Por: Norberto Soto Sánchez. 06/02/2025.
El 25 de julio de 2024 fue asesinado Héctor Melesio Cuén Ojeda tras haberse reunido en huertos del pedregal ─a las afueras de Culiacán, Sinaloa─ con los capos Ismael “El Mayo” Zambada García y Joaquín Guzmán López.
Melesio, ex rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) del 2005 al 2009, se erigió como uno de los caciques universitarios más poderosos de México. Sus conocidos nexos con oscuros personajes de las instituciones de seguridad pública, impartición de justicia y del crimen organizado lo convirtieron en una figura temible. Casi 20 años duró su dominio sobre la UAS, hasta que le dieron muerte en lo que parece ser una operación encubierta estadounidense de alcances y objetivos políticos desconocidos para la opinión pública.
Uno de los principales elementos de los cacicazgos universitarios es lo clientelar. Desde antes de asumir la rectoría de la UAS, Cuén ya había comenzado a tejer una compleja red de clientelismo desde su posición como Director de Bienes e Inventarios durante 8 años. Desde ahí también construyó una poderosa estructura represiva gansteril.
Además de llegar a rectoría, la dinámica del garrote y la zanahoria le permitió reformar la Ley Orgánica de la UAS en 2006, de tal manera que se pasó de una elección de directores y rector a través de elección con voto unitario universal, a una donde una comisión permanente de postulación bajo su control presentaba una terna al Consejo Universitario ─también bajo su control─ para que este “eligiera” a las autoridades universitarias.
Desde que Cuén fue rector, hubo un sector democrático de la comunidad UAS que luchó contra el proyecto de universidad-clientela que se estaba impulsando, mismo que terminaría dando nacimiento, en 2012, al Partido Sinaloense (PAS), un instituto político local de extrema derecha que a la fecha existe y se nutre de la estructura y los recursos de la institución educativa.
En abril del año 2023, la familia de la que Cuén era patriarca, es decir, los Cuén Díaz, estuvieron bajo la mira de la Unidad de Inteligencia Patrimonial y Económica en Sinaloa (UIPES) por presunto enriquecimiento inexplicable. Los tres hijos del cacique estaban en puestos directivos en la UAS; su hijo, Héctor Melesio Cuén Díaz, era director de Bienes e Inventarios, mientras que sus hijas Angélica María Cuén Díaz y Mónica María Cuén Díaz eran directoras de la Torre Académica (Culiacán) y de la dirección de Actividades Artísticas UAS, respectivamente.
A esa investigación se le sumó otros escándalos de corrupción por compras millonarias a sobreprecio que el Comité de Compras y Adquisiciones de la UAS hizo a empresas ligadas a la familia Cuén Díaz y al PAS. Se trató de un desfalco a las arcas universitarias que, oficialmente, hoy se reconoce que supera los 500 millones de pesos. Estos hechos de corrupción se les conoce como el TotopoGate, porque una de las mencionadas compras, que superó los 45.5 millones de pesos, fue de tortillas y totopos (https://acortar.link/1VPNEv).
Para mayo de 2023 l@s tres juniors Cuén Díaz tuvieron que renunciar a sus puestos directivos en medio del escándalo. Supuestamente se tomaban un tiempo para “limpiar su nombre”. Por otro lado, su padre movilizó en las calles durante meses a la comunidad de la UAS para generar presión política y lograr que los procesos legales en contra de su hijo se cancelaran (https://acortar.link/8eWZgj); dichas movilizaciones se presentaban como si fueran en defensa de la autonomía. Los medios de comunicación nacionales repetían esa narrativa.
El efecto propagandístico de esto fue tal que incluso el sitio de “Culturas Políticas de los Activismos Estudiantiles en México” del Programa Universitario de Estudios sobre Democracia, Justicia y Sociedad de la UNAM presentó una de estas movilizaciones clientelares, acontecida el 24 de febrero de 2024, como parte de una lucha “contra la intromisión política” en la UAS (https://acortar.link/Mi8yxV), y en denuncia de una supuesta persecución política contra las autoridades universitarias, es decir, contra integrantes del cacicazgo que encabezó Cuén.
Por cierto, a la fecha del cierre de esta nota el Puedjs no ha publicado absolutamente nada sobre las acciones colectivas de estudiantes del sector democrático de la UAS que han luchado contra el cacicazgo cuenista.
