Por Güris J. Fry. ECO’s Rock. 17 de abril de 2021
Ise Yarar Bir Sey
Something Useful (Pelin Esmer, 2017)
Más de una casualidad ha hecho que dos mujeres con amplias diferencias entre sí –edad, profesión, estilo de vida, sueños y objetivos tanto a futuro como próximos– se encuentren en un mismo y largo viaje en tren con la misma ciudad destino, las mismas casualidades las han puesto sobre la misma mesa del vagón comedor y las ha hecho platicar, develando así, entre líneas, una cruda misión que debe llevar a cabo una de ellas cuyas características, repercusiones y alcances, afectarán a ambas de sobremanera revelando así un atisbo de razones a la vida, la muerte, la importancia de la conexión humana y el servicio del arte a nuestro campo emocional y de asombro. Un perspicaz sigilo se siembra sobre ellas como la noche y el día que abraza su travesía. Hacía la primera mitad de la película el tren entra a un túnel, la luz cambia dentro de este ensimismado espacio que las ha unido más de lo que pensaban; ahora se encuentran ensombrecidas, y pasamos del rostro de una de ellas al otro entre la paulatina entrada del tren a la total oscuridad. El claroscuro paso de la existencia es colocado como pieza de ajedrez en un tablero tan profundo como sutil.
En este su quinto largometraje (tercera ficción), Pelin Esmer demuestra que a cada paso dado ha habido un salto de madurez sumamente visible, su evolución es constante y ahora cuenta con un manejo mucho más gentil de sus elementos enalteciendo una lectura de subtextos mucho más desarrollada. Ese feminismo latente en sus obras cada vez es más refinado y ahora bajo la construcción de capas cada vez más complejas y ricas en contrastes que torna a sus personajes con una riqueza argumentativa y un volumen de interés que se hace escuchar a voz alzada entre un catártico silencio; una espera que ha de ser quebrada en la espera de encontrar un final. Lo que se emprende en este cauteloso y circunspecto encadenado es un quid impetuoso, un vacilante camino que habrá de llevar a nuestra pareja de protagonistas a tomar una decisión total; una determinación donde el valor y la duda tienen un mismo peso, donde el dilema sobre las direcciones opuestas del ruedo tiene un aura de incertidumbre y de veracidad: donde se encuentran el pecado y la bondad frente a frente.
La delicadeza y astucia con que la realizadora turca toma los rieles de su obra son potentes y penetrantes, son delicados y llenos de un garbo que nos hacen (al tiempo que pasa el metraje), reflexionar sobre nuestras propias acciones, sobre nuestras decisiones y condicionantes de vida. Dividida claramente en dos partes, la primera nos interna en ese vehículo ferroviario que enseña ante sus ventanas –y los reflejos de estas– el mundo, aquel mundo que inspira y nutre a la mayor de esta dupla central: abogada y poeta. Entre los sonidos del paso por los tablones del camino podemos oír sus bocetos, sus pensamientos, sus insinuaciones artísticas. Ella va en camino de asistir a la celebración de 25 años de graduación de su secundaria. La menor, en cambio: enfermera y con aspiraciones a ser actriz ha dicho a sus padres que le han llamado para una entrevista laboral, un disimulo ante la cruenta tarea que pesa sobre sus hombros. Para la segunda parte, al arribar a la ciudad, la cinta no se centra en este espacio como el escenario principal sino en la interiorización de los actos a los que han asistido a tal lugar; a la definición de ambas como personas, como entes emocionales, intelectuales y también sobre esa vena sensible del arte que todos deberíamos ejercitar a diario.
Con el apoyo de una fotografía sin tantos aspavientos pero eficaz por parte de Gökhan Tiryaki y un montaje que permite muy adecuadamente una lectura profunda de Evren Lus y la misma Pelin Esmer, esta trama revela secretos, muchos secretos que están a la vista de todos y que resultan ser aquellos que respiramos y compartimos minuto a minuto y que nos encaminan; nos determinan. Ese compendio de secretos, claro, no es lo que nos mantiene vivos, sino que es la vida misma. Porque la vida no es que deba, sino que es arte, muerte, comunicación, esmero, sufrimiento, pesar, sacrificio y ese ligero aire que destapa nuestra visión -ultima y primera- desde la ventana con que observamos el mundo.

Ise Yarar Bir Sey de Pelin Esmer
Calificación: 3.5 de 5 (Muy buena).
Fuente:
https://www.facebook.com/100036159626395/posts/402457030969614/?d=n
Fotografía: Filmaffinity