Por: Loren D. Marsh. 14/11/2024
En los últimos ciclos de noticias, se ha destacado de manera persistente la narrativa de que los discursos de Trump son desorganizados, confusos y perjudiciales. Los críticos lo acusan de ser narcisista e impulsivo, y de carecer de una estrategia coherente detrás de su retórica. En muchos medios, esta visión es común y casi indiscutida.
Sin embargo, con la mayoría del electorado de EE. UU. a su favor, el estilo de discurso caótico de Trump claramente no es un obstáculo para su éxito. Si sus apariciones públicas fueran tan desordenadas como se dice, ¿por qué siguen atrayendo y movilizando a tantos seguidores, e incluso conquistando a nuevos votantes?
Los críticos de Trump están evidentemente perdiendo de vista algún aspecto importante de su retórica. Pueden racionalizar que muchos de sus seguidores no lo toman literalmente o asumen que es “solo un acto”, pero si esto fuera así, ¿por qué tantos votantes seguirían a alguien en quien no creen verdaderamente?
Comprender el atractivo de Trump requiere un enfoque diferente para analizar el mensaje político. Aquí es donde recurrimos a Aristóteles, el filósofo griego que creó la teoría del “muthos” en su Poética, una herramienta teórica que ayuda a desentrañar los mecanismos de cualquier narrativa, incluso la de Trump.
Muthos en pocas palabras
Aristóteles distinguió que cualquier historia o narrativa contiene dos tipos de eventos: el muthos y los episodios.
El muthos es un conjunto limitado de eventos íntimamente conectados por causa y efecto (por ejemplo, un rayo golpea un árbol, que luego se incendia). Estos eventos son necesarios para que uno lleve al siguiente y constituyen el núcleo emocional de la historia. Cambiar, eliminar o reordenar estos eventos cambiaría esencialmente la historia misma.
Los “episodios” son otros eventos narrativos que están débilmente conectados por causa y efecto (por ejemplo, un rayo golpea un árbol, y luego empieza a llover). Estos eventos no son esenciales para el núcleo de la historia, pero son igualmente importantes y suelen ser la parte más sensacional y visible de la narrativa.
Para construir una narrativa de alto impacto, tanto el muthos como los episodios son esenciales. Esto no se limita a la ficción.
Los discursos de Trump: los episodios alimentan el muthos
Una campaña presidencial puede entenderse como una historia compuesta por eventos muthos y episodios que se desarrollan en los medios.
Trump ha sido criticado por el caos y el drama de su candidatura, que incluye distracciones sensacionalistas como promesas incendiarias y casos judiciales. Sin embargo, para sus seguidores, estos eventos no son la verdadera historia de su candidatura; son solo episodios. Debajo del drama, Trump mantiene un muthos coherente: él es un “outsider” que desafía a un establishment corrupto.
La historia de Trump podría resumirse así: Estados Unidos está controlado por personas corruptas (los demócratas y sus aliados) que atacan a un outsider (Trump). Al desafiar a estos insiders, el outsider prueba que no puede ser corrompido.
Para desafiar a los insiders y derrotarlos, primero deben atacarlo, y Trump provoca estos ataques deliberadamente. Muchas de sus acciones aparentemente erráticas y su comportamiento impredecible sirven precisamente a este propósito. Este comportamiento es lo que constituye los episodios de su narrativa.
Sus reacciones ante los ataques, en cambio, forman el muthos. Su conducta constante, sin disculpas ni cambios de dirección frente a las críticas, refuerza la percepción entre sus seguidores de que es un outsider incorruptible que se enfrenta a un sistema corrupto.
El mitin en Madison Square Garden: un ejemplo claro
Un mitin de Trump, como su reciente aparición en Madison Square Garden, está diseñado tanto para su audiencia como para el establishment. Su audiencia, que ya sigue su historia, entiende cuando Trump intenta provocar nuevos ataques (“Kamala ha importado criminales de cárceles y manicomios”), reafirmarse ante ataques previos (“son verdaderamente el enemigo interno”), o cuando transmite su mensaje como un político convencional (“¿están mejor ahora que hace cuatro años?”).
Lo que Trump llama su “tejer” no es solo una serie improvisada de quejas o ideas; es una narrativa que combina muthos y episodios para contar y volver a contar la historia de un outsider desafiante que combate un sistema corrupto.
La cobertura mediática sobre su estilo de discurso caótico es, en realidad, parte de su narrativa. Para quienes comprenden y siguen su historia, los ataques del establishment sobre su forma de hablar se convierten en otro episodio que Trump utiliza para reforzar su muthos desafiante.
Lejos de ser una desventaja o una señal de incapacidad para mantenerse en el mensaje, esta “trama” de Trump es una estrategia retórica intuitiva que le permite controlar la narrativa en los medios.
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Fotografía: Dialektika.