“La lucha de clases sigue existiendo, pero la mía va ganando“ (W. Buffet).
Sin duda, las políticas del actual régimen seguirán impactando la vida de todos los mexicanos, por lo menos hasta el 2024. Es lógico que sea así debido a que el manejo del presupuesto federal inciden en los salarios y las ganancias de las empresas. El grado y sentido de la afectación, favorables a los que mas riqueza tienen, se han visto ligeramente alteradas a partir del 2018 para disminuir la extrema explotación de la clase trabajadora durante el neoliberalismo. Eso no quiere decir que durante la 4T se alcanzará le equidad entre las clase antagónicas (explotados y explotadores), ni mucho menos.
Ningún gobierno capitalista puede satisfacer las demandas por igual de dichas categorías económicas, al contrario, como fieles encubridores del despojo de la riqueza social, negaron la existencia de dichas clases. Todo el discurso político fue convenientemente estructurado, durante 36 años, con la finalidad de sembrar en el inconsciente de los trabajadores eufemismos de explotados y explotadores, tales como pobre, rico, clase media, alta, triunfadores, perdedores, etcétera. Con ellos lograron confundir convenientemente las causas con los efectos e impidieron la construcción de IDENTIDAD de clase en los asalariados. Ha sido tan efectiva la enajenación que quienes sólo poseen su mano de obra creen que la lucha de clases NO EXISTE. Y además que es el capital el que produce la riqueza.
Sin embargo, la confrontación de CLASES tan real que, incluso, es reconocida como una guerra vigente por los propios gurúes del capitalismo. Por ejemplo, Warren Buffet, uno de los íconos del capitalismo mundial, en 2006 al ser entrevistado por Ben Stein (reportero del New York Times) dijo: Existe una guerra de CLASES; pero es mi clase, la clase de los ricos, que está librando esa guerra, y la estamos ganando.
Resultado del bombardeo mediático a favor de los empresarios, son más quienes además de carecer de IDENTIDAD, califican como trasnochados, perdedores o comunistas a sus compañeros que hablan de ellas. Aceptan sumisamente que los únicos capaces de crear la riqueza son los capitalistas, y que si alguien es pobre, es por culpa propia. Aunque reconocen que la distribución de la riqueza es injusta, no culpan sistema. De ese modo, el capitalismo ha cosificado a quienes venden su trabajo por míseros salarios convirtiéndolos en individuos egóticos, confrontados entre sí. Dispuestos, si acaso, a ser aspirantes a una subcategoría superior en la escala de la sociedad de consumo. dadiva
Ya cebados de codicia, cada trabajador, se pasa la vida aislado intentando convertirse en su propio patrón a la espera de que el sistema de mercado le otorgue aquel trato preferencial que Vicente Fox hizo explícito en junio de 2001 (diario “La Prensa” de Panamá) cuando dijo que su gobierno “era de empresarios, por los empresarios y para los empresarios”. Lamentablemente, el privilegio de la acumulación y concentración de la riqueza seguirán siendo prerrogativas de los ricos, ya que su poder y riqueza crecen proporcionalmente al saqueo, sufrimiento y pobreza de la población. Por eso está en crisis el planeta.
Los datos siguientes fueron tomados del Informe Regional de Desarrollo Humano 2021 publicado a instancias del PNUD ( (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo). Muestran el problema de comento, actualizado.
Con la pandemia (2019-2020) afirma, se vino a reactivar el malestar y la frustración social mediante el incremento de protestas que demandan cambios en la distribución de la riqueza (p.33). Confirma lo que otros organismos han demostrado: que el 1% más rico controla el 28 de los recursos totales y el 10% más alto captó más del 57 % de los ingresos nacionales (México, Brasil y Chile). Asimismo confirma que la concentración del ingreso en estos países es persistentemente alta y/o aumenta en el tiempo y que el 32 por ciento de las personas creen en una combinación entre el voto y la protesta para luchar por la igualdad (p. 156). Por supuesto piden que los ricos paguen más impuestos, exigencia que debido a las estructuras económicas y a la eficiente organización empresarial, es casi imposible sin la protesta masiva, que la clase política grave progresivamente los ingresos más altos.
