la pretensión de que el poder esté en manos de un anti-poder sin tornarse a sí mismo en nuevo poder dominante. El marxismo más ilustrado sabía que no se puede tomar el poder tal y como está estructurado, jerárquica y verticalmente, para utilizarlo de otro modo, aunque el menos ilustrado fue lo que hizo, tornándose totalitario.
Hoy podemos llorar y desesperar ante el avance de la ultraderecha, pero con ello afloran pasiones tristes tendentes a la depresión y el pesimismo, por el contrario, cuando nos reímos del poder, de lo ridículo que resulta un Donald Trump, alguien que dice que contra el coronavirus había que beber lejía, que en Springfiled (Missouri) los extranjeros se comían a las mascotas domésticas de los estadounidenses o que en Gaza había que construir un Resort, recobramos pasiones alegres y nos damos cuenta de lo estúpido si bien peligroso puede ser el poder dominante.
Así, una de las mayores posibilidades de contravenir al poder, la explotación, la dominación y la represión es mediante la risa y el humor, la comedia y la fiesta.

Y ciertamente es con este tipo de acciones que se pueden romper los esquemas del poder, invertir o transfigurar sus perspectivas y presuposiciones, reduciendo al absurdo todos sus planteamientos, mostrando su desnudez y su imbecilidad.
Tenemos un buen ejemplo en el Ejército de Payasos Rebeldes Insurgentes Clandestinos, también conocido como CIRCA y Clown Army, que fue un grupo activista de izquierda, antiautoritario, que estuvo activo principalmente entre 2003 y 2005 en el Reino Unido.
Ese Ejército de Payasos utilizó payasadas y tácticas no violentas para actuar contra la globalización corporativa, la guerra, el capitalismo y la fuerte vigilancia policial de las protestas, entre otras cuestiones, pese a ser poco numerosos, entre sus filas, se infiltró una policía.
Entre sus muchas acciones podríamos recordar la Operación HA.HA.HAA, cuyo planteamiento teórico, como de costumbre, desbordaba su acción práctica.
La Operación HA.HA.HAA (Helping Authorities House Arrest Half-witted Authoritarian Androids) de CIRCA tuvo lugar el 6 de julio de 2005, la primera fecha de la 31ª Cumbre del G8, durante la protesta masiva organizada por G8 Alternatives fuera del Hotel Gleneagles donde se estaba celebrando la cumbre.
Dicha operación tenía como objetivo invertir las expectativas de cómo actuarían los manifestantes. Se basó entonces en la premisa de que la policía que custodiaba la cumbre no estaba manteniendo a los manifestantes fuera, sino más bien manteniendo dentro a los miembros “peligrosos” del G8.
Así, en lugar de intentar escalar las vallas y entrar para perturbar la reunión, los payasos rebeldes ayudaron a construir vallas más altas y “vigilar” los lugares donde los miembros del G8 estaban “siendo detenidos”, para que no pudiesen escapar. Los payasos también crearon bloqueos móviles de carreteras para interrumpir los viajes a la reunión del G8.
Ante tales payasos las fuerzas de seguridad del Estado no saben bien cómo actuar en un primer momento, porque frente a la rebeldía e insurrección de manifestantes, la policía, si los ve inofensivos, les dejan hacer, no tienen motivos que justifiquen el arresto o golpearles, pero en cuanto perturban el llamado orden público, los manifestantes, se exponen a ser detenidos o agredidos por la policía.
Dado ese tipo de acciones, sin embargo, la policía puede inventarse un caso, percibir dentro de sus cortos esquemas, acciones situacionistas de carácter artístico-cómico como peligrosas artimañas terroristas, como explicaremos con el siguiente caso que pasamos a comentar.

En abril de 2017 conocí fugazmente a Fiocha, el artista que creó el denominado «Comando 28» mediante una acción artística. Se trataba de hacer sonar un mp3 con un remix del himno del PP y el Cara al Sol en una Iglesia de Quijorna, junto a otras acciones inventadas, pero la bolsa con el mp3 fue tomada por una bomba y se desató la ciega furia del Estado. Hay un documental que aborda el proceso judicial en el que se vio envuelto el inexistente Comando 28 a raíz de los acontecimientos ocurridos en la iglesia de Quijorna el 12 de octubre de 20131: realidad y ficción se dan la mano en este cortometraje para contar una historia rocambolesca marcada por una investigación antiterrorista que se le escapa de las manos tanto a la Guardia Civil como al autor de la trama.
Fiocha es tío muy majo al que se le sancionó con un año de cárcel porque en 2013 tuvo en jaque a toda la policía del país por su performance artística. Según me contó al conocerle un mentor suyo, profesor de Arte en la Universidad, supuestamente muy rompedor y demoledor, en teoría, cuando la cosa se puso fea, declaró ante la policía, temblando, que: «yo no tenía nada que ver, agentes, yo iba a misa, si hubiese sabido que los muchachos iban a realizar una acción subversiva, los hubiese disuadido». El artista se declaró único responsable y cargó con todas las culpas.
