Top Posts
Reforma da más poder a GN pese a...
“La democracia es un modelo obsoleto, funcional al...
Julio Corcuera: “Si un grupo criminal controla un...
Megaproyectos lo que más pone en riesgo a...
Chile: La hecatombe oficialista
Sobre el ejercicio de la violencia
Pensar la época: “Es un momento en el...
Medicina y Homeopatía del IPN se encuentra en...
Voces feministas por la tierra: un encuentro crucial...
La minería controla 157 veces más áreas de...
  • Colectivo Insurgencia Magisterial
Portal Insurgencia Magisterial
Banner
  • Inicio
  • Nosotros/Legal
  • Directorio
  • Alianzas
  • Columnistas
  • Voces que seguimos
  • Calendario de eventos
  • Educooperando
Espacio principalEspacio secundario

Me canso de ser hombre

por La Redacción septiembre 17, 2017
septiembre 17, 2017
2,K
De este ARTÍCULO eres el lector: 812

Por: Alejandro Saldaña Rosas. Rompeviento. 17/09/2017

Me canso de ser hombre

Sucede que me canso de ser hombre. 
Sucede que entro en las sastrerías y en los cines 
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro 
navegando en un agua de origen y ceniza. 

El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos. 
Sólo quiero un descanso de piedras o de lana, 
sólo quiero no ver establecimientos ni jardines, 
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores. 

Sucede que me canso de mis pies y mis uñas 
y mi pelo y mi sombra. 
Sucede que me canso de ser hombre. 

Pablo Neruda. 

https://www.neruda.uchile.cl/obra/obraresidencia2c.html  

Tomo en préstamo la expresión de Pablo Neruda de su muy conocido poema Walking Around para afirmar que me canso de ser hombre. No me canso de ser hombre por el olor de las peluquerías, ni me canso de mi sombra o de mis uñas, tampoco me canso del hastío que trasluce la potente prosa poética del Nobel chileno. Me canso de ser hombre porque a veces, como hoy, como ayer, me avergüenzo de ser hombre.

Me canso de ser hombre porque son hombres, como yo, los que asesinan, violan, matan, secuestran, agreden, ofenden. No soy un psicópata ni un loco. Nunca he violado, ni matado ni secuestrado a nadie. Y no lo haré jamás, pero soy un hombre “educado” en una familia tan normal como la de muchos. Algunos de esos muchos sí han violado, atacado, asesinado. Es más, lo están haciendo en el mismo instante en que yo escribo estas líneas. Cuando yo termine de escribir iré a cenar algo ligero, igual que lo hará el hombre que acaba de asesinar a una chica por el sólo hecho de ser mujer. Si usted nos ve en la calle no podrá diferenciar al asesino del articulista: nos parecemos tanto.

Me canso de ser hombre. Hoy no quiero serlo, pero tampoco puedo evitarlo. Tampoco quiero ser mujer porque seguramente estaría cansada de ser mujer. Cansada de ser acosada, agredida, insultada, violada, asesinada. No puedo evitar ser hombre, pero me cansa serlo. Me canso de acosar, agredir, insultar, violar y asesinar. Me canso de ser hombre porque en mí están todos los hombres, los que violan y asesinan incluidos. De poco o de nada ha servido que yo intente eludir los mandatos de la misoginia, el machismo y el patriarcado cuando en mi país, en mi ciudad, en mi centro de trabajo, en mi colonia siguen agrediendo, desapareciendo, violando y asesinando a miles de mujeres.

¿De qué carajos le ha servido mi “conciencia” a Mara? ¿A Lesvy? ¿A Teresa? ¿A Olga, Judith, Paulina, Georgina, Brenda, Patricia, Tania, Sandra….? ¿De qué le ha servido a miles de mujeres que yo y muchos hombres más no seamos asesinos ni violadores, pero otros muchos sí? Es verdad que no todos los hombres somos iguales, pero eso a Mara, a Lesvy, a Teresa, a Silvia, a Mónica, a Elizabeth y a tantas mujeres más que fueron asesinadas, les tiene sin cuidado. Están muertas. Ellas fueron asesinadas no por los muchos hombres que no somos asesinos, pero sí por uno (o unos) que lo es. Un asesino que muy probablemente fue nuestro compañero de juegos cuando niños, nuestro camarada de parrandas en la prepa, nuestro colega de la oficina de enfrente a quien saludamos todas las mañanas.