Se dice que sistema capitalista está en su fase terminal y tal vez sea así, de lo que no hay duda es que la depredación de unos cuanto está acelerando la destrucción de la Naturaleza que sustenta la vida. Por esa razón, se entiende que para salvar al sistema capitalista, además de Warren Buffet, otros grandes magnates proponen que su CLASE debe disminuir sus privilegios. En 2019 las elites del dinero al realizar el Foro Económico Mundial en Davos Suiza, reconocieron la gravedad de las crisis mencionadas, por ser insostenibles. En ese evento propusieron ¡humanizar las empresas! preocupándose por la comunidad y sociedad en general. El fundador del Foro, Klaus Schwab, pidió a los empresarios PAGAR MÁS IMPUESTOS, respetar los derechos humanos y no tolerar la corrupción, entre otras medidas. Tomando en cuenta las ganancias obtenidas (1.6 billones de dólares) por las trasnacionales durante la pandemia y el empeoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores, la conclusión es categórica: todas las propuestas fueron ignoradas.
En las cúpulas empresariales mexicanas es mucho peor porque tienen mecanismos contables sofisticados para evadir impuestos; peor aún, logran que el Estado les haga millonarias devoluciones anuales de gastos fantasmas o falsas donaciones, con el contubernio de “coyotes” y servidores públicos aliados. Poco caso hacen del llamado presidencial de invertir con sentido social, respetar los derechos laborales, racionalizar sus ganancias y combatir la corrupción. Salvo las excepciones de rigor presentes en algunos pequeños y medianos empresarios, para los grandes tiburones aquello de bajar precios, respetar el medio ambiente, pagar salarios justos, PAGAR IMPUESTOS, invertir socialmente y llevar contabilidad transparente, NO forma parte de sus intenciones. ¿Puede AMLO obligarlos?
Aún sin haber obtenido la mayoría calificada (2/3) en el Congreso, el presidente, en lo que resta de su gestión, seguramente intentará reformar la ley hacendaria para evitar la evasión fiscal, pero difícilmente propondrá gravámenes progresivos al ISR. Esto no es posible porque AMLO a pesar de que posee 4 de las 6 fuentes de Poder (Autoridad legítima, recursos humanos, conocimientos, las sanciones (Gene Sharp; “De la Dictadura a la Democracia. Un sistema Conceptual hacia la Liberación”, 2003), las otras dos (recursos materiales y factores psicológicos e ideológicos), están en poder de los poderosos empresarios o los comparte en desventaja.
Las acciones de AMLO obligando a los patrones pagar impuestos y mejores salarios le han granjeado respaldo de los trabajadores, millones de ellos piensan que su desamparo terminó con su arribo al poder. Pero eso puede quedar en mera ilusión temporal si no se obligar a la voraz y corrupta clase EXPLOTADORA cumplir con las leyes. El presidente no ignora que emplear los términos explotadores y explotados, implica ser calificado peyorativamente de “comunista”. Tiene claro que aumentar impuestos a los ricos o gravar la riqueza progresivamente traería inestabilidad política y social debido a la dependencia económica del coloso gringo y ha anticomunismo inducido en gran parte de la sociedad mexicana que por ignorancia o conveniencia niega la existencia de la LUCHA.
Todo indica que los privilegios estructurales seguirán siendo prerrogativas del explotador. El tiempo de los “vencidos” llegará cuando dejen de esperar la Justicia como dádiva y se convenzan que “Las libertades (derechos) no se imploran, se conquistan” (AMLO), reconociendo que la lucha de clases EXISTE y su consecuencia es la brutal concentración de la riqueza social en manos de una elite corrupta y voraz.