El resultado final del asunto, bochorno para las estructuras antiterroristas del Estado y para ese pacto antiterrorista en España que no firmó Podemos y que no ha servido para apresar a ningún terrorista, no, pero sí para imputar a tuiteros, concejales podemitas, bloggers, cantautores, artistas y titiriteros.
La cúpula policial se creyó todo el montaje, es decir, son imbéciles. Luego su seguridad, señoras y señores, damas y caballeros, su bendita seguridad, está en manos de idiotas, que persiguen cualquier cosa y la toman por amenaza a la seguridad nacional.
Ganas dan de inventarse una decena de comandos, pero resulta que las performances contra el poder menos violentas y más jocosas pueden ser perfectamente represaliadas y perseguidas, no digamos ya si se mete la pata y se llega a bromear como el ultrarracionalista Ano, con, un “Tour de la manada”, para, tratando de seguir la senda de los situacionistas, no lograr ese añadido a la sociedad del espectáculo, sino acabar siendo despedido de Greenpeace y juzgado y condenado a unas multas e indemnizaciones que no podía pagar.
El Estado genera el Terror en los ciudadanos y en los cómicos más pacíficos y menos violentos, porque mediante la espada judicial sus vidas pueden convertirse en un infierno judicial y burocrático si sus acciones tienen efecto o si, aunque sean inocuas, se les puede imputar algún delito o falta, con los que amargarles la existencia. De ahí que los indisciplinados payasos, con sus acciones caóticas, por muy poco serios que parezcan, son en realidad de los que ponen el cuerpo y arriesgan sus vidas.

Los marxistas de antes y de después, siempre apelando a la disciplina, aunque sean freudomarxistas, rechazan la comedia, la risa y las acciones payasas, como medios de rebeldía insurreccional, pues solamente conciben como oposición al ejército organizado del Estado Capitalista, otro ejército jerárquicamente organizado por el partido, que les haga frente. Algo que se aprecia incluso en Herbert Marcuse, al fin y al cabo, un hijo de la guerra fría que, aunque capaz de desembarazarse de muchas de las imposiciones del marxismo dogmático gracias a su apertura y su eclecticismo, no llegó a desembarazarse de la apelación a responder al capitalismo mediante organizaciones autodisciplinadas pseudomilitares:
“El hecho de que haya llegado el momento de montar una organización autodisciplinada no es indicio de una derrota, sino de las posibilidades de la oposición. El primer periodo heroico del movimiento, la etapa de la acción alegre y a menudo espectacular, ha terminado. La empresa capitalista está llegando rápidamente a sus propios límites en escala global, y recurriendo a una violencia cada vez más extrema y a la creación, cada vez más amplia, de distracciones. La agradable armonización inmediata de «lo mío» con la política fue una muestra de la debilidad de la nueva Izquierda, tanto como lo fue el atractivo, y a menudo necesario, rechazo de la solemnidad. Si la nueva Izquierda ha de seguir desenvolviéndose hasta convertirse en una fuerza política real, ya desarrollará su propia solemnidad, su propia racionalidad y su propia sensibilidad, y superará su complejo de Edipo en términos políticos. El uso generalizado del lenguaje de los «puercos», el erotismo anal de pequeño burgués, el empleo de la basura como arma en contra de individuos indefensos, no son sino manifestaciones de una revuelta de adolescentes contra un blanco equivocado. El adversario ya no es el padre o el jefe o el profesor; los políticos, generales y gerentes no son padres, ni las gentes que controlan son hermanos rebeldes. En el conjunto de la sociedad, la rebelión adolescente tiene un efecto de corta duración y a menudo resulta infantil y payasa. Es verdad que la payasada y lo infantil parecen asociarse fácilmente con los actos auténticos de protesta en situaciones en que la oposición radical está aislada y escandalosamente débil, en tanto que el Enemigo se encuentra en casi todas partes y es escandalosamente fuerte. La «madurez» -por definición- está en el establishment, en aquello que es; la otra sabiduría, entonces, es de payasos y de niños. Sin embargo, cuando la protesta asume características que son las del establishment mismo, que revelan la frustración y la represión que éste genera, esta protesta es ignorada o castigada por las autoridades de buena conciencia con el amplio apoyo de la gente” (Herbert Marcuse, Contrarrevolución y revuelta. 1972. Primera edición en español, abril de 1973, Editorial Joaquin Moniz, México D.F., p.62-63).
