Por: Rita Segato. 11/03/2023
La reconocida antropóloga habló sobre la situación que vive Santa Fe (Argentina) por el crecimiento del narcotráfico y analizó el lugar de la mujer en las guerras actuales.
Rita Segato, escritora y antropóloga, explicó a través de la “pedagogía de la crueldad” el peligro que implica que las mafias se instalen en las provincias. La utilización de la mujer como objeto de las guerras, no solo las clásicas, sino también las actuales.
Juan Monteverde, el concejal santafesino, habló de la pedagogía de la crueldad. ¿Podés profundizar el concepto y cómo puede ser aplicado a la violencia que se vive en Rosario?
Escucho rumores de que el Río Paraná es una gran fosa común, donde hay muchas mujeres en el fondo, y me da curiosidad si eso es así. Creo que debería existir una investigación de gran porte.
En mi libro “Las nuevas formas de la guerra y el cuerpo de las mujeres”, investigo qué le pasa al cuerpo de las mujeres en las nuevas formas de las guerras.
Porque en estas nuevas formas, el cuerpo de la mujer, que no es un enemigo bélico en la imaginación colectiva, es tratado con crueldad, no solo apropiado contra las guerras clásicas, sino que hay una crueldad inusitada.
Como argentina, Rosario me preocupa para la Nación, y también Jujuy. Es decir, las fronteras, ya que son los puntos de entradas, no solo de negocios ilegales, sino de la instalación de una captura mafiosa dentro de una nación. Una vez instalada esa mafia, es un cáncer, y la Nación no consigue más curar ese espacio de toma.
Es un espacio tomado por una economía enorme y no declarada que implica un control de la vida y de la muerte, porque la plata es el segundo dinero de acumulación inmensa que compra vida y muerte. Esta paraeconomía genera una paralegalidad, toma un derecho y crea un segundo derecho no declarado que legisla sobre la vida y la muerte.
Aparte aparece una parapolicía, un desdoblamiento de los métodos de control y seguridad social que son propios de lo que entendimos que era un estado que se va volviendo una ficción, y tenemos discursos que en realidad no existen, sino que forman parte de un paraestado. Cuando este paraestado se instala en una ciudad, se expande a la Nación.
México, es una gran fosa común con un golpe a la democracia dado desde espacios mafializados. México es una gran Ciudad Juárez hoy, que no nos pase eso en la Argentina.
Eso se ve en lo que le pasa a las mujeres, en la crueldad innecesaria porque las mujeres no son el soldado del ejército enemigo. El cuerpo de la mujer no es eso, pero la crueldad se independiza como lenguaje de poder y es uno de los aspectos que designo como pedagogía de la crueldad.
¿Puedo pedirte una comparación entre Ciudad Juárez y Rosario? ¿Encontrás algún paralelismo?
Absolutamente, son las fronteras.
Por eso Marita Verón fue vista por última vez en Güemes, un punto entre Salta y Jujuy, donde se accede a las fronteras casi inmediatas, oficiales y no a Chile, a Bolivia, a Paraguay y muchos otros lugares. Güemes es una frontera que no está sobre la línea, pero que tiene acceso sobre todas las líneas. Ahí fue vista por última vez Marita. Es un lugar de fuga y de trata.
Rosario y el Paraná son una gran frontera, porque no solo se trata de mafia y contrabando, sino de un golpe a la democracia. Es importante darse cuenta, y siento una inmensa frustración porque he avisado del golpe a la democracia.
En 2012, Horacio Verbitsky, demuestra que el golpe no se da con charreteras y uniformes militares sino desde la mafialización, desde la entrada de fuerzas disruptivas mafiosas que crean esa segunda realidad e impiden al Estado funcionar adecuadamente.
Rosario es fronterizo, y si no tomamos medidas inmediatas, es un cáncer que se va a instalar y que no va a ser controlable por décadas, como está pasando en México. Y ahí que Dios nos ampare, porque no nos vamos a salvar de eso.
La pedagogía de la crueldad, ¿busca un estado de temor que haga que no se ejerza la violencia, sino que directamente esté omnipresente?
Es muy difícil sintetizar, pero es lo que hace que nuestro umbral de empatía se disloque y seamos menos capaces de sentir el sufrimiento del otro. Es algo que nos habitúa, mediante los videojuegos, el cine y las noticias.
Hace que nos parezca normal o soportable que esas formas de crueldad están en nuestro ambiente, nos acostumbra a un universo circundado por la crueldad. A veces ni siquiera el miedo, porque eso nos acostumbra a la posibilidad de actos y gestos que producen un sufrimiento extremo y que sin esa pedagogía no lo soportaremos.
Por ejemplo, Chelsea Manning, era un joven, cuando todavía era varón, que se crió en un taller de reparación de computadoras y en un ambiente totalizado por el videojuego. Como su padre había sido marino, él quiso acceder a una normalidad y ser como su padre.
Trabajó como archivero en el Ejército, y luego fue trasladado al espacio de la guerra, donde por primera vez vio una muerte. En una entrevista dice “ahí me di cuenta de que eran personas”, eso es la pedagogía de la crueldad, cuando estás habituado a un mundo en el que ves la muerte todo el tiempo.
Me di cuenta de esto cuando vi “La naranja mecánica” hace pocos años, después de haberla visto en 1974. Una película prohibida en muchos países por ser considerada la película más cruel, y a mí me pareció una comedia, las escenas parecían casi cómicas, no causaban ningún espanto.
Hay una entrevista con el protagonista, Malcolm McDowell, donde dice que la película más cruel de la historia en su momento hoy es casi una comedia.
Nos pasó algo que nos habituó a escenas de muerte y de crueldad, eso es la pedagogía de la crueldad, lo que nos modifica el umbral de los soportable.
MVB JL
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Fotografía: Perfil