No puedo estar en paz mientras una sola mujer sea asesinada. O violada. O atacada de cualquier forma. Por eso me canso de ser hombre. No porque yo haya sido o sea el agresor (que lo he sido, a través de la palabra y con mis actos), sino porque mi “conciencia” no ha evitado miles de muertas y desaparecidas. Ni la “conciencia” de muchos, no sé cuántos. De muy poco, o de nada, han servido las marchas en las que solidariamente he participado “en apoyo a las compañeras”. Si con tantas marchas, acopio de firmas, desplegados y exigencias hubiéramos detenido la barbarie, estaría orgulloso de haber formado parte de ese movimiento. Pero no ha sido así. Mi grito, nuestro grito, ha sido insuficiente y las mujeres desaparecidas, violadas y asesinadas se cuentan por miles. Y aunque fuese una sola, no estaría en paz. Nadie puede estar en paz. Nadie.

Me canso de ser hombre. Mi agotamiento es de años de haber celebrado, entre hombres, chistes misóginos, bromas sexistas, humor infame. Cansancio que viene de muy lejos, de mi infancia y los juegos que denostaban (denuestan) a la mujer al grito de “¡vieja el último!”. De los años en la escuela, incluso en la universidad, en los que las explicaciones a las mujeres las hacíamos diferentes que hacia los hombres: “con naranjas y manzanas, para que entiendan”. Me acostumbré a ello, era normal, en mi familia (como en tantas otras) no se cuestionaba en lo absoluto que los hombres explicaran a las mujeres lo que supuestamente no sabían: el funcionamiento de la licuadora, los hábitos de los gatos,  o el desequilibrio en la balanza comercial. En mí aún resuenan las voces de mi padre, de mis tíos y mis primos explicando con tono docto, ufanados de sí mismos, los misterios de la tracción delantera, los entresijos de las ollas exprés o los trucos para impedir que se oxiden los birlos o los aguacates. Ah! porque como hombres sabemos de todo, entendemos de todo y si algo se nos escapa es por culpa de alguna mujer “que me distrajo”. Me canso de ser hombre y no saberlo todo, es más, de saber casi nada de muy poco.

Estoy cansado de ser hombre y más aún, “de izquierda” (lo que ello signifique) y no renunciar a los privilegios masculinos en aras de la “lucha de clases” o porque el enemigo principal exige sacrificios…. de las camaradas, antes que de los líderes. Estoy cansado de ser hombre -y de guardar silencio- cuando los compañeros justificaban lo injustificable mediante “análisis de coyuntura” que invariablemente dejaban a las compañeras en una posición subordinada.

Me canso de ser hombre y lo que se espera de mí: proveedor para mi familia. Sin embargo, la sola posibilidad de renunciar a mi rol en la economía familiar y en la reproducción social, me aterra. No sé si soy “consciente y buena onda” o no, pero me siento bien porque llevo el sustento a casa, en una relación muy equilibrada con mi pareja. Pero no puedo imaginarme sin ganar dinero. Me canso de ser hombre, si ser hombre es ganar dinero y con ello, obtener privilegios derivados de esta condición. No me importa la cena caliente ni la camisa planchada: mi compañera tiene exactamente el mismo derecho a la cena y a la ropa, al descanso y a la farra. Ganamos más o menos lo mismo, compartimos gastos, compartimos responsabilidades. Pero aún así, me sigo retorciendo en la silla si ella paga la cuenta de la cena.

Me canso de ser hombre porque muchos de los códigos de los hombres, “muy hombres”, no los comparto. No quiero ganar a toda costa, no me interesa el éxito con signos de pesos por delante, tampoco me interesa ir al table ni presumir a mis amantes; no quiero autos poderosos, ni relojes con joyas incrustadas, ni corbatas de seda o casas en la playa. Me canso de imaginar ser ese hombre que se supone ha triunfado.

Me canso de ser hombre y renuncio a la tarea. Mi opción es ser no-hombre, quizás así pueda algún día atisbar a través de la mirada de la mujer que mi mira en tanto hombre. ¿Qué ve en mi una mujer que me mira en tanto hombre? No lo sé, sólo espero que vea a un hombre que se cansa de ser hombre. Un hombre que quiere ser no-hombre para ver con los ojos de la mujer que lo mira.

