Por: Jorge Lara Cam. Rebelión. 03/10/2017
El contexto de esta histórica lucha esta marcado porque después de un año de Gobierno, se comprobaba lo que ya se sabia, que PPK y su Gabinete –elegido como el mal menor– iba a persistir en impulsar el plan económico neoliberal, favoreciendo a las trasnacionales y a la CONFIEP, condonando miles de millones de soles en impuestos y disminuyendo el gasto público, afectando la política social en particular la educación y la salud pública; y como siempre ocurre ante las crisis, afectando la política salarial y los derechos de los trabajadores con nuevas medidas antilaborales. La huelga magisterial se da en una coyuntura marcada por el clamor popular para que el poder judicial reaccione ante la impunidad que ella misma promueve en los grandes casos de corrupción como Odebrecht, las exigencias de la población para que el Gobierno actúe –¿reconstruyendo?– lo destruido por los desastres del fenómeno del Niño y el cambio climático, dejando de privilegiar los negocios empresariales, el repudio popular al fujimorismo –el mal mayor– que con su mayoría en el Congreso protege la política criminal de diversas mafias.
Luego de tres lustros de relativo inmovilismo, el 17 de junio del 2017 da inicio la huelga de los maestros en el Cusco constituyéndose en un movimiento progresivo pues creció hasta extenderse a regiones vecinas: Puno, Arequipa, Apurímac y Huancavelica, y en solo un mes, cuando la base Lima se sumo en agosto, el conflicto alcanzó una dimensión nacional y puso a temblar al gobierno. Se estima que contó con la adhesión de aproximadamente 300.000 maestros de un servicio público formado por 470, 635 profesores de educación básica regular pública que atienden a más de seis millones de alumnos; 75 % de estos se encuentra en la ciudad y solo el 25% en zonas rurales . (sin contar los dos millones y medio de alumnos y 180,000 profesores del sector privado). Y si agregamos un millón de universitarios. Estamos hablando de 10 millones de estudiantes. La tercera parte del Perú. Una reflexión que surge es que en la educación se juega el problema de la hegemonía, mientras tengamos claro que es un campo estratégico en disputa. Mas aun si aceptamos que otra parte de la educación, la informal, virtual, televisiva, internet no solo abarca a esa comunidad escolar y universitaria sino a toda la sociedad y se encuentra en manos del poder. La lucha se dio en ambos campos y el magisterio ganó, sin dejar de ser un hecho coyuntural, y de ello se desprende una gran tarea: ganar la guerra por la hegemonía.
Esto significa que en este país esta en disputa nada menos que la construcción de una nueva cultura alternativa, donde la defensa de una educación de calidad obligatoria, publica y gratuita y la rotunda oposición a los despidos y a la privatización, es solo una parte. En este sentido también es una critica al representativismo liberal –que algunos le llaman democracia– y en oposición una reivindicación de la soberanía popular. De ahí su enorme importancia, que algunos no la ven.
La huelga fue casi total. Se sumaron a ella los contratados que representan el 60% del magisterio, los profesores interinos, auxiliares y jubilados pensionados con miserias y además discriminados. Todos estos, son las mayores víctimas de los recortes de sus derechos y perciben sueldos de hambre. De manera inédita, muchos directores y los padres de familia con sus APAFAS, se añadieron de modo activo a la lucha.
Que demandaba: 1- Presupuesto, como primer punto, defender la educación pública y gratuita toda vez que los gobiernos durante estos últimos tiempos, han demostrado falta de voluntad política para aumentar el presupuesto destinado a educación. 2- Salario. Los maestros exigen al Gobierno elevar a S/ 2,000 el piso a salarial para la primera escala y S/3,500 para la sexta escala. Los docentes también han solicitado que se establezca un plan que garantice que el piso de la primera escala alcance S/ 4,050 en el 2021. 3. Evaluación. Los docentes rechazan el concurso de nombramiento y contratación implementado por el Ministerio de Educación. En ese sentido, exigen que las evaluaciones tengan carácter formativo, más no punitivo. El gremio docente señala que está de acuerdo con las capacitaciones y evaluaciones punitivas, pero no con que se despida a maestros a partir de esos resultados. Sostienen que estas medidas se orientan al despido masivo, pues ta hay 50 mil docentes despedidos. E l ministerio jamás en su historia ha hecho un programa de capacitación permanente. 4- rechazo a la anulación de la estabilidad laboral y a las contrataciones. 5- Anulación de la evaluación por desempeño, que con ella han despedido a mas de mil y busca despedir a 7 mil docentes mas, la mayoría nombrados. 6- Anulación de las APP (asociaciones públicas y privadas), un instrumento mas para privatizar la educación y otras formas de entregar las escuelas a empresas. 7- defensa de la educación pública, obligatoria y gratuita.