Producto de la lucha que dicho sector ha impulsado durante 20 años es que el 2 de octubre de 2024 se logró una nueva reforma a la Ley Orgánica UAS donde se recupera el voto universal para elegir autoridades. Al principio, quienes aún controlan a la UAS se resistieron a esto e interpusieron amparos. Decían que defenderían el legado del amigo del “Mayo” Zambada, es decir, de Cuén Ojeda en la UAS.
Al final, aparentemente, terminaron cediendo. Por parte de los procesos legales por el desfalco a las finanzas de la UAS, algunos de los responsables terminarán pagando solo 20 de los 500 millones de pesos en recursos desviados (https://acortar.link/HewbAK). Los gobiernos federal y estatal, ambos morenistas, les otorgaron ese beneficio.
El actual rector de la UAS, Jesús Madueña Molina, integrante del cacicazgo cuenista y quien había sido destituido del cargo durante las investigaciones, hoy se dice un demócrata (https://acortar.link/PPnkjt). Sin embargo, en vísperas de que se emita el marco normativo para la elección de rector y directores en unos meses, ha nombrado a un oscuro personaje como director de Asuntos Jurídicos de la UAS: Alfonso Carlos Ontiveros Salas (https://acortar.link/0fG02w).
Ontiveros es un represor experto. Le dicen “El Policía”. Fue secretario de Seguridad Pública de Culiacán de 2011 a 2013, durante las alcaldías priistas de Cuén Ojeda y Aaron Rivas (este último como suplente del primero, quien renunció al puesto en 2012 para lanzarse en una fallida candidatura a senador por Nueva Alianza y semanas después fundar el PAS). Tiene los conectes que le hagan trabajos sucios y conoce las formas gansteriles del amedrentamiento. En otras ocasiones ha sido director de Asuntos Jurídicos de la UAS, desde donde ha ejecutado persecución y despidos contra disidentes democráticos. Desde el puesto que ahora vuelve a asumir, operará para que las y los candidatos de los restos del cuenismo salgan victoriosos, y para ello empleará todo tipo de prácticas deleznables.
Por parte de las hijas de Cuén, Angélica María Cuén Díaz ya volvió a la dirección de la Torre Académica en Culiacán, mientras que a Mónica María la pusieron ahora al frente de la Dirección General de Deportes de la universidad, según datos actualizados de la plataforma nómina UAS.
Con estos indicadores podemos inferir que el giro “democrático” de Madueña es pura apariencia.
Algunas y algunos trabajadores, docentes y estudiantes de la UAS expresan que Jesús Madueña ha mostrado “buenas intenciones”. No hay que ser ingenuos. Madueña es parte del grupo cuenista, es decir, del cacicazgo que ha desviado cientos de millones de pesos del recurso universitario, que ha empleado todo tipo de métodos represivos, desde intervención de equipos personales de telefonía y cómputo, campañas de difamación, elaboración de imágenes pornográficas con inteligencia artificial para amedrentar a adversarias y adversarios, hasta golpizas, intentos de desaparición forzada y amenazas de muerte para seguir apoderados de la UAS, amén de que se han vinculado con personajes del crimen organizado de Sinaloa, algunos de los cuales son operadores paramilitares de los municipios de Cosalá y Elota (véase https://acortar.link/HK0FSe).
Esos personajes jamás tendrán “buenas intenciones” y es un error dar declaraciones públicas que den a entender que se les da el mínimo de credibilidad.
Algunos integrantes del Movimiento Democrático Universitario y Estudiantil (dos organizaciones de la disidencia democrática en la UAS) han estado llevando a cabo acciones colectivas a las afueras de rectoría en exigencia de la reinstalación de cientos de despedidos políticos de la UAS durante estos últimos 20 años, así como por la reasignación justa de tiempos completos y otras prestaciones que les han sido otorgadas inmerecidamente a militantes del Partido Sinaloense en detrimento de los derechos laborales de docentes que no comulgan con dicho partido (https://acortar.link/mX05tt). Ese es el camino correcto. Hay que fortalecer esas acciones colectivas y, de ser necesario, radicalizarlas, sin dejar de lado el planteamiento de una política para la acumulación de fuerzas con miras a más movilizaciones. Los cuenistas no van a soltar a la UAS de buena voluntad.
El cacique Cuén encontró la muerte por sus nexos con grandes capos. Lamentablemente se fue impune. Su muerte, sin embargo, no garantiza la consolidación de una UAS democrática, con transparencia y que brinde educación digna y gratuita para sectores populares, la clase trabajadora y comunidades indígenas. Por esa UAS, hay que seguir luchando.