Y por supuesto, no quiero, como Neruda, “dar muerte a una monja con un golpe de oreja”.  Pero yo también, como Neruda:

 

“paseo con calma, con ojos, con zapatos, 
con furia, con olvido, 
paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia, 
y patios donde hay ropas colgadas de un alambre: 
calzoncillos, toallas y camisas que lloran 
lentas lágrimas sucias”

LEER EL ARTÍCULO ORIGINAL PULSANDO AQUÍ

Fotografía: lamenteesmaravillosa

Compartir 0 FacebookTwitterWhatsapp
La Redacción

noticia anterior
Peña ya tiene “paquete de impunidad”
noticia siguiente
México damnificado

También le podría interesar

México. Denuncian crisis de despojo, impunidad, violencia femicida...

junio 4, 2025

Masculinidad tóxica: Relatos de control alrededor del mundo

mayo 20, 2025

Se estanca la implantación de las pulseras de...

mayo 14, 2025

Visitantes en este momento:

677 Usuarios En linea
Usuarios: 294 Invitados,383 Bots

Síguenos en nuestras Redes Sociales

  • Bluesky
  • Mastodon
  • Telegram
  • WhatsApp

Blog: Perspectivas comunistas

Gracias por informarte con nosotros…

Desde el Plantón magisterial en el Zócalo de la CDMX

Rompe el cerco informativo…

Blog de la Columna CORTOCIRCUITOS

Nuestros grupos de difusión

Artículos publicados por mes

Síguenos en Facebook

Artículos por AUTORES

Artículos publicados por FECHA

julio 2025
L M X J V S D
 123456
78910111213
14151617181920
21222324252627
28293031  
« Jun    

Artículos más leídos esta semana

  • 1

    Hacia la estación de Finlandia: Trump como herramienta de la historia

    enero 11, 2025
  • Las barreras del sistema financiero y el sistema de garantías crediticias.

    agosto 3, 2017
  • Los desafíos de la educación popular latinoamericana: aportes desde el Foro Mundial de Educación

    febrero 13, 2016
  • Crece mil 194 mdp cada día la deuda gubernamental en bonos.

    junio 19, 2017
  • 5

    ENCUESTA: ¿Qué tema te gustaría que abordemos en el Programa Educación en la Mira del sábado 22 de junio?

    junio 19, 2024
  • 6

    El 68 mexicano: 2022, 1988

    junio 30, 2025
  • 46 museos y bibliotecas que han digitalizado todo su conocimiento y lo ofrecen gratis en internet.

    febrero 15, 2017
  • 8

    EL AUMENTO DE LA BUROCRATIZACIÓN EN LA PRÁCTICA DOCENTE, UN FENÓMENO SOCIAL QUE PERMEA LO PEDAGÓGICO

    noviembre 22, 2022
  • 9

    Algunos aspectos del problema de la periodización de la lucha de clases

    julio 8, 2025
  • 10

    ¿Es necesario vacunar de la covid-19 a niños y adolescentes?

    mayo 10, 2021
  • 11

    El gobierno argentino no tiene margen para cometer errores

    julio 1, 2021
  • 12

    Crece la cortina de humo por la Covid-19 en América Latina.

    noviembre 14, 2020
  • 13

    AMLO “sigue dando un sinfín de excusas” pero no resuelve el Caso Ayotzinapa, denuncian padres y madres

    marzo 31, 2023
  • 14

    ¡Parar la guerra! ¿Anti-imperialismo o lucha de clases?

    junio 26, 2025

Rolando Revagliatti. Argentina

Raúl Allain. Perú

Juan Antonio Guerrero O. México

Vanesa Monserrat. Argentina

Carolina Vásquez Araya

Ilka Oliva-Corado

Javier Tolcachier

Columna: CORTOCIRCUITOS

Manuel I. Cabezas González

Luis Armando González

Iliana Lo Priore

Jorge Salazar

Adolfo del Ángel Rodríguez

Oswualdo Antonio G.

José Eduardo Celis

Daniel Suárez

Güris J. Fry

Jorge Díaz Piña

Ángel Santiago Villalobos

Andrés Brenner

Alejandra Cortina

José Carlos Buenaventura

Luis Palacios

@2020 - Insurgencia Magisterial

Portal Insurgencia Magisterial
  • Inicio
  • Nosotros/Legal
  • Directorio
  • Alianzas
  • Columnistas
  • Voces que seguimos
  • Calendario de eventos
  • Educooperando
Portal Insurgencia Magisterial
  • Inicio
  • Nosotros/Legal
  • Directorio
  • Alianzas
  • Columnistas
  • Voces que seguimos
  • Calendario de eventos
  • Educooperando
@2020 - Insurgencia Magisterial

Leer también:x

Edomex se sacude con tres feminicidios en...

agosto 3, 2017

Analizar las masculinidades en México.

febrero 25, 2020

Dos mujeres asesinadas cada semana: “¿Qué pasaría...

febrero 21, 2017
Contactanos