Por Güris J. Fry. ECO’s Rock. 20 de enero de 2024
Los Delincuentes (Rodrigo Moreno, 2023)
De larga duración, con un ritmo parsimonioso que bebe de autores tan diversos como Aki Kaurismäki o Abbas Kiarostami, así como de películas que cruzan los variopintos horizontes de “Una Partie de Campagne” (Renoir, 1946) y de “The Shawshank Redemption” (Darabont, 1994), el ejercicio fílmico de Moreno se genera a través de un pretexto más que reconocible: un asalto; el de un estragado empleado de un banco que ha armado un “plan” de retiro adelantado y decide sustraer una cantidad precisa de dólares que le ayudarán en su futuro una vez se encuentre fuera de la cárcel -sí, en su esquema se dicta el entregarse a la policía; confesar el hurto. Claro está que los matices se van suscitando y la estrategia de uno termina por convertirse en la estratagema de otros tantos. Tampoco es que esto sea lo que le dé una personalidad firme y fresca; ello recae en el juego de capas que edifica el realizador argentino casi a manera de matrioshkas: cajas/formas/estilos dentro y sobre de otras cajas/formas/estilos que se dan el paso, apoyándose ocasionalmente, cuasi negándose en otras, pero siempre encontrando una salida perspicaz, sutil. Dicha ilación deriva en un cuerpo fílmico que atiende a los detalles, a los roces emocionales y temas que se van plantando y sugiriendo.
Como una contrastante oda al movimiento y al estancamiento de las personas en crisis; necesitadas ellas de algo que no pueden tener en potestad, el entramado en sí -como ente ajeno a los actantes- termina por ser un viaje hacia la periferia de Buenos Aires y hacia el interior de las inquietudes, frustraciones y ansias de quienes han puesto en marcha el engranaje de los dicotómicos valores contemporáneos de la justicia, la honradez, la equidad, la fidelidad y la franqueza. Con una templada mano que va ajustando los momentos, la película brinda esa sensación de estar siendo construida mientras la observamos, soltándose a cada paso, encontrando y surcando los recovecos que la casualidad siempre coloca como barreras ante nuestros borradores de vida. Los accidentes y fortunas que se van ocasionando parten del motivo original, de la manifestación primaria: robar para alcanzar, quitar para brindar. En el juego social moderno todos formamos parte de dicha manifestación, ya sea desde una perspectiva institucional (laboral), partidaria (política), humanista (colectiva), o individual (egoísta), o bien en una combinación de las mismas. Todos, a fin de cuentas, terminamos por ser delincuentes de alguna forma en este mundo tan acelerado y unitario.
Moreno no se ufana, apunta e indica los ruedos sin más, la gradación de los mismos termina por ser nuestra tarea, la del espectador; si bien no es quizá establecer el trazo, sí el pincel con que se ha dibujado el retrato. Y dentro de ese mismo retablo habremos de encontrarnos con diversas semillas que hicieron germinar aquello que observamos, aquello que planteamos y nos es planteado; el mapa referencial en el que caminamos. En cierto momento, incluso, pasada ya la mitad de la cinta, el realizador se da el lujo de utilizar la exacta dialogación con la que inicia otra de sus películas (Un Mundo Misterioso, 2011); un inicio para un interludio, un intermedio desde una génesis; el propio director se ha convertido en un forajido. Un autoperpetrador.
Romances, desventuras, largas jornadas de expiación; caminos encumbrados y poco transitables. Actuaciones contenidas; dispuestas a que el entorno les perfile la silueta, claroscuros y pantallas divididas (algunas de las más eficientes y justificadas que haya visto), todo ello forma parte de la sui géneris apuesta que Los Delincuentes de Rodrigo Moreno nos expone; una tierra bucólica y apenada por los pasos pretéritos, un arado que vislumbra y entona un futuro brillante, pero sin convicción y convicciones personales. Resulta, pues, al final, en la extensión circunscrita a nuestros actos, de los que no hay escape alguno salvo quizá, por alguna extraña oportunidad extemporánea, aquella de volver a dejarlo todo, enteramente todo, pero esta vez para seguir el llano sin mirar nunca la vista hacia atrás.

Los Delincuentes de Rodrigo Moreno.
Calificación: 3.5 de 5 (Muy Buena).
Fuente:
https://www.facebook.com/share/p/L8GTn968pxtfg8y5/?mibextid=K8Wfd2
Fotografía: cineeuropa.org