En el pronunciamiento del 3 de agosto el Minedu se comprometió a que ningún docente pase por una evaluación de desempeño sin antes haber sido debidamente capacitado y sobre los aumentos e l gobierno puso como tope un mínimo de S/ 2,000 programado inicialmente para el 2018 y lo adelantó a diciembre 2017 en la negociación con el CEN del Sutep, para luego ceder, ante la huelga, anticipándolo un mes. En cualquier caso, eso solo significa un aumento de apenas S/ 300, para los 238,000 maestros de la primera escala y 140,000 profesores contratados.
El gobierno menosprecio al movimiento y ello se expresó en el encargo que les hace el Presidente a dos funcionarios, la Ministra de Educación y el del Interior (Basombrio, un exmilitante de la izquierda light radicalizada) para solucionar el problema. Basándose en una información parcial y muy subjetiva asumieron que una fracción radicalizada dirigía la huelga y decidieron tratar con el CEN del Sutep y la base Cusco, mientras recurrían al antes eficaz argumento mediático de acusarlos de terroristas para criminalizarlos y justificar una inminente represión. Paralelamente intervino el ilegítimo Congreso que creo una comisión mutipardiaria mediadora que tampoco consiguió ni el dialogo directo ni otros resultados satisfactorios para las bases magisteriales. Fracasados estos erráticos intentos gubernamentales que llevaban consigo un natural desprecio ideológico y político con visos racistas, de los maestros en lucha recurrieron a la violencia represiva, golpeando y apresándolos. Sin embargo, nada los hizo retroceder, ni los muertos y heridos. con estas medidas solo consiguió enardecer a la Conare y reafirmarlos en su medida. Estamos en agosto 21, cuando los maestros deciden continuar con la huelga, ahora con la participación de la poderosa bases Lima y otras de provincias que se iban sumando.
Mientras esto ocurría, el movimiento crecía cada día, primero cientos, después miles ocuparon calles y plazas céntricas de la capital. El viejo centro de Lima y su emblemática Plaza San Martín, adquiría vida, renacían los años 70, la Plaza San Martín y sus alrededores fueron ocupadas por los maestros y apoyantes. La marcha hacia Lima de las bases provinciales fue exitosa y les permitió renovar su enorme esfuerzo. Se socializaban en torno a sus intereses configurando una vida en común, se reunían en grupos y asambleas para debatir, convivir, sobrevivir. Comían en ollas comunes y dormían repartiéndose el espacio de los parques, trabajaban en elaborar pancartas y discursos, sin perder la alegría. En medio de sus debates y conversaciones, el pluralismo cultural se disfrutaba colectivamente. Este sacrificio y comunitarismo espontáneo con su difusión por medios y redes desató una enorme solidaridad de los limeños, de estudiantes y sus padres, de la izquierda mas critica, popular y autónoma. En las regiones marchaban a las capitales y a todas las principales ciudades del país buscando los tradicionales y cada vez mas escasos espacios públicos para reunirse, manifestarse y difundir su protesta. Reaparecía la memoria y experiencia expresadas en la variedad de formas de lucha mostradas en la contienda; y en la valentía con la que los profesores respondieron la brutal represión policial desatada contra ellos. Inesperadamente medios antes contrarios a las luchas populares se sumaron a la denuncia, mientras los del poder recurrían a mensajes ocultos y criticas solapadas para deslegitimar la rebelión. El aumento del apoyo popular y ciudadano obligo a las autoridades a dialogar directamente con ellos, quedando los mediadores postergados. Las bases fueron conscientes de que para emprender otros combates y consolidar posiciones desde abajo era necesario retroceder un poco, sin dejar de luchar bajo otras modalidades.
