Por: Lisbeth Mejía Reyes . 15/05/2025
Familia, amistades y colectivas rindieron un homenaje a la defensora de derechos humanos y feminista Sandra Domínguez Martínez, quien denunció y acompañó a mujeres víctimas de violencia
La Sandunga era una canción muy especial para su familia, pero más para ella porque su padre, Teódulo, la consideraba su sandunga: «Ya estás con él y sabemos que te recibió con mucho amor en el cielo», le decía Kisha ante quienes se reunieron este miércoles en la ciudad de Oaxaca para rendir un homenaje a Sandra Estéfana Domínguez Martínez.
Antes de partir al panteón de San Pedro Ixtlahuaca, sus amigas, amigos, familia, organizaciones, colectivas y toda persona que la conoció y la estimaba le reconocieron su labor y le prometieron que seguirán su lucha, y también que exigirán justicia para ella.
Sandra nació en San Isidro Huayapam Mixe, en el municipio de Santa María Alotepec. Era la abogada y activista ayuuk que acompañó a varias mujeres indígenas en sus denuncias de violencia y en las exigencias de justicia por los feminicidios. Casos como los grupos de WhatsApp Sierra XXX y Mega Peda, que involucran a funcionarios, entre ellos el coordinador de delegados de paz del gobierno estatal, Donato Vargas Jiménez.
Sandra no está más, pero su voz permanece
Sandra fue desaparecida y asesinada junto con su pareja, Alexander Hernández. Desde aquel 4 de octubre de 2024, cuando se les vio por última vez en María Lombardo de Caso, sus hermanas Kisha y Kenia y su madre, Aracely, comenzaron una búsqueda que se extendió por más de 200 días y una lucha que sigue de la mano de la sociedad civil.
Los cuerpos de ambos fueron encontrados el 24 de abril en un rancho en el estado de Veracruz; las autoridades han señalado que fue por nexos que presuntamente tenía Alexander con el crimen organizado, pero para la familia y las organizaciones defensoras de derechos humanos se trata de un crimen de Estado.

«Sandra Estéfana volvió a casa pero no como queríamos. Hoy habita un lugar distinto, uno lleno de paz. Ya cumplió la misión que le fue asignada en esta vida, su voz no se apagará nunca y hoy tiene más fuerza que nunca», dijo Kisha en el homenaje en la funeraria Núñez Banuet, donde desde la tarde del martes fue velado el cuerpo de la defensora de derechos humanos, quien estaba por cumplir en junio 39 años de edad y a quien le sobrevive una hija.
Una a una, las mujeres y colectivas feministas recordaron las luchas en las que participó Sandra, su valentía, sus ganas de vivir, su conexión con su raíz: los pueblos mixes en donde nació y creció, a los que iba para estar con los suyos.
«Hoy quisimos llenarla de flores porque es justamente como merecemos terminar el ciclo de vida. No se valía que nos la quisieran arrebatar de esa manera violenta, inhumana. Hoy te rendimos homenaje, te rendimos honor». Con esas palabras, Yésica Sánchez Maya, de la organización Consorcio, habló de una compañera de lucha.
«Unas te conocieron más, otras menos. Podíamos estar de acuerdo en algunas posiciones, historias, trabajos, pero al final del día todas remábamos contra el patriarcado, todas remamos contra el machismo, contra este sistema autoritario que nos quiere calladitas, sumisas y oprimidas. Y tú, Sandra, alzaste la voz y hoy mereces este cariño, este homenaje, este sentirnos cerca de ti».

«No solamente se fue una compañera de la familia, una hija, una hermana, una mamá. Se fue una tejedora, una constructora, una hacedora», expresó Yésica en el homenaje donde la familia de Sandra leyó una semblanza de la defensora escrita por la periodista Soledad Jarquín Edgar.
La diputada federal Martha Aracely Pérez Martínez, quien denunció a su ex pareja Donato Vargas Jiménez por violencia familiar, describió a Sandra como una luz que la acompañó, que fue sorora sin conocerla y que la animó a alzar la voz.
«Sandra nos dio esa voz a todas las mujeres, Sandra nos animó a denunciar, era una mujer valiente, con ese ímpetu de conseguir justicia. Me animó a hablar, a no quedarme callada y a no ser cómplice silenciosa de un hombre violento como es Donato Vargas Jiménez. Sandra me agarró de la mano, al igual que Yésica (Sánchez Maya), que Flora (Gutiérrez), y me llevaron a tomar la decisión y la palabra de denunciar a este sujeto que violentó a Sandra en el 2020, pero que también estaba violentando a otras mujeres en el 2023».

Entre el dolor afloró también la fortaleza, el agradecimiento de la madre de Sandra a las y los periodistas por abonar para la búsqueda de Sandra. Aunque también el temor por su vida y la de sus hijas en esta lucha por la justicia.
Las flores, las notas del Dios nunca muere, las fotos que la inmortalizaron, consignas, un manto y humo morado, fueron parte de este homenaje con el que despidieron el cuerpo y la lucha feminista de Sandra Domínguez.
Al homenaje siguió una misa, tras la cual el cortejo fúnebre se dirigió en marcha motorizada hacia el panteón de San Pedro Ixtlahuaca, en un camino con reiteradas exigencias de justicia y el grito «¡Sandra no murió, el Estado la mató!
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Fotografía: Oaxaca media