Por: Miguel Ángel Pérez Reynoso. Columna: Márgenes de lo educativo. UPN-Guadalajara. Correo: [email protected] 25/01/2024
La Nueva Escuela Mexicana (NEM), se ha tornado en una propuesta educativa y social cuya intención es romper con los hilos y las propuestas del pasado, dentro de sus componentes estelares están algunos elementos novedosos como la vinculación entre ejes articuladores y campos formativos, los ejes articuladores como una novedad curricular en donde se enfatizan principios de inclusión, de libertad en la perspectiva de género, y el giro decolonial de pensar la educación mirando el aporte latinoamericano y teniendo por último la vinculación con el contexto – territorio.
En el diseño curricular se supera la organización por disciplina y ahora se propone trabajar por proyectos, (de aula, escolares y comunitarios) y por último la organización del trabajo escolar está pensada en dos momentos en el plan sintético y en el plan analítico. A partir de esta propuesta las y los docentes tienen un alto margen de autonomía, se confía en sus saberes prácticos y en la acción, pero también la fusión o vinculación con la comunidad y los saberes socialmente construidos.
Todo lo anterior es una síntesis apresurada de los principios, fundamentos y propuestas de trabajo de la NEM, sin embargo, aun con el avance que ha tenido la NEM cuyas contribuciones son importantes, a partir de definir una nueva concepción del quehacer educativo. Aun con todo lo anterior, existe una serie de asuntos, los cuales podemos definirlos como la agenda pendiente de la NEM, de una serie de puntos que no han sido atendidos o que el punto de atención ha sido sesgado dejando a los actores insatisfechos en cuanto a la respuesta institucional.
La agenda pendiente que se desprende la NEM, está íntimamente relacionada con el trabajo y la tarea de las y los docentes, en todo ello, la NEM no es clara de cómo será el proceso de desmantelar o de deshacerse de las prácticas educativas frentistas o con contenidos neoliberales, para arribar a un estilo de práctica educativa liberadora o emancipadora; esto, como se sabe -a partir de los aportes que vienen de otros lugares-, no se puede lograr en un plazo corto o a lo largo de un sexenio. La dialéctica en el trabajo docente de desaprender lo viejo para aprender lo nuevo, queda desdibujada en el mapa de la NEM.
En este sentido, la agenda pendiente que deja la NEM básicamente está centrada en el trabajo docente pero también, en los tres componentes básicos de la formación docente. Los cuales son:
- Formación inicial,
- Formación permanente y
- Profesionalización del las y los docentes.
Ligado a lo anterior si la NEM aspira a democratizar los diversos espacios de decisión del sistema educativo desde el aula de clase, hasta la estructura nacional del propio sistema, también es importante pensar en democratizar las distintas instancias de organización sindical del magisterio, para garantizar una congruencia entre los distintos componentes del sistema.
La agenda pendiente también está relacionada con el punto más importante de toda iniciativa de reforma, cómo garantizar que la parte declarativa de la NEM se convierta en un entramado de acción y que los principios se vivan consecuentemente en la mayoría de los espacios del sistema.
No solo se trata de construir una nueva utopía pedagógica, también se trata de pensar de cómo dicha utopía se puede convertir en realidad cotidiana. Este es el punto nodal de la agenda pendiente de la NEM.