No consideramos que la huelga fue un fracaso, que se fueron a sus regiones con las manos vacías, pues se suspendió formalmente con decenas de miles de maestros y sectores populares que empiezan a confiar en su potencia, que es una tregua llena de esperanza en su lucha, consciente de que han empezado algo grande, transitando desde lo pequeño a un enorme movimiento que debe ser medido por lo que hicieron y por las potencialidades no solo de ser mas grande aun dentro del magisterio nacional, sino, donde todavía falta que se incorporen las escuelas privadas y la comunidad de la educación superior, que intenten construir un frente de comunidades y pueblos en lucha. Estos combativos maestros también saben el papel que pueden jugar dentro de sus localidades y regiones para iniciar un proceso desde abajo hacia un frente único de proyectos y diversidades que apunten a terminar con el saqueo, la corrupción, con el proyecto neoliberal. Estamos ante una praxis política nueva que se genera no por prescripción intelectual, teórica, estratégica previa, sino que se elabora ensayando y errando como diría Morin. Muchos apoyadores de la izquierda a este proceso quedaron con muchas dudas por su vieja adscripción a buscar “conocimientos científicos” de los que se derivaría una “línea correcta”, ahora son conscientes de que el proyecto revolucionario debe surgir siempre de prácticas en medio de enormes adversidades, del seno del movimiento organizado en lucha. Y la teoría, también surgirá de esas prácticas y su subjetivación por los sujetos involucrados en ella. Por ejemplo no se trata de buscar un líder predeterminado, de encontrar un caudillo purificado, el dirigente sera delegado mientras sirva (de servir: ‘Ser útil o a propósito para un determinado fin’, ‘estar al servicio de alguien’ –RAE) a los principios, intereses y decisiones de quienes lo han mandatado.
Otros compañeros subrayan que fue un proyecto maximalista y que consiguieron muy poco. Dudemos de que se hayan propuesto enormidades, pugnar por mejores remuneraciones (1200 dolares mes) y cancelar las evaluaciones es lo mínimo por lo que podían luchar. Lo discutiremos mas adelante. Una colega amiga define muy bien este acontecimiento: “Fue un enfrentamiento sociopolítico del sector más proletarizado de la sociedad peruana contra las medidas del BM y de los burócratas que los sostienen como Patria y el Frente Amplio. Los maestros han logrado algunas conquistas económicas como homologación de sueldos de contratados, el incremento del presupuesto para educación en 2018, pago de la deuda social, pago a los maestros por desempeño de cargos en las escuelas unidocentes y multigrado, recuperación de asignación por luto y sepelio, etc” (correspondencia con María Amelia Rosales, Maestra de la Cantuta). O sea que tampoco en este aspecto, el reivindicativo, regresaron a sus regiones con las manos vacías.
Otros mas, también suscriben que solo fue un movimiento reivindicativo, y obviamente no fue así. Por su propia naturaleza fue un movimiento político, pero además por que allí se estuvo y están produciendo esfuerzos de creación de una alternativa de país y de mundo. Si la izquierda honesta y autonomista decide incluirse a este momento en que comienza la creación de otra realidad, la autogénesis de un sujeto social organizado cuya práctica es otra, que invalida las elaboraciones para una realidad anterior y que no cree en las teorías o especulaciones para una prognosis fija, predeterminada, las potencialidades podrán realizarse en la vida real. En el fondo, la defensa de la educación irá tan lejos como podamos llegar en la defensa de la sociedad. La lucha será política, siempre que politicemos el proceso. La pregunta es cómo podemos dar un paso que contribuya a la lucha de los maestros de oposición, destruyendo fetiches, dando elementos desde la “ciencia social” para su avance más allá de los objetivos cortoplacistas perseguidos por un sector, considerando que el ser humano es un ser social, un ser histórico, ser práxico, por tanto impronosticable en su devenir. Esto significa que no debemos aspirar a reemplazar a los sujetos protagónicos, los maestros y la comunidad educativa consciente y organizada, en la elaboración de sus estrategias, planes de lucha, tareas y proyectos de una nueva educación. Pero si participamos, si tendremos derecho a exigir que lo hagan y nos permitan participar en los debates sin afectar su unidad o sus intereses.
Un sector de la izquierda latinoamericana no solo abandonó la lucha contra la reforma educativa sino que desde su inicio, los años 90, pretenden implementar la reforma educativa por ser parte de un proceso a nivel global obligatorio y lo hicieron al mismo ritmo que avanzaba el proyecto de globalización neoliberal. Un tema central fue sacado del debate, por que alude al proyecto de pais y este ha sido disuelto. Refiere al fin de soberanía, al problema colonial, a la expectativa en un proyecto que exige estar en la OCDE.