La Anarquía y el anarquismo no desprecian las acciones insurreccionales caóticas y espontáneas, luego tampoco las cómicas y bufonescas, que siempre se han manifestado como acontecimientos de libertad y liberación, siendo difíciles de reprender y reprimir.
De todos es conocida la obra de Umberto Eco El nombre de la rosa, que gira en torno a un libro perdido de la poética de Aristóteles dedicado a la comedia. En la ficción de Umberto Eco un trasunto del serio Borges, el monje Jorge de Burgos, disputa con un trasunto del jovial Guillermo de Ockham sobre la risa. El primero la considera nefasta y que lleva hasta reírse de Dios, el segundo, como buen franciscano, la admite con benevolencia. La risa de la comedia es la catarsis de la tragedia. La risa es la catarsis -purificación del alma- a través de la comedia. Seguramente eso fue lo que decía Aristóteles en su segundo libro perdido de la Poética.

El humor es una modalidad de la libertad que juzga libre de ataduras y principios provocando la risa. El sin-sentido del sentido que revela el humor genera risa. Efectivamente, un chiste sobre Dios hace decaer ese fundamento y durante un instante somos ateos y libres, lo que genera a su vez, bienestar y satisfacción, aunque si la represión es muy fuerte provoca indignación o estupor.
Muchas veces el humor surge de la percepción de algo inesperado o extraño, que no encaja en nuestro esquema de comprensión del mundo. Cuando nos encontramos con algo que no encaja en nuestra percepción de la realidad, la incongruencia nos hace reír aliviando la angustia que produce la ruptura de nuestras coordenadas de comprensión.
Los empeños filosóficos en general no se han dedicado al estudio del humor, el chiste y lo cómico, ni de lejos, en la cabal medida a que lo haría acreedor su papel dentro de nuestra vida. La predilección por la seriedad y la tragedia ha hecho de la filosofía una actividad opuesta a la risa.
Dentro de la filosofía el humor y la comedia han estado compartimentados, en los escasos estudios que sobre ese tema se han hecho, en el departamento de Estética por lo visto, entonces, esas actividades humanas también estarán más cerca de las artes que de las ciencias y serán las ciencias serias, igualmente, bien enemigas de la risa.
Los chistes, la risa, la broma o el humor son políticamente incorrectos, libres de ataduras, desatados, permiten la transgresión del sentido común, la denuncia de la siempre falsa moralidad aceptada y la ruptura de todos los tabúes.
La risa es revolucionaria, de ahí que haya estado perseguida y proscrita. Atenta contra la Lógica y contra la Razón de modo que es a la postre enemiga de la filosofía, que como dijimos, está más ligada a la tragedia que a la comedia; al menos de esa filosofía que se ufana de ser lógica y racional.
Hay un no-lugar llamado Anarkobufonia y allí habita el Anarkobufón, aquel que asesinó al principio, poder, mando, reino, imperio o jerarquía (al Arché), con el mero acto de contarnos un gran chiste, una sagrada broma, generando esa risa explosiva originaria ante la que todo cae y desmorona.
Más el estrépito de tan colosal derrumbe no se escucha, pues su sonido, aunque inmenso es acallado por las risas de la multitud. Cae el Imperium sin violencia cuando la revelación de lo irrisorio que nos resulta se desvela, se deshace como arena, provocando una gran alegría, una gran fiesta y luego alivio y descanso para todos.
Bien saben los niños que al gato de Chessire, la reina de corazones jamás conseguirá cortarle la cabeza, pues no tiene cabeza, no, solo es un cuerpo, invisible, que la reina ve como felino libre y sonriente.
Los seguidores del Anarkobufón son todos aquellos poetas, juglares, cantores, siempre nómadas, que, aldea tras aldea, se burlaban con sus versos del poder. Los hemos visto en todas las épocas y todos los lugares, perseguidos y enjaulados por los poderosos, que de ellos temen siempre su ocaso. Y los hemos visto siempre escondidos por el pueblo, que los ha apreciado y venerado. Inadmisibles para toda dominación la noticia de esos titiriteros altivos nos llega por doquier. Los esfuerzos por erradicarlos han sido infructuosos.
Hemos visto una prueba de que las payasadas, incluso ligeras, son subversivas. Los serios arcontes, principados y poderes, la propia filosofía, todos se creen que se puede detener a un bufón, pero se equivocan, no se puede detener a la risa, a la ironía o al sarcasmo, el poder siempre ha temido a la sátira y a la comedia, pues de un plumazo, derriba sus pies de plomo y deja a la vista su desnudez.
- Véase el artículo: https://www.eldiario.es/politica/artista-juzgado-performance-iglesia_1_4731071.html Y Véase el vídeo en: COMANDO 28 (DOCUMENTAL REMASTERIZADO) https://www.youtube.com/watch?v=9d80azXlNVU ↩︎
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Fotografía: Redes libertarias