Nuevas confusiones aparecen cuando vemos que no hay un patrón definido en su implementación pues se aplican las reformas de acuerdo a las particularidades y obstáculos: distintos sujetos, sindicatos, organizaciones estudiantiles, antecedentes de resistencia, etc. Lo común es que se aplica de modo distorsionado, perverso, homogenizador, jerarquizado, politizado, judicializado, elitizado en función de los particulares intereses de los actores de la reforma, que en parte no son visibles.
Aunque la definición de la contrarreforma educativa como fundamental para el capitalismo neoliberal tiene al menos tres décadas, esta se intensificó como consecuencia de la gran crisis capitalista del 2008 imponiéndose la idea entre el Estado imperial y sus trasnacionales de que aquella, en parte, fue resultado de la baja productividad de los trabajadores y que había que transformar la educación para que EEUU retome el liderazgo global. La OCDE coloca la reforma educativa como necesidad estructural y a las evaluaciones como su instrumento. La particularidad del sistema de evaluaciones peruano radica en las “ rúbricas de observación de aula para la evaluación del desempeño docente¨, bajo la hipótesis de que el profesor es el responsable de que Perú sea de los últimos en las pruebas PISA (OCDE) y por tanto hay que mejorar su rendimiento, y debe ser evaluado de modo contextualizado por tecnócratas y pedagogos, cuando en realidad no consideran las condiciones de vida de los alumnos con sus altos niveles de pobreza y desnutrición, ausencia de infraestructura, equipos, tecnología y solo se resume el cambio en recurrir al despido y reemplazo de unos maestros por otros, logrando con ello la reducción del gasto público y ampliar el espacio de la escuela privada. El gobierno, la Confiep y los medios lograron con cierto éxito imponer la posverdad de que había un problema educativo y el profesor era el responsable, y que se opone a ser evaluado.
Parte de la sociedad y el CEN del Sutep acepta las evaluaciones sin cuestionarlas radicalmente. Un ejemplo es aceptar las evaluaciones sin preguntarse sobre que y por que evaluar, como y quienes; si las competencias son la capacidad de adaptarse a un mundo cambiante, llevando la lógica empresarial a la escuela, como se evalúa este aspecto?. Sobre si el capitalismo colonial es compatible o incompatible con una buena educación para todos; si puede hablarse de calidad educativa, de eficiencia, competencias en países con pobreza extrema y enormes desigualdades; si la educación resuelve el problema de la desigualdad, de las economías del conocimiento, de la innovación, del desarrollo; sobre las complejidades de la educación y como evaluar la publica y privada, sus distintos niveles y especialidades: la educación, básica, superior, especializada, las ingenierías, las ciencias sociales y humanidades. ¿Por qué se evalúa solo a la educación estatal? ¿sobre las app y la redefinición de lo público, la privatización y el presupuesto? ¿la educación pública debe ser la mejor?
Habrá que hacer un análisis que empiece por ver en que país vivimos, bajo que proyecto de país estamos, la naturaleza de las desigualdades y muchas otras que nos obliguen a redefinir rumbos y recién así podremos definir la investigación que necesitamos, el desarrollo de la ciencia y la tecnología, reconocer la diversidad , las medidas sobre bienestar del maestro y los estudiantes. Aquí hay una tarea, una labor de pensamiento crítico en materia educativa, y empezará por la crítica de los conceptos, por la crítica del vocabulario en boga, y que pueden utilizarse como armas para el combate. Una de las críticas procedentes respecto a este proyecto es precisamente la trampa detrás de la confusión entre evaluación y medición.
En un confuso contexto ideológico se da la huelga magisterial que se suspende pero continua bajo la conducción, que si tiene las ideas claras, del Comité ejecutivo nacional de las bases del Sutep después de 52 días que van de la insignificancia a lo grande. De un movimiento regional se hizo nacional que recupera la región como espacio de lucha, que es producto de una voluntad popular que se respeta, que impulsa la unidad respetando diversidades desde la dignidad y solidaridad. Aunque es un movimiento reivindicativo es esencialmente político al cuestionar al Estado, al sistema político, a los gobernantes, las instituciones, las políticas neoliberales, la corrupción. Hace visible y cuestiona como se toman las decisiones políticas en el Perú por gentes ajenas y opuestas a los pueblos, Desenmascara al poder y demuestra que el magisterio organizado y movilizado tiene mayor fuerza que muchos partidos políticos. Pero además es la derrota del falso representacionismo expresado en que el Congreso no canalizo ni resolvió las demandas de los maestros, mas eficaces fueron las asambleas populares y la delegacion en el CONARE de sus aspiraciones democráticas, en este sentido es un rechazo al sindicalismo corporativo, patrimonial, clientelar. Rechazo a la idea de que no se puede imponer lineas o la otra de que los fines justifican los medios.
También derrotó la idea de que los maestros son los culpables del fracaso escolar y de que son un sector peligroso al cual puede atacarse culpándolo de los problemas educativos del país. Por el contrario impuso la idea de que una reforma educativa implica una discusión de proyecto nacional, de filosofía, de pensar en el tipo de educando por formar y cuáles estrategias hay. Cuestionó los debates ideológicos cuando solo empantanan las luchas, o antagonizan a los sujetos que deben permanecer unidos. Y mas bien recuperan la unidad desde la memoria para la justicia y el cambio, desde la ruptura con el miedo como herramienta estatal de sometimiento y la deslegitimación del uso del adjetivo “terrorismo“ como instrumento de criminalización de las luchas y, a diferencia de otras opiniones, la no firma de acuerdos fue el triunfo mayor, además de asegurar algunas reivindicaciones. Es el “inicio” y una pausa, en la que deberá cuidarse del caudillismo y persistir en la erradicación de viejo CEN.
Abre el debate educativo de la política salarial y la evaluación y avanza en la idea de que el capitalismo colonial en principio es incompatible con una buena educación, que no puede haber calidad educativa descontextualizada, que no es cierto que la educación resuelva la desigualdad, cuestiona los parámetros que mide la calidad educativa, la idea de adoptar la lógica empresarial a la educación bajo la palabra adiestrar, se preguntan sobre quienes deben evaluar a quienes y por que la educación publica en Europa y otros lugares es la mejor y en Perú la mas abandonada, donde se politiza, el fraude y la simulación.
La lucha magisterial, unifico horizontalmente a las bases contra los vanguardismos y la dirección burocrática corporativa de su sindicato oficial, la Coordinadora Nacional de Regiones en Lucha (CONARE) fue delegada para conducir el movimiento y lo hizo desde la practica y la democracia. Un ejemplo inmediato para otros sectores como los pueblos mineros: Conga, Bagua, Las Bambas, Tía María, Cuajone y otras que por sus particularidades siguen dispersas
La huelga también ha mostrado la fragilidad gubernamental al generar una grave una crisis de gobernabilidad, la mayor en lo que va del gobierno PPK, determinada por la incapacidad del ejecutivo para resolver el conflicto y aprovechada por el Congreso –que nunca apoyo las demandas y solo fue un foro de insulso debate y algunas denuncias– que aprobó una censura y retirarle la confianza al Gabinete. Con esta acción ambos quedan mas debilitados pues de acuerdo con la Constitución si se censura o se niega el voto de confianza a dos gabinetes de un mismo Gobierno, el Presidente puede optar por disolver el Congreso. Las últimas encuestas expresan que gobernar para trasnacionales y la CONFIEP representa un desastre para el presidente Pedro Pablo Kuczynski, cuya desaprobación ha ascendido al 77%. No le va mucho mejor al Congreso, con 19% de aprobación, igual que el Presidente.
La gran enseñanza, es que aunque la democracia es incompatible con el capitalismo colonial, es posible construirla desde abajo, olvidándonos del representativismo neoliberal que orillo a los partidos de la izquierda a solo vivir para participar en unas alecciones absolutamente antidemocráticas: partidos mafiosos cuyas cúpulas nominan a sus candidatos, falsimedios serviles, organismos electorales y poder judicial fraudulentos, narcofinanciamiento de campañas, todos bajo el mando del imperio y la CONFIEP.
En resumen estamos ante dos proyectos de país y de educación, que se confrontan, avancemos en ponernos de acuerdo sobre que país y que educación queremos los de abajo, sabiendo que buscamos el bienestar de los mas pobres, de las mayorías, del bien común. Apoyemos al crecimiento de movimientos desde abajo.
¡Esta huelga nos ha demostrado que se puede democratizar la rebelión!
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Fotografía: